8. Solo aferrate un poco más

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Es tarde cuando Mark despierta en aquella gran cama. Puede sentir la seda de las sabanas mostaza, las almohadas de pluma pero no el calor de Donghyuck a su lado.

Desorientado. Mark busca al menor en la habitación. Los recuerdos de la noche anterior lo golpean como una ráfaga de viento y sonríe para si mismo cuando puede sentir la textura de los labios de Donghyuck sobre los suyos. Adora poder saborearlo aun si habían pasado horas del suceso.

Pronto mira aquella mesa de noche con un papel y una descuidada caligrafía en su interior. "Mark. Tengo que irme. Lo siento. Por favor disfruta del viaje. Cuídate..."

Mark finalmente entiende lo que es ser abandonado. Está molesto y confundido. No sabe que emoción predomina, pero su teléfono ya está buscando el contacto de Donghyuck porque saber que no está allí era peor que ambos juntos.

Repica la primera vez, la segunda. Y en la tercera lo envía directo al buzón de voz. Mark puede oír la puerta de su propia habitación abrirse y corre directo a la entrada.

—¡Sorpresa!—exclama Chenle con sus maletas en mano, Mark no puede ocultar su decepción—No puede ser. Fue exactamente la misma reacción de Donghyuck.

Chenle camina a la cama individual que está perfectamente tendida y deja su maleta a un lado. Mark tiene que fruncir el ceño para escuchar en su cabeza como si fuera un bucle lo que el menor había dicho.

—¿Viste a Donghyuck? ¿Dónde?

Chenle sonríe extrañado. Rasca un poco su nuca y ladea su cabeza al responder.

—Mm, creo que iba camino a la playa. ¿Por qué tenía su maleta?

Mark toma sus sandalias y de forma despreocupada se las coloca. Aun tenía la pijama, los dientes sin lavar y el rostro de recién levantado, pero corre y pasa a las afuera del resort para buscar esa playa que el primer día había tocado sus pies. El sol estaba en su máximo punto, pero ni siquiera eso frenaba su camino. Cuando llega lo primero que puede ver es la pequeña figura de Donghyuck sentada en la arena, su maleta estaba de pie a su lado y la brisa caliente movía sus cabellos.

Mark exhala un poco de aire aliviado y a paso lento se acerca al menor. Este seguía mirando el mar aunque era obvia la presencia del mayor por como sonaban sus pies chocando contra la arena húmeda detrás de sí.

—¿En serio planeabas irte después de anoche?—pregunta Mark. Toma asiento en su lado libre y Donghyuck lleva su mano a su cabeza avergonzado.

—No lo entiendes.

La mirada de Donghyuck tiene profundas ojeras y Mark puede intuir que no ha dormido. Toma su mentón, evitando que corte nuevamente el contacto visual.

—Explícame—pide—Es decir, anoche fue lindo estar contigo. Y... en realidad, Donghyuck creo que estoy empezando a sentir algo por ti.

Donghyuck se deshace del agarre de Mark y niega una, dos, cinco veces. Niega con tanta vehemencia que Mark se siente un poco herido. Donghyuck pasa su mano por sus cabellos desesperado y sorbe su nariz que en algún momento se había aguado.

—No te atrevas a decir eso—se regresa a Mark—No lo digas porque no lo sientes. No lo digas porque no es verdad. Mark esto para ti es solo un calor del momento. Me refiero, somos lo únicos dos en un hotel de lujo, han sido años desde la ultima vez que nos vimos. Y la nostalgia te hace decir cosas que realmente no piensas. Podría haber sido lo mismo si alguien más estuviera en mi lugar.

Mark niega. Donghyuck parece tan seguro, que no mira más al canadiense, en cambio parece rodar los ojos, como si fuera una broma y fuera imposible el suceso.

Viaje para DOS | Markhyuck Where stories live. Discover now