ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 24

17.9K 1.1K 668
                                    

Sueños.

𓏲      ˖        .     ˖ ࣪⭑      ˖ ٬    ุ๋

Maratón 1/2.

Angeline.

Corro por un pasillo oscuro, descalza y totalmente desnuda. El piso salpica agua cada vez que doy un paso, y por más que avanzo y avanzo parece que el pasillo no tiene un final.

Siento una presión en el pecho, estoy llena de angustia y de pánico, pero no se de que estoy huyendo. Mi respiración es agitada y la vista se me comienza a nublar por alguna razón. Puedo escuchar los latidos de mi corazón en mi cabeza y mis músculos tensarse por el esfuerzo que estoy haciendo por seguir de pie.

No se porque no encuentro la salida...

Las piernas se me doblan y caigo de rodillas al suelo, volteo hacia atrás y puedo ver la silueta de un hombre acercándose a paso veloz hacia mi. Mi respiración se acelera todavía más y comienzo a soltar sollozos por el miedo. Mis manos tocan algo frío y al mirarlas me doy cuenta del rojo carmesí que hay en ellas, mi mirada va más abajo y se fija en toda la sangre que esta escurriendo por en medio de mis piernas.

«Esto es culpa tuya» «No debiste embarazarte jamás» «Ni para esto sirves».

Mil pensamientos me cruzan por la mente, todas recriminándome lo idiota que soy por permitir que me hicieran daño.

La escena es tan horrible que sin poder evitarlo me pongo a llorar cuando una mezcla de angustia, remordimiento, tristeza y decepción me atraviesa entera.

Siento la presencia de alguien a mi espalda y luego unas manos tomarme por la espalda...

Abro los ojos y mis oídos comienzan a escuchar con claridad la voz de Aedion.

—Solo es una pesadilla, Liebe...—murmura junto a mi, llevándome a su pecho y estrujándome con fuerza.

Entonces puedo escuchar mi llanto y puedo sentir las lágrimas escurriendo por mis mejillas.

El dolor en mi pecho es indescriptible y lo que tiendo a hacer es aferrarme al pecho de Aedion con fuerza, tanta fuerza que hasta le encajo las uñas en la piel.

Mi llanto es desgarrador y no puedo controlarlo aunque trate de hacerlo, así que hundo la cabeza en donde puedo para ahogar así todos mis sollozos.

—Tranquila, yo estoy aquí —no deja de repetírmelo en voz baja—. Aquí me tienes...

Mi dolor se esparce a todo mi cuerpo y me siento temblar, como si tuviese demasiado frío; se me erizan los vellos de la piel y mis dientes titiritean un poco.

Aedion se pega a la cabecera, pasa una de mis piernas alrededor de él y me hace quedar ahorcadas. Toma la cobija y nos tapa por completo.

—Estas a salvo —repite.

Me pega a él para que mi pecho toque el suyo y hace que mi frente toque la suya.

—Cuéntame lo que has soñado.

Acaricia mi cabello y mi espalda con cariño. Quiero contarle pero las palabras se me atascan en la garganta, sin embargo no insiste, sé que sabe lo que significa mi silencio.

Mi llanto se va calmando poco a poco y cuando estoy un poco más tranquila, se quita la cobija de encima y a mi me cubre con ella como si fuera el hábito de una virgen; solo dejando mi rostro destapado. Una sonrisa se forma en su rostro y se que se burla de mí.

FATAL. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora