Primera Nevada

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Capitulo 22 La Primera Nevada

En lugar de ocupar mi tiempo tendida en la cama obsesionándome con mis pensamientos entre lo que acababa de ocurrir con Tom y Bill, después de regresar a mi vacío y frío, fui directamente a mi portátil. Era extraño caminar por el pequeño espacio de la sala de estar y cocina; Había estado tan acostumbrada al aroma de las galletas recién horneadas y a ese sonido burbujeante de la voz de mi antigua compañera de apartamento que hacía eco a través del aire, la cual me saludaba enfáticamente a pesar de mi estado de ánimo o conducta. Pero esta vez, al llegar a casa a lo que es posiblemente haya sido el peor día de mi vida y sí, había superado con creces mi embarazosa ruptura con Cole hacía más de un mes y de nuevo todo volvió a la oscuridad. Me deshice de mis llaves y de mi abrigo sin contemplaciones sobre la mesa tambaleante, de un tirón activé el interruptor de luz para emitir un resplandor de claridad sobre mi entorno sombrío. Mirando a alrededor en la sala de estar patéticamente amueblada, suspiré suavemente. Estaba sola.

No fue de gran ayuda proceder a una búsqueda frenética a través de interminables páginas con información sobre Tom y Bill y su banda no tan mediocre. Sentí una oleada enfermiza en mi interior, ya que el nombre "Tom Kaulitz" tenía casi siete mil millones de resultados en una milésima de segundo. Esto era real, verdaderamente real, rápidamente pude darme cuenta. Cuando me desplazaba a través de las imágenes aparentemente interminables de Tom y su gemelo idéntico, me encontré sonriendo tristemente y con la mirada cansada ante las fotos de ese estúpido que se veía mucho más joven. Las trenzas negras no estaban, y en su lugar habían unas rubias cuerdas gruesas, unas rastas de color rubio oscuro se asomaban por debajo de un pañuelo y gorra. Una argolla todavía adornaba su labio inferior, el cual todavía mantenía hasta ahora y al que había estado acostumbrado a ver. Los mismos labios carnosos y suaves que se habían posado en mi odio y malditamente se habían enredado en mis labios. Me obligué a sacudir los recuerdos de sus labios contra los míos, de su lengua que acariciaba violentamente la mía con cada movimiento. Me estremecí. Lo amaba tanto.

Y luego estaba Bill. Me reí en voz alta un par de veces al ver las fotos de Bill, porque mientras él se veía tan joven y tenía la misma sonrisa dulce que adorna sus labios, su aspecto había cambiado drásticamente desde entonces. Una melena negra y salvaje se destacaba por estar señalando a todas direcciones y que cualquier otro ser humano se vería completamente ridículo luciendo una melena como a la de un león pero en el caso de Bill, el estaba impecable. Estaba igual de delgado, vestía pantalones de mezclilla sencillos, combinados con camiseta y múltiples collares de aspecto pesado. Su maquillaje era perfecto, oscuro y dramático. Así como él. Los dos parecían tan jóvenes e inocentes, me di cuenta que visitaba página tras página llenas de información, fotos de conciertos y trozos de noticias que me hicieron sentir como la mas maldita idiota e ignorante en este planeta. ¿Cómo diablos no pude darme cuenta de que el hombre, al cual le estaba limpiando su cuarto de hotel y al que le llevaba comida, era una superestrella y que su hermano, con quien había iniciado una amistad estrecha era un cantante de una sensacional banda internacional?

Me sentí como una tonta cuando le di clic a algunos videos de YouTube, el cual me mostraba algunas de sus presentaciones en vivo, mientras las lágrimas hicieron cosquillas en los conductos de mis ojos. Me sentí como una bebe llorona cuando reconocí que me había invadido una oleada repentina de emoción. Su música no era mi gusto, de eso estaba segura, pero la forma en que actuaban y Bill cataba y llevaba a una audiencia de miles de personas a su merced era increíble. La forma en que los largos dedos de Tom, los mismos dedos me habían sostenido y acariciado mis brazos, se movían con una agilidad que iban de arriba a abajo sobre las cuerdas de la guitarra. Fue indescriptible.

Me obligué a cerrar las páginas y me levanté arrastrando los pies hacia la cama y lentamente me dejé caer en el calor de mis sabanas y almohadas. Presioné mi cara enrojecida en la cama, suspiré temblorosamente. Ahora, sabía con certeza que Bill y Tom solo habían guardado ese secreto a mi, no había ninguna posibilidad de que lo negaran por más tiempo. Que fue lo que más me hizo daño, sin embargo, veía hermosos rasgos de Tom y su gran habilidad musical sabiendo que me había mentido, no sólo por su estatus en la industria de la música sino sobre ese puto y ridículo rasguño en su auto. ¿Cómo pudo hacerme eso? Negué con la cabeza lentamente, en un intento inminente para eliminar cualquier pensamiento de él en mi cabeza, pero solamente logré que las imágenes del rostro de Tom inundaran rápidamente mi mente. Su semblante juvenil, esa típica sonrisa arrogante tirando de su boca, toda aquello era demasiado. Estaba desesperada, desesperadamente enamorada de él. Haría cualquier cosa por volver atrás en el tiempo y no encontrarme con él. Todo esto me había aplastado sin posibilidad de reparación.

25 Days With Mr. Arrogant en EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora