Bill

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Estrellas diminutas de birllantes tonalidades color rosa, azul y amarillo salpicaban mi visión. Parpadeé con cansancio hacia el rostro que estaba suspendido tan cerca del mio. Esos ojos eran tan familiares, tan reconocibles; era una mirada que había visto durante toda la semana pasada, esa mirada tenia una gran suavidad la cual no había visto antes. Esa mirada tenía maquillaje oscuro recubriendo sus bordes que intensificaba ese color marrón cálido dentro de ellos.

Parpadeé rápidamente, haciendo una mueca de dolor contra la sensación punzante en la parte posterior de mi cabeza, lentamente levanté la parte superior del torso en una posición intentando sentarme.

—Espera, espera, espera, —Su voz sonó por encima de mí en un tono un poco alto al que estaba acostumbrada a escuchar. Él se inclinó hacia mí, con una mueca tirando de sus labios—. No tan rápido, Te has golpeado demasiado fuerte la cabeza.

Asentí con la cabeza ligeramente comprendiendo lo que me dijo, reduje mis movimientos me inconrporé lentamente y con cuidado gracias a su mano sueve posada en mi espalda. Gemí al sentir un dolor intensificado en la cabeza y en la parte baja del cuello, me froté las sienes con los dedos débiles.

—¿Quieres que hablemos a una ambulancia? —La voz preocupada del hombre con maquillaje resonó de nuevo—. Puedo hacerme cargo de la cuenta del hospital si es necesario ya sabes, teniendo en cuenta las circunstancias…

Hizo una pausa para echar una mirada aguda por encima del hombro. Miré hacia donde había enfocado la mirada y  entonces vi la figura alta de Tom cerca del sofá. La figura que estaba arrodillada ante mí dejó escapar un suspiro agravado y pesado—. Oh, ¿Quieres dejar de estar mirando desde esa esquina y traerme un poco agua como te pedí?

—Estás más cerca del fregadero, puedes conseguirla por ti mismo. —Tom hablo con el ceño fruncido hacia su derección—. Y no me hables como si fuera un bebé, Bill.

—Entonces no actúes como un puto bebé y así no voy a tratarte como a uno.—su respuesta fue cortante.

Se volvió sonriendo suavemente y miró ligeramente hacia a mi. Su rostro era tan fácil de identificar, pero de alguna manera sus características eran más suaves, Su cabello era negro como la tinta más oscura, su cuerpo era delgado, al que se me hacía extraño tener frente a mi. Mis pensamientos se rompieron cuando la sonrisa desapareció de sus labios y la preocupación brilló en sus ojos.

—¡Oh Dios!

—Aquí esta el maldito vaso de agua. —La voz dura y enojada de Tom rompió el aire.

Esos ojos idénticos a los de Tom se arrastraron a su mano extendida, las emociones que destilaban se conviertian peligrosamente en algo malo.

—Mientras vas ahí arriba, ¿puedes buscar algún antiséptico y un paño húmedo? está sangrando. —Mis ojos se abrieron y mi mano se posó inmediatamente hacia la sien.

—¿Yo, qué?

—¿Qué? —Tom se sorprendió inclinándose ligeramente.

—Está sangrando, imbécil.

—No, ella no lo está.

25 Days With Mr. Arrogant en EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora