ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 17

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Indiferente.

Antes de la fiesta sorpresa.

𓏲      ˖        .     ˖ ࣪⭑      ˖ ٬    ุ๋

Aedion.

El clima de Italia me asfixia.

El clima frío me recibió en la mañana y conforme fueron pasando las horas se volvió más cálido. Es cansado tener que cargar casi con dos mudas todo el tiempo. Me quito la chaqueta y la aviento a la parte trasera del auto, bajo y camino hacia la entrada de mi mansión.

—Buen día —saluda Becka cuando cruzo el umbral.

La he traído conmigo, solo porque iba a necesitar de ella durante estas semanas que estaré hospedado aquí. Ella conoce al pie de la letra todo lo que tiene que hacer, lo cual me quita un peso de encima.

—¿Natalie está aquí? —pregunto.

—Así es —responde—. Está arriba en su habitación.

Sigo mi camino; subo las escaleras y camino por el largo pasillo hasta dar con su puerta. Abro sin tocar y la veo arreglándose el cabello frente al tocador; sus rizos dorados caen como cascada sobre su espalda. «Rizos dorados» no puedo evitar sentir un vacío al ver ese cabello claro.

Me gusta, pero no se compara con el cabello color noche.

—Hola, osito —saluda al verme y se pone de pie.

Se acerca a mi para darme un beso, el cual correspondo solo por un par de segundos y luego me alejo. Tiene la cara maquillada y se ve muy bonita, pero nuevamente siento un vacío al no encontrar eso que busco.

Natalie ha sido mi pareja desde hace un tiempo. Cuando la conocí —en una discoteca de Italia— pasamos la noche juntos, ella estaba ebria y yo también lo estaba. Nunca llegue a imaginar que ella fuese la casi prometida de Damien Franco (aunque he de admitir que aunque lo supiera igual me la hubiese follado). Luego de un tiempo se supo la verdad y ya tenía a la Mafia Rosa queriendo volarme la cabeza, ¿y que fue lo que hice? tome a la chica y la hice mi novia por un tiempo, solo para restregarle a los demás en la cara que todas sus amenazas me valían una mierda.

En ese entonces Natalie era muy diferente a cómo lo es ahora: era narcisista, irritante y muy charlatana. No la soportaba en lo absoluto, así que corte toda conexión con ella, sin embargo, luego de volvérmela a encontrar me di cuenta de que había cambiado bastante. Ya no era tan irritante y egocéntrica, ahora se había calmado y era más sensata, aunque igual eso de ser charlatana no se le quitó demasiado.

—¿Que tal va tu día? —inquiere, con una sonrisa.

No voy a negar que me ha servido mucho su compañía, ella ha sido quien me ha sacado adelante luego de lo ocurrido con la pelinegra. La aprecio. Aunque estoy seguro de que el cariño que siento hacia ella no se comparará jamás a lo que una vez sentí hace tres años, pero sirve de algo por lo menos.

—Bien.

—¿Ya has almorzado? —pregunta.

—No —la hago a un lado—. Iré a comer en un rato con un cliente de Positano.

FATAL. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora