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Lando
Es cobarde. Lo sé. Pero no puedo ver cómo se va. No sé si lo soportaría, pero sé que es la decisión correcta.

Estoy en casa de mis papás en lo que Max me manda mensaje avisando que ella ya se fue. Estoy en la sala cambiando los canales, aunque realmente no sé si lo hago porque no hay nada bueno en la televisión o porque mi mente no se puede concentrar en otra cosa que no sea la sensación de que siento que pedirle a Madison un tiempo está mal, a pesar de que siento que es lo que necesitamos. Detengo el cambio de canales en Sky Sports en donde hablan sobre la carrera de ayer y la preparación a este fin de semana.

Mi hermana Flo se sienta a mi lado y se me queda viendo hasta que yo despego los ojos de la pantalla. 

—¿Qué?—cuestiono algo incómodo por la situación. 

—¿Qué pasó Lando? 

—¿Qué pasó con qué Flo?—vuelvo a preguntar tratando de omitir el elefante en la habitación. 

—¿Es en serio? —cuestiona con notable escepticismo. 

—¿Qué?—pregunto riéndome de su actitud. 

Mi hermana toma el cojín que se encuentra a su lado y comienza a golpearme con bastante fuerza con él. 

—¡Con Madison!, ¿Crees que soy estúpida? 

—¡OUH! ¡Ya Flo!, ¡Me lastimas!

Logro quitarle de las manos el cojín y lo pongo en alto para que ella no pueda volver a tomarlo. 

—¿Qué te pasa? 

—¿Qué les pasó?, ¿Por qué no estuviste con ella?, ¿Por qué le pediste que se fuera? 

—Cosas de adultos Flo, no creo que lo entenderías. 

—Puede ser que no lo entienda Lando, pero si algo entiendo es que te diste por vencido y eres tan cobarde para aceptarlo que ni si quiera eres capaz de estar ahí para ver cómo se va. 

—No tienes ni la menor idea de lo que hablas Flo, mejor vete a jugar con tus caballos. 

Mi hermana se levanta de su lugar en el sillón y aplaude lentamente. 

—Felicidades Lando, no me puedo imaginar porque terminaron. Pero si puedo decirte que Madison tomó la decisión correcta al alejarse de un cretino como tu. 

No me toma más de dos segundos darme cuenta de lo herida que hice sentir a mi hermana. 

—¡Flo!, No yo no quería...

—¡Déjalo así Lando—me grita azotando la puerta que nos lleva a las caballerizas. 

Suelto un grito de frustración y me vuelvo a aventar sobre el sillón. Mi celular suena a mi lado en sillón y lo prendo para encontrarme con la notificación que tanto esperaba. 

Max: Se acaba de ir, ya puedes venir. 

Decido no contestarle nada y me levanto del sillón para apagar la televisión y regresar a mi casa. El camino de casa de mis papás hacia mi hogar fue bastante tedioso, todas las canciones de mi Spotify me recordaban a Madison y recorrer este mismo camino sin ella cantando a mi lado lo hacía aún más difícil el camino hacia mi casa. 

Después de dos horas manejando, estaciono mi McLaren negro frente a la puerta principal y entro dejando el paraguas en el pórtico para no meter agua dentro de la casa. Al abrir la puerta me quito los zapatos y camino hacia el plato en el que dejo las llaves, en este me encuentro las llaves de Madison y las tomo entre mis manos al ver que dejo en ellas todos los llaveros que compró cuando viajaba conmigo. 

Speed [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora