7. Recordar es vivir

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Es tarde en la noche cuando Jeno pasa por Donghyuck. La música de su coche es audible aun si sigue dentro de casa por lo que corre a toda prisa antes de que despierte a toda la cuadra. Donghyuck se sienta en el asiento trasero y abrocha el cinturón de seguridad de forma descuidada.

—¿Quieres que llamen a la policía? Me meterás en problemas—dice, haciéndole señas a Chenle en el puesto de copiloto para que baje el volumen.

—He estado menos de cinco minutos, Donghyuck. Deja de ser quejica.

Jeno toma la autopista cuando deciden subir un poco de la música que Donghyuck bajó. Chenle termina de teclear en su teléfono y sonríe de forma coqueta para si mismo.

—¿Por qué estás sonriendo de esa forma?—pregunta el moreno mirándolo desde el espejo frente a él—¿Alguien te espera en aquella fiesta?

Chenle entrecierra los ojos, sabe las intensiones de Donghyuck. Todos en ese auto y fuera de él conocen lo entrometido que podía llegar a ser. Por suerte, después de años Chenle se había acostumbrado.

—¿Si yo te digo tú me dirás sobre tú chico misterioso?

Donghyuck rueda los ojos y desvía la mirada a la carretera cuando Chenle carcajea.

—No hay ningún chico misterioso.

—Oh vamos Donghyuck, hasta tus papás lo saben. He hablado con la señora Lee, pero supongo que tengo que buscar mejores formas de persuadirla.

Jeno rie con su característica voz grave, entrando finalmente a las residencias donde sería la fiesta. Si Donghyuck lo piensa, esa sería su primera vez tomando alcohol de forma legal.

El bonito auto azul marino de Jeno, se aparca en una de las calles frente a la casa y no tienen que esperar mucho tiempo hasta que Chenle los abandona de forma veloz. Donghyuck se rie cuando lo ve tropezar en la entrada y piensa que es una suerte que al menos uno de los dos vaya a tener sexo esa noche.

—No entiendo porque no le dices—habla Jeno después de ponerle el seguro a su auto—No es como si lo fuera a regar a todo mundo. De hecho eso sería algo que harías tú y aun así seguimos confiando en ti.

Donghyuck sigue a Jeno hasta la casa y puede ver algún que otro chico vomitando en la entrada. Lleva su propia mano a su boca y desvía la mirada para evitar las ganas de querer vomitar también.

—Es porque ya no me gusta, de verdad. Lo decidí.

Jeno alza una ceja antes de cruzar la puerta, no parecía muy convencido de lo que le dijera su amigo. Pues es una conversación que continuamente habían tenido.

—¿Ah, si? ¿Cuándo?

Donghyuck acomoda su postura y sonríe con orgullo antes de responder.

—Ayer. Si, ya me canse de estar detrás de él como un idiota. Es decir, hay muchos chicos que se me han confesado y mucho más guapos—asegura, convenciendo a su mente de que aquello es cierto—Parare con este amor unilateral que me ha estado consumiendo por casi cuatro años. Estoy harto.

Jeno reposa sobre una de las columnas de la cocina finalmente cuando Donghyuck termina con su discurso. Muy parecido a otros que le ha contado.

—Deberías simplemente salir con esos otros chicos—dice como último consejo—Puede ser que de esa manera lo superes.

La sonrisa que Donghyuck había mantenido hasta ahora decae un poco cuando la sinceridad de Jeno lo golpea. Después de todo, hasta su mejor amigo sabía que esa era la mejor solución. No había tal cosa como, "confiésate, quizás te corresponda" porque era tan claro como el agua que él no estaba interesado.

Viaje para DOS | Markhyuck Where stories live. Discover now