12. Cena de navidad con los suegros

3.7K 317 17
                                    

12. Cena de navidad con los suegros

Marco Ricci

—Lía, ¿no se supone que debías estar descansando? —en cuanto entramos a Forno di Pedra, Adonis le frunció el ceño a su mujer embarazada, que estaba de espaldas a nosotros mientras limpiaba una mesa. 

—Creo que se equivoca, señor, yo no conozco a ninguna Lía —murmuró, aún de espaldas a nosotros. 

Ella decidió quedarse con Forno di Pedra cuando después de todo el drama que hubo con México. La ayudó a recuperarse estar ocupada. 

—Reconocería tu culo en cualquier sitio, rubia. 

—¡Adonis! —se giró a mirarlo, frunciéndole el ceño y con las mejillas sonrojadas. Escuché a mi hermano mediano carcajearse. 

—No. Dijiste que ibas a descansar. Estás embarazada de ocho meses, y de mellizos. 

—¿Mellizos? —me susurró Diana— Que putada. 

Reí entre dientes, dejando que nuestras manos se rozaran por la cercanía que había entre nosotros. 

—Sentaos, ahora os atendemos. 

—No, tú te sientas también —regañó Adonis—. ¿Dónde está Maggie? 

El rubio buscó por todo el restaurante, hasta que encontró a la chica castaña que había entrado a trabajar como camarera para pagarse los estudios hace un par de meses. 

—¡Maggie! 

La castaña se acercó a nosotros con prisa, sonriendo al vernos. 

—Hey, chicos, hacía mucho que no os pasabais —comentó—. ¿Qué ocurre?

—No la dejes trabajar —señaló—. Está embarazada. 

—Todo el mundo lo ha notado, Adonis —ironizó la rubia.

Ellos siguieron discutiendo, pero me centré en mirar a Diana que observaba la situación con una sonrisa divertida. Su sonrisa era tan bonita, era suave y ligera, y se mostraba todo el tiempo. 

Demonios, no quería despegarme de ella. Quería besarla, tocarla, una y otra vez, hasta que nuestro tiempo de vida se acabara. 

La conocí por primera vez hace cuatro meses, y desde el puto primer momento quise besarla. Obviamente, no iba a hacerlo, no soy esa clase de chico, aunque a veces me pregunto qué habría sucedido si hubiese aceptado su propuesta de pasar un buen rato aquella primera noche.

Tal vez hoy no estaríamos aquí.

—Marco —un tirón en mi mano me hizo reaccionar, viendo como Diana, mi caos favorito, me estiraba—. Vamos a sentarnos. 

Asentí, dejando que ella me llevara de la mano. Cuando todos llegamos a la mesa, me soltó y maldije mentalmente. ¿Por qué me soltaba? No quería que me soltara. 

—Cuatro cervezas y un café expreso —pidió Massimo a Maggie—. ¿Tú qué quieres, Lía?

La rubia resopló, aparentemente Adonis había conseguido que dejara de trabajar. 

—Una botella de agua. 

—En seguida os lo traigo. 

—¿Podrás tú sola? —la rubia se apresuró a preguntar— ¿Estás segura de que no necesitas mi ayuda?

—Te queda un mes de embarazo, jefa, creo que podré con ello —le guiñó un ojo, como si nadie aquí supiera que Lía iba a escaparse más veces. 

Velocità (Mafia Italiana #4)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें