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11.

Nueva versión del capítulo 11! 💕✨

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Ahora si... ¡Disfruten!

Kevin:

No podía estar más jodido como lo estoy hoy. Me duele todo el cuerpo, tengo náuseas y fiebre alta. Probablemente se me pase pronto, pero sigue siendo una tortura.
No puedo entender porque mi madre decidió venir al hospital. No iban a ayudarme en nada.

Eran más seis de la mañana y estaba obligado a estar ahí, con sueño y con ganas de matarme.

Aún estando enfermo me preocupa también Caleb allá afuera.
No puedo creer que esté esperando. Es un imbécil.

Debe tener sueño y debe estar preocupado. No importa cuánto de pedí que se fuera y le traté de decir que yo iba a estar bien, no quiso irse. Es muy terco.

—¿Paracetamol? No mames Ma, te dije —murmuré molesto.

Ella me da un leve codazo y sonríe.

—Muchas gracias. —Me voltea a mirar—, Ven, te ayudo, vámonos.

Suspiro y me apoyo de ella para no caerme de cara y darle un buen beso al suelo.

—No seas tan imprudente —masculla. Cierra la puerta del consultorio detrás de ella y me mira—, es más que obvio que no iban a hacer nada, pero prefiero asegurarme de que estés bien.

—Solo agarré un leve resfriado, nada nuevo. Solo exageras.

Recibo un pellizco en mi brazo por mis palabras.

—Hasta enfermo me caes mal.

Ruedo los ojos.

No tardamos mucho en salir. La mirada cansada de Caleb se encuentra con la mía y me mira preocupado.

—¿Estás bien? —me toma en sus brazos. Me apoyo en él y asiento con la cabeza.

—¿Qué si yo estoy bien? Lo estaré pronto, pero tú deberías irte a descansar Caleb.

El niega con la cabeza y toca mi frente con su mano apartando el cabello que está ahí.

—No me iré, no cuando estás así… No puedo dejarte solo —me mira por unos segundos y sonríe levemente.

—No soy un niño.

—Lo sé, solo te cuido de ti mismo y de tu estupidez —suelta una pequeña risa—. Hasta una pequeña brisa te afecta y no puedo dejar que te me vayas. No te librarás de mi tan fácil, si te vas te sigo, así de fácil, lindo.

—No seas un imbécil —le doy un pequeño golpe. Mis fuerzas no me permiten golpearlo como quiero.

Sonríe y me besa la frente.

«Alguien que le quite esa sonrisita hermosa»

«¿Qué? Ay no, no pensé eso, me mato, ojala me lleven pronto»

—Bien, vamos —aferra su agarre en mi cintura.

Me sostengo de él y frunzo el ceño por los mareos.

—¿Quieres que te cargue? —me pregunta.

Niego con la cabeza. Me apoyo un poco más en él y suspiro.