Siete

2.1K 140 7
                                    

—Alec Volturi, el hijo de la tía Scarlet, quien se casó con el conde Volturi en Italia va a venir esta noche— dijo Tanya intentando que su voz parezca desinteresada. Bella conocía a su hermana, no había hablado de otra cosa desde que llegó.

— ¿Y dices que ha venido ya?— preguntó. No había comentado que ella lo conocía de vista pues no le parecía algo importante. Así que lo mantuvo en secreto en parte porque su padre y hermana la bombardearían de preguntas al respecto.

—Dos veces nos ha complacido con su presencia, ha quedado para cenar hoy— respondió la señora Chelsea, la dama de compañía de Tanya.

—Qué extraño, en el pasado no mostró interés en nosotros, nunca lo conocí— Bella no le dio más importancia de la que tenía pero notó que su padre no hablaba de otra cosa desde el día anterior.

Se preparó para la cena, encontró sobre su cama un vestido amarillo suave, de gasa fina, con delicados bordados. Le gustó el modelo pero el color no era de su gusto. Le agradecería a su hermana el detalle, pero le dejaría en claro que le gustaba escoger su propia ropa.

Se vistió con paciencia y dejó libre su cabello. Demasiado tiempo venía haciéndose aquel moño que la hacía mayor. Era tiempo de cambiar un poco.

Vigiló que todo esté en orden, empezó a anotar en su libreta lo que hacía falta para los siguientes días, ese siempre había sido su trabajo. Anotar y llevar un registro de todo.

A las siete en punto llamaron a la puerta. El tal Alec Volturi había llegado. Esperó unos minutos como es debido para presentarse. Caminó unos pasos hacia el salón principal y esperó pacientemente a que su padre repare en su presencia.

—Ella es mi hija Isabella. La segunda, ayer llegó de Forks— dijo su padre ceremoniosamente invitándola a acercarse.

Bella se aproximó unos pasos para saludar a su primo pero un suave rubor tiñó las mejillas de la joven. La mirada de aquel caballero era la misma, insistente y llena de admiración. Una sonrisa sutil remataba aquel semblante hermoso.

—Alec Volturi a su servicio— con toda la elegancia el caballero besó el dorso de la mano de Bella.

—Bella, puede llamarme Bella— le respondió.

—Magnífico, ya sólo le falta conocer a mi Jessica pero esa niña no va a venir pronto, está felizmente casada en Forks con un caballero de fortuna, tiene dos pequeños, ya soy abuelo...

Charlie monopolizaba la conversación porque siempre tenía muchas cosas que decir y cuando el tema decaía lo rellenaba con charlas superfluas sin sentido. Pero Bella notó que Alec Volturi no era un hombre de poca educación. Sus comentarios acertados y sus recursos hicieron que en ella nazca cierta admiración. Se notaba que tenía ante sí a alguien de mundo, versado en todo tipo de temas con quien se podía tener extensas pláticas.

Y no se había equivocado. La empatía que entre ambos fue instantánea. Bella se alegraba de contar con un familiar erudito. Pero el conde apenas reparaba en la hermana mayor, quien se desvivía en atenciones para él.

Desde un inicio fue obvia la simpatía que mostraron el conde e Isabella. Charlie Swan se mostró a gusto de ver sonreír a su hija. Parecía que el destino le sonreía, un conde en su casa, interesado en acercarse a su familia y quien tal vez pida pronto la mano de su hija mayor. O de la menor. Le daba igual siempre que emparentaran más estrechamente.


Mucha gente solía frecuentar Port Ángeles por sus famosos baños termales. Una tarde en que Bella acompañó a Tanya a hacer algunas compras se encontró con una vieja amiga del internado. Bree Tanner, quien se casó con un caballero inglés y residía en Liverpool. Pero la enfermedad de su madre la habían traído de vuelta.

No digas adiós -Terminado-Where stories live. Discover now