6. Si lo quieres, es tuyo

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Su caminata se había extendido a una hora continua hasta que la luz de un coche en la oscuridad los resplandece. Los guías a cargo, habían estado buscándolos por tanto tiempo que Mark está seguro que temieron perder sus trabajos en algún punto.

Ahora están camino al hotel, con una toalla para cada uno en todo el viaje. Donghyuck baja una vez llegan y no se inmuta en voltear a ver al mayor cuando entra a la habitación. Mark es el primero en entrar al baño. Se ducha frotándose tan fuerte como si así fuera a borrar los recuerdos de ese día.

El agua caliente cae en su espalda y no sabe cómo salir a darle la cara a Donghyuck. No sabe si está molesto, incómodo o todo a la vez.

Es reflexivo su tiempo allí cuando cuestiona sus propios sentimientos. Mark se odia a si mismo pues todo lo que puede hacer al cerrar los ojos es pensar en Donghyuck. Suspira de la forma más agotadora posible y cierra la llave.

Una vez está en su pijama, le da luz verde a Donghyuck para que se duche. Este pasa sin si quiera mirarlo y Mark no puede evitar sentirse la peor mierda.

—Donghyuck lo siento—dice en voz alta cuando el menor cierra la puerta—No debí suponer que era mutuo. Yo... fui un tonto.

La llave de la ducha se abre. Mark exhala rendido y se tira en la cama cuando sabe que no recibirá respuesta. Pasa poco tiempo cuando Donghyuck sale de la ducha. El secador está encendido y se escucha por toda la habitación al despertar a Mark de su mini siesta.

Donghyuck sale finalmente del baño y Mark puede ver sus movimientos lentos hasta su cama. Se sienta sobre esta, cruza sus piernas y Mark tiene que tragar saliva cuando sus ojos lo ven directamente.

—Mira, no haré gran drama sobre esto—comienza, cerrando en puños la sabanas entre sus dedos—Fue una lluvia de emociones lo de hoy. Nos peleamos, caíamos al agua. Yo... lo entiendo.

Mark puede ver ese semblante incómodo de Donghyuck. Está nervioso y mira hacia abajo cada vez que puede, evitando el contacto visual por más de dos segundos. Mark se sienta a su lado y Donghyuck parece inmóvil cuando el colchón se hunde.

—Aún si eso es cierto, no me gustaría que las cosas fueran incomodas entre nosotros—admite Mark, toma sus propias manos y ve estas antes de continuar—Está tarde... fui egoísta al acercarme a ti.

—Estás haciéndolo más incómodo.

Mark puede ver las pestañas de Donghyuck luchando por permanecer cerradas aún en su posición cabizbaja. Y Mark se siente fatal pero esa tarde lo recorrió una sensación tan fuerte que no piensa obviar.

—Entonces diré lo que siento. Es decir, sé que está mal incluso decirte esto porque no es una excusa, pero eres demasiado hermoso, Donghyuck. No lo entiendes, porque yo tampoco lo sé. Pero haces que quiera tenerte junto a mi.

Donghyuck alza su mirada, es brillante y conmovida. Cierra los ojos nuevamente antes de negar, Mark sabe que está repitiendo cada palabra en su mente y lucha en su interior por saber que hacer. Pero el cuerpo de Donghyuck cae en el muslo contrario y es demasiado tarde para lo siguiente.

—¿Por qué dices las palabras correctas en el momento equivocado?—responde, tomando aire antes de fundir sus dedos en el cabello ajeno. Es torpe y desordenado cuando los labios de Donghyuck tocan los suyos, siendo necesitados desde un primer momento. Mark es quien tarda un poco en cerrar los ojos, siguiendo el ritmo acelerado que el menor impuso sobre su boca.

Las manos de Mark paran al cuello de Donghyuck, buscando sentir más de cerca los labios sedientos que el menor le estaba tendiendo. Son suaves como imagino, juguetones como la misma personalidad de Donghyuck cuando muerden el labio inferior de Mark.

—¿Sabes lo mierda que me hiciste sentir todo el camino?—Mark es el primero en hablar entre los besos desenfrenados que Donghyuck reparte. Ahora no había manera en que pueda decir que no lo deseaba también. Donghyuck deja reposar su frente junto a la de Mark y recupera el aire perdido.

