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No entiende cómo Yoongi resiste vivir entre ese trío de alfas testarudos. Ya no sabe a dónde debe de correr, por un lado, intenta calmar a Taehyung y acompañarle en la búsqueda de los crisantemos, puesto que, al ser una flor algo exótica, no se encontraba en una florería cualquiera, y desgraciadamente eran las únicas flores que podían usar para no mandar a Jungkook al hospital por una terrible alergia a las flores. Del otro lado de la moneda, SeokJin parecía un maniático de la perfección y un maldito genio. Cumplió su prometido y logró que el director orquestal le prestara el auditorio nacional por unas horas después del ensayo general para el concierto de primavera. Nunca había visto a una persona tan dedicada y perfeccionista en sus años de vida, parecía un loco empedernido en intentar que todo saliera a tiempo y perfecto.

Yoongi ya le había comentado algo sobre el perfeccionismo de Seokjin, pero jamás espero algo a esa magnitud, el pobre apenas y había dormido por tener una composición propia lista y a tiempo. Ahora sí que se arrepentía de haberles propuesto su ayuda, está cansado, mareado y su teléfono no deja de sonar entre llamadas de los hermanos Min. Lo mejor que pudo pensar fue en apagar el teléfono, enviándole un mensaje a Yoongi antes, y esperar que el omega se presentara en su casa para esconderse en su cuello y darle besitos en la cara.

Aproximadamente diez minutos después la puerta de su casa se abre, dejando ver a un sonriente Yoongi que empieza a quitarse los zapatos para entrar al hogar. Jimin no se inmuta, pues sus padres le han dado la llave de la casa a Yoongi por cualquier cosa, así que ya no le sorprende que entre como si nada. Ambos se acurrucan en el sillón de la sala, donde simplemente se hacen compañía el uno al otro. Parece ser que Yoon intenta tocar el tema sobre lo que le está molestando, pero no es que tenga muchas ganas de hablar, solo quiere dormirse entre sus brazos y que Yoongi le acaricie el cabello como tanto adora hacer. Comienza a entender un poco más del tema sobre los destinados, pues era un ignorante en ese ámbito, pero hay un sentimiento más grande hacia Yoon que no desea eclipsarlo en la simplicidad del destino. Hay algo más, aunque no sabe bien qué, pero adora tener esta conexión con Yoongi, adora que su mirar diga más que mil palabras, que no necesiten contarlo todo para saber qué es lo que sienten. Es amor, tan simple como es pronunciarlo, pero tan complicado como lo es interpretarlo.

Está tan a gusto así, dejando que le mime con sus deditos suaves como el algodón y le llene la cara de besitos húmedos que le encanta.

- Te adoro... - susurra bajito, confidente, obteniendo más besitos como respuesta.

- Te amodoro. - Otra de las cosas que ama de Yoongi. Su divertida forma de mezclar palabras, algo que siempre le saca una sonrisa.

Ya no hay por qué decirse más, no es necesario para ninguno, sus corazones han hablado. Estar con Yoongi es como beber un té calmante, como subirse a la montaña rusa y sentir la adrenalina en la piel, es una mezcla de sentimientos y sensaciones placenteras que le unen a él, que los convierte en uno solo. 

Se reincorpora despacio sobre el sillón, buscando el contacto directo en los labios de su amado, quién no tarda en corresponderle con una sonrisa igual de dulce que la miel. Adora como se sienten sus labios entre los suyos, como sus manitas desesperadas se tensan al apretar su camisa, la risita que sale al fondo de su garganta cuando lo ataca con besitos tiernos por la cara. Es tan pacífico, tan perfecto, que arruinar algo tan íntimo como darse amor debería ser un pecado. Se deja llevar, pues así se siente cuando está con él, se siente libre de amar y ser amado, de acariciar su cuerpo con suavidad y encontrar sus puntos sensibles que lo hacen reír, adora tanto esto, piensa, bajando sus labios hasta lo precioso de su cuello, donde sus labios no tardan en atacar el punto donde sus feromonas se producen con ansiedad cada que lo tortura con sus labios, sus colmillos pican en ansiedad, en pasar a un lazo más profundo, pero se contiene solo un poco más. Aunque, sin importar lo que sus hermanos puedan llegar a decirle, entierra sus colmillos despacio, solo un poquito y no tan profundo, dejando una suave marca que parece brillar al igual que las estrellas. 

