ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 26

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Furia.

𓏲      ˖        .     ˖ ࣪⭑      ˖ ٬    ุ๋

Natalie.

La película de terror que se esta reproduciendo ni siquiera esta captando mi atención, no mientras tenga a un dios a mi lado. Mis hormonas están tan alteradas que estoy por irme encima suyo y pedirle que me folle toda la noche.

Pero me da vergüenza tan solo pensar que podría llegar a ese extremo.

Aedion no es una persona que se ponga caliente tan seguido, inclusive me ha rechazado en algunas ocasiones y sé bien que no es por mi apariencia, digo...no me creo lo mejor en el planeta tierra pero si que sé reconocer que soy muy bonita y que tengo un cuerpo lindo.

Me ha costado mucho llegar tener este aspecto físico.

—Ya quiero dormir —dice en un suspiro y noto como se pone más cómodo en el sofá.

Ya nos hemos ido de casa de los Franco, pero aún así me rehúso a dejarlo dormir en un lugar tan incómodo como lo es el sillón.

—Vamos a la cama —le propongo, claramente con otras intensiones.

Me mira de reojo por un segundo y luego se muerde el labio inferior, pero no de una manera seductora, sino como si estuviera pensándolo.

—Tengo trabajo —echa la cabeza hacia atrás y ahora la que se muerde el labio soy yo al ver su bonito perfil.

—Solo será un rato, además, nunca descansas —me quejo.

—Ya estuve contigo un rato, pero no significa que dormiré contigo aquí —se pone de pie.

—¿Por qué no? ¿Que hay de diferencia en dormir en otro lado a dormir conmigo? —el corazón se me comienza a acelerar.

Toma su chaqueta y me mira con una de esas miradas duras. Esos gestos a veces me recuerdan a Angeline, y las odio, porque me hacen sentir de la misma manera.

—No quiero vivir con nadie, Natalie, no quiero dormir con nadie por las noches porque eso te haría tener más dependencia hacia mi, lo cual es un grave error.

—¿Y que si lo es? —me pongo de pie y me le planto enfrente—. Yo te amo y tu a mi, ¿no?...—su silencio me cala en los huesos—. ¿no es así?...—vuelvo a repetir pero no hay respuesta de su parte.

Tranquila, no lo presiones...

Su celular vibra en el bolsillo de su pantalón y lo saca para responder, mientras responde no puedo evitar sentirme con un hueco en el pecho por la decepción.

—¿Donde está? —su tono se vuelve fuerte, firme, como si algo le hubiese molestado demasiado.

—¿Que pasa? —le pregunto.

La angustia comienza a tomar riendas en mi cuerpo al verlo de esta manera. Aedion no se pone así por cualquier cosa.

—Te veré allá —termina la llamada y comienza a caminar hacia la salida.

—¡Espera! ¿te vas a ir sin más? —le pregunto, siguiéndolo hasta la puerta principal—. Dime que es lo que sucede, Aedion.

—No tengo tiempo para esto ahora, Natalie, tengo problemas que solucionar ahora —responde tajante y luego sale.

FATAL. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora