Catorce

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Al salir de la pensión dónde se alojaba Leah, Bella no sabía si debía volver a su casa directamente o ir a enfrentarse al conde y evitar darle su respuesta durante la reunión que organizaba su padre esa misma noche.

Decidió dar un paseo y pensar mejor las cosas, fue hasta el centro y caminó mirando vitrinas. Nada le llamaba la atención, aún sentía mucha rabia dentro de sí. ¿Qué habría pasado si influenciada por su madrina y su padre decidía aceptar a Alec? ¿Cuánto tiempo habría pasado hasta descubrir la clase de hombre que era? ¿Cuántos meses o años hubiera vivido engañada?

Ciertamente esta vez su madrina había errado en sus consejos. Pero cómo podría ella haberse dado cuenta de lo ruin que era el conde. Debía hablar Esme para ponerla al tanto.

"Qué clase de hombre puede tener un corazón tan sucio para proponer matrimonio a alguien teniendo una amante en secreto" se dijo antes de golpear a alguien por no mirar su camino.

—Disculpe— dijo rápidamente. Se sorprendió al encontrarse frente  a frente con el almirante Whitlock.

—Isabella— le sonrió él.

—Buenos días Jasper, disculpe, estaba distraída— enrojeció la muchacha.

—No se preocupe, mi esposa me advirtió de eso— sonrió el rubio haciendo que Bella se abochorne más aún. —Disculpe no quise ofenderla.

—Descuide, Alice tiene razón, soy distraída.

— ¿Qué hace caminando sola en un domingo tan bonito?— preguntó el marino.

—Voy casa, me gusta caminar.

— ¿No le agradaría pasar por mi hogar? Alice tiene invitados esta mañana y sé que le agradaría su presencia.

— ¿En serio? ¿Invitados?

—Los señores Newton y  Weber acaban de llegar, yo salí hace unos minutos porque necesitaba un poco de aire fresco, no suelo socializar mucho— le sonrió.

— ¿Newton?

—Sí, han venido con sus hijos, creo que uno de ellos está casado con su hermana ¿Verdad? Pues están todos en casa en este momento ¿Accede a acompañarme?— ofreció su brazo.

La residencia de los Whitlock no estaba lejos así que Bella se decidió a ir un momento.

El almirante era una persona tranquila y muy afable. Conversaron entretenidamente hasta llegar a su puerta. Al entrar la dueña de casa se levantó muy feliz por la nueva visita.

— ¡Bella! Oh Bella, te echaba tanto de menos— llegó la anfitriona.

—Me encontré esta linda jovencita y te la traje querida, estaba seguro que te haría feliz— sonrió el almirante

—Gracias mi amor, pasen.

Pero al entrar Bella se dio cuenta que además de los Newton, exceptuando a Jessica, estaban los señores Weber, Kate, Mike y el capitán Cullen. Los pensamientos negativos que tenía rondando en su cabeza desaparecieron ante la mirada de ese par de ojos verdes.

Saludó a los Newton y los Weber con mucho cariño. Incluso Mike se acercó a abrazar a Bella.

—Isabella querida— saludó la señora Newton. —Llegamos anoche, esta mañana muy temprano pasamos por tu casa pero no te encontramos, tu padre nos dijo que saliste a hacer tus buenas acciones del día— le sonrió.

—Me da mucho gusto que estén en la ciudad— sonrió la joven.

—Y yo le comentaba a la señora Whitlock que de tus hermanas, tú eres la que sacó el buen corazón de tu madre. La difunta Renée Swan era una mujer tan piadosa. No podía saber que alguien pasaba hambre en Forks porque se inmediato corría a socorrerlo— la señora Newton se deshacía en halagos para Bella, quien abrumada se retiró minutos después a un lado del gran salón.

No digas adiós -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora