Capítulo 2

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- ¡Comenzamos la marcha! - Gritó un oficial de la guardia real.

El rey y la reina, con Jairo a su lado, cabalgaban por el camino hacia la ciudadela gerudo, rodeados de guardias reales formando un círculo protector. La reina Zelda iba hablando con Jairo sobre el clan yiga y sus nuevos activos. Jairo le contó lo que había descubierto en una misióno de espionaje encargada por Impa, y la reina empezó a meditarlo. Que el clan yiga hubiera reclutado monstruos tras la caída de Ganondorf era normal, pero que intentaran robar tecnología zonnan y que construyeran puestos de avanzada en el subsuelo era preocupante.

Tras esto comenzaron a hablar de los nuevos avances en tecnología sheikah, como la construcción de nuevas atalayas. Mientras charlaban, un arquero yiga escondido en un árbol disparó una flecha hacia la reina Zelda, que a punto de impactar y matarla, fue detenida por la espada del vigilante de Jairo.

- ¡Emboscada! - Gritó Link desenvainando la Espada Maestra.

Toda la guardia real se colocó en posición defensiva para proteger a los reyes, mientras que Jairo dio un salto prodigioso desde su caballo y golpeó con el mango de la espada al yiga, que quedó inconsciente.

- Arquero neutralizado, majestad.

- Rastread la zona por si hay más - ordenó Link a la guardia real.

- ¡Ya le habéis oído, zopencos! - Gritó un oficial.

- Trae al yiga, Jairo - dijo la reina Zelda.

Lo cargó sobre sus hombros y lo llevó hacia la reina, que con sus poderes divinos bloqueó sus habilidades y lo ataron a un árbol. Cuando despertó, intentó desaparecer, pero no pudo hacerlo por el sello divino de Zelda. Al verlo los reyes y Jairo fueron a interrogarle, si bien no abrió la boca. Jairo les hizo una seña para que se apartaran, y sacó una máscara de la verdad. El yiga, consciente de lo que esa máscara podía hacerle, se revolvió e intentó escapar, pero Link le señaló con la Espada Maestra y se quedó quieto. Jairo se puso la máscara, que empezó a brillar, y miró fijamente al yiga, mientras que extendía sus manos hacia él. En sus palmas empezó a aparecer el símbolo sheikah brillando, y el yiga se quedó inconsciente. Jairo se retiró la máscara y habló a los reyes.

- Este yiga se llama Rogg, tiene 27 años, es un oficial de alto rango, es el mejor tirador del clan, al que le han encargado matarles, majestades. Ha venido solo, pero tiene varios metros más adelante un regimiento de 4 miembros y un oficial.

- De acuerdo, tendremos que ir por otro camino. ¿Qué hacemos con el yiga? - Dijo Zelda.

- Mandaré dos guardias reales para que le lleven al calabozo del castillo - resolvió Link. - ¡Reanudamos la marcha!

Pararon al anochecer en una posta que estaba a medio camino, en la que solo Jairo, Link y Zelda  se hospedaron. La guardia real acampó a un lado de la posta. Mientras Zelda comía, Link y Jairo entrenaban el manejo de la espada enfrentándose el uno al otro. Uno estocada de Link con la Espada Maestra desestabilizó a Jairo, que dio un salto hacia atrás para embestir con una serie de tajos que Link bloqueó con habilidad. Terminaron el enfrentamiento dejándolo en tablas, si bien acordaron volver a combatir algún día.

- Tendremos que continuar otro día - dijo Link observando a Zelda que les hacía señas para que fueran a comer.

- Al próximo te ganaré.

- Ya veremos...

Se sentaron junto a Zelda, que les preguntó:

- Me he dado cuenta de que os tratáis de una manera muy informal, ¿desde cuando os conocéis?

- Harán por lo menos 10 años, cariño. Cuando llegué a Kakariko él ya era aprendiz de Impa, así que nos conocimos y nos hicimos amigos rápidamente. De hecho, más tarde, me ayudó a matar un centaleón blanco que acechaba la aldea.

- Curiosa historia, la verdad.

- Lo que me lleva a pensar... ¿Cómo está Paya? ¿Ha superado ya que me casara con Zelda?

- La verdad, está bien. Ha retomado su vida correctamente, he incluso ha estado saliendo con Tauro, ya sabes, el arqueólogo zonnan.

- ¡Ah, sí! Curioso tipo...

Estuvieron hablando un rato más sobre sus aventuras pasadas, hasta que decidieron irse a dormir. Link y Zelda se retiraron a su habitación, mientras que Jairo se quedó de guardia. A la mañana siguiente, llegaron a los límites del desierto gerudo, en los que 8 guardias les recibieron surfeando con morsas del desierto.

- ¡Saludos, majestades!

- Muy buenos días.

- Esperen un momento y enseguida llegará su transporte.

Una hora después llegó un moldora remolcando un carro real, y las gerudo dieron indicaciones de que se sentaran. 

- Os estaremos escoltándoos en todo momento, majestades.

El trayecto, fue muy tranquilo, pudieron disfrutar del paisaje, y Zelda le explicó la cultura gerudo Jairo.

- Entonces, si solo pueden entrar mujeres, ¿qué haremos los hombres?

- Bajo circunstancias especiales, como la visita de la Familia Real de Hyrule y sus allegados, por ejemplo.

- Ah.

Unos minutos después, llegaron a la ciudadela gerudo.

- Bienvenidos a nuestra próspera ciudadela - anunció una de las gerudo que las escoltaban.

Protector Real (The legend of zelda)Where stories live. Discover now