—Créeme. Este será mi mayor arrepentimiento—Donghyuck quiere decir algo más, pero Mark se adelanta a tomar sus labios. Sus manos pican por tener a Donghyuck cerca, toma los muslos del menor y los deja caer con facilidad sobre su regazo. Sin decoro posa sus manos en el trasero de Donghyuck, acariciando y a amasando como si hubiera estado allí mil veces antes, como si le hubiese pertenecido desde un comienzo y por ello sus dedos se adentraban a la perfección en los hoyuelos de su espalda baja.

—Entonces... debe ser uno bueno—responde cuando su lengua entra sin permiso a la boca mentolada de Donghyuck. Puede sentir la lengua aguda del menor dejarlo casi sin aire, succionando y lamiendo a su gusto. Donghyuck lleva sus labios al cuello de Mark sintiendo su aroma recién bañado y cada vena que le pide a gritos ser besada. Donghyuck es tan desesperado contra su cuerpo que ha comenzando a nublar el buen juicio de Mark cuando un jadeo escapa de sus labios directo a su oído—No hagas eso, no traigo protección.

Donghyuck suelta una pequeña risa. Echando su cabeza hacia atrás con cada una de sus piernas sobre el mayor. La tela fina de su pijama no deja mucho a la imaginación por lo que el crecimiento bajo su trasero no pasa desapercibido.

—No te preocupes, no lo hago con personas no tan cercanas a mi.

Mark rueda los ojos con esa sonrisa que imploraba que perdonara sus palabras del pasado. Toma la barbilla de Donghyuck y observa una vez más su sonrisa juguetona. Ahora a la luz, todos los lunares eran visibles y Mark quería besar cada unos de ellos.

—¿Por qué nunca te dije lo hermoso que eras antes?—dice, reclamando a su yo del pasado de forma inconsciente. Donghyuck deja caer su sonrisa y toma a Mark entre sus brazo para dejar su mentón justo en la unión entre su cuello y su hombro.

La respiración tranquila de Donghyuck hace cosquillas en sus cabellos. Buscando más cercanía, Mark corresponde el abrazo sintiendo un calor punzante extendiéndose por su cuerpo de pronto al tenerlo contra su pecho.

—¿Podemos simplemente quedarnos así?—pide Donghyuck, cerrando los ojos cuando Mark asiente. El tiempo pasó a segundo plano, los minutos eran invisibles y era casi como si se hubiera congelado el reloj. Puede jurar que no sabe cuánto estuvieron en aquella posición.

Pero es cerca de media noche cuando Mark apaga la luz. Donghyuck ahora está bajo su pecho con las sábanas entre sus piernas dibujando figuras imaginarias en el hombro de Mark. El ventanal está abierto y el cálido viento de playa es ideal para el sentimiento de sosiego que lo inunda.

Que Donghyuck esté entre sus brazos no estuvo entre los planes de Mark cuando se enteró que solo ellos volarían. Primero creyó que Donghyuck huiría antes de pasar el día con él, después considero que si lo hacía no era tan mala idea sin embargo. Y por último, se vio a si mismo mencionando todas las cosas que hacen a Donghyuck especial.

Su cabeza aún es confusa sobre sus propios pensamientos, lo que hace más fácil apuntar lo obvio cuando tiene a Donghyuck cerca. El brillo en sus ojos, su dulce sonrisa. No es complicado confesarlo porque siempre lo ha pensado. Aunque es diferente, porque ahora lo golpea y ruboriza a sus mejillas cuando está tan próximo que su belleza lo intimida.

—Haces difícil poder concentrarme...—admite, sintiendo sus ojos pesados.

Donghyuck rie y deposita un suave beso en sus labios. Suspira cuando Mark dice las palabras que habían rondado en su cabeza la última hora. Toma su mano y la acaricia, entrelazando sus dedos con los del mayor cuando este se duerme.

—Haces difícil poder avanzar.

...
holaa espero les esté gustando la historia, por fa déjamelo saber con tus comentarios, disfruto leerlos <3 nos vemos!!

Viaje para DOS | Markhyuck Where stories live. Discover now