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Taehyung y Hobi no parecen estar asustados de su película de terror, de hecho, uno de ellos se quedó dormido a la mitad porque le pareció aburrida. Hablan de trivialidades de camino a casa, de lo aburrido que es ir en total silencio en el transporte público, el metro, etc. Es raro ver a 2 personalidades tan diferentes congeniar entre sí. Tal vez porque la diferencia de edades es casi nula, tampoco parecen hermanos, a decir verdad. Taehyung tiene un aspecto más parecido al de su difunta madre, el cabello oscuro y los ojos gatunos, mientras Hobi se parece más a la familia de su padre, con los ojos expresivos y los cabellos de castaño claro. Son tan diferentes de apariencia física, pero iguales de mente y corazón. No es novedad que de vez en cuando los confundan como si fueran mejores amigos, y al final terminan en un ataque de risa cuando miran las caras que ponen los demás al aclarar que son hermanos.

El paseo de regreso a casa es tranquilo, cada uno va hundido en su propio silencio, y con esa conexión mental que tienen entre ellos detienen su andar cuando una cabellera conocida aparece en la casa vecina.

Jungkook está regando, como es costumbre, las margaritas que su madre plantó hace mucho. Namjoon está cuidándolo desde la ventana, pues salir de casa le causa algo de ansiedad. No sabe por qué, antes solía ser alguien sociable y de facilidad de palabra, a día de hoy difícilmente puede ir a la tienda y ordenar algo él solo. Se siente absurdo, pero no es algo que fácilmente controle, su ansiedad llegó de la nada, silenciosamente como la llegada del invierno.

-Hey...¿Junseok?. - Taehyung no está seguro si ese sea el nombre del chico, es malo cuando se trata de recordar nombres. Hobi solo le sonríe desde su lugar, saludándole con la mano mientras mira las flores del jardín.

-Me llamo Jungkook. - aclara el chico de cabellos oscuros, cerrando la llave del agua para no desperdiciar más de la cuenta. Se siente un morboso cuando en vez de mirarle a la cara desvía sus ojos al abdomen del alfa que, ahora sí, está cubierto por una camisa de color azul marino.

Taehyung no nota ese gesto, más bien está concentrado en ver al hermano de Jungkook espiándolos por la ventana.

-Bueno Jungkook. Un gusto coincidir, visítanos cuando quieras. - Taehyung entiende la mirada de preocupación del sujeto desconocido desde la ventana.

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Cuando se trata de expresar sus ideas, sus pensamientos, gustos y aspiraciones, su instrumento es la única forma que conoce para cumplir su cometido. La historia de como descubrió su aspiración por aquel emblemático instrumento es algo... simple. No hay ninguna historia trágica o un suceso alocado, todo lo contrario. Fue simple, en la vieja escuela de Daegu cuando cursaba el último año antes de decidirse sobre la universidad. Estaba tan perdido, era como si caminara sin ningún rumbo o destino. Todos sus compañeros ya estaban decididos, algunos ya estaban inscritos en la universidad de sus sueños y él seguía ahí tan desorientado. No tenía algún gusto o aspiración, solo existía.

No fue hasta que volvió a ver los videos que había dejado como recuerdo su madre, que encontró su peculiar atención por aquel instrumento de enfrente, el cello

Conseguir uno para empezar a practicar fue la parte fácil, la escuela contaba con su propio club de música y había uno que otro instrumento olvidado por ahí. Empezó a descubrirse así mismo, el potencial y el talento que por prejuicios de la sociedad jamás se atrevió a experimentar.

Cuando descubrió a los grandes de la música, y cómo vivían de aquello se emocionó a lo grande, mientras sus compañeros se centraban en estudiar ciencias, sociales, matemáticas y todo lo necesario para pasar sus exámenes de universidad, él estaba como poseído repasando y practicando partituras, estudiando historia del arte, rítmica y métrica, solfeo y dejando que sus nudillos ardieran por todo lo que podía dar. Puede escuchar a sus excompañeros reírse de él, diciéndole que rápido escogiera otra cosa que le dejara vivir dignamente antes de que fuera demasiado tarde. Él estaba cegado, creía firmemente en sí mismo que no le importaba la opinión de los demás. Pasarón 2 años sin éxito alguno, sin haber aprobado para la orquesta nacional, pensó que a él también le lloverían ofertas para el extranjero, pero no fue así, lo último que escuchó fue que ya era "demasiado" mayor cuando empezó.

Entre AlfasWhere stories live. Discover now