- Quiero seguir siendo tuyo, al menos hasta que mi corazón deje de latir.

Yoongi está derramando lágrimas, pero la tristeza no es participe en esta historia, todo lo contrario, son lágrimas de felicidad, de dulzura, de emoción. Son lágrimas que riegan los sentimientos de su corazón.

🐺

Namjoon está confundido, sobre todo por la dirección que Yoongi le ha dejado para juntarse, ¿por qué el auditorio? piensa, viendo que en la puerta hay una nota pegada.

Por favor, espérame dentro. No tardo.

Es un post-it de color azul pastel, muy bonito, por cierto, así que lo guarda en los bolsillos de su pantalón y se adentra a un auditorio oscuro y desolado. No hay ruido, ni personas tampoco, pero el lugar se siente cálido de una forma u otra. Busca su teléfono para llamar a Yoongi, más que nada para averiguar si se encuentra bien o si va a tardar mucho, sin embargo, para su sorpresa, el escenario se ilumina de pronto, una simple luz tenue que alumbra el centro del telón. Tal vez si debió esperar afuera, piensa, poniéndose de pie para abandonar el lugar antes de que algún guardia lo regañe, pero antes de si quiera guardar su teléfono, el telón se abre de par en par, dejando ver lo que había detrás de estos. Soekjin está en el centro, junto a Yoongi quién está frente al piano de cola blanco. Regresa a su lugar, en el centro del auditorio, y guarda silencio cuando el par de hermanos empiezan su presentación a dueto. 

¿Qué es todo esto?

Se pregunta a sí mismo, esperando que la sensación no lo abrume como suele suceder cada que aprecia la música como es debido. No hay palabras para explicar lo bonito que es todo, el suave ritmo del piano acompañado de la melancolía del cello, y aunque esté intentando con todas sus fuerzas no llorar, es inevitable cuando SeokJin pasa con una velocidad descomunal sus dedos sobre las cuerdas ásperas del instrumento. Pareciera como si el tiempo se hubiera detenido, donde lo único importante fuera él, y vaya que todo esto es con intenciones de gustarle, se puede ver a simple vista por las flores en el lugar, los chocolates y lo elegante que se ve Seokjin con ese traje oscuro y la camisa desabrochada. La melodía sigue avanzando, al igual que el ritmo desenfrenado del latir de su corazón. Hay una sonrisa adornando su rostro, además de unas cuantas lágrimas que se pasean por sus mejillas. Nunca nadie había hecho algo tan bonito por él y para él. Es abrumante, verdaderamente abrumante, la capacidad que Jin tiene para transmitir tantos sentimientos en un simple instrumento. La melodía llega a su fin, y en cuanto Yoongi abandona el escenario Jin se aproxima a su asiento, con una sonrisa igual de hermosa que la melodía.

- Yo... hum, no soy bueno con estas cosas. Solo espero que hayas sentido todo lo que no puedo decir con palabras. - No sabe que debería hacer primero, si reír o llorar, incluso abrazarlo y no responder nada, pero tampoco puede simplemente guardar silencio cuando la presencia del Alfa parece querer salir corriendo por tanta ansiedad.

- ¿Hiciste todo esto por mí? - Pregunta suave, con la voz algo ronca por la emoción. SeokJin asiente, escondiendo sus manos en las mangas de su saco sin saber bien que decir o hacer. Esto de los sentimientos, del cariño y el afecto, no son su fuerte en lo absoluto. Sin embargo, recordando lo que Jimin intentó explicarle una vez, lo mejor es dejar que el sentimiento fluya y dejarte llevar, puesto que, al sobre pensar las cosas, no avanzará a ningún lado y terminara estancado entre un abismo de palabras que jamás pudo expresar.

- Gracias, ya sabes, por sentir algo por mí. Y perdón por no haber tenido el valor de responderte antes, pero el sentimiento es mutuo.

Y eso fue suficiente para que Namjoon se abalanzara a abrazarlo con una fuerza y un miedo abrumadores, igual que su canción.



Entre AlfasWhere stories live. Discover now