Ocho

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La vizcondesa de Cornish llegó a Port Ángeles y los Swan, a excepción de Isabella, vivían pendientes de los mensajes. Tanya había dado órdenes que cualquier carta, nota o mensaje le sea entregado sin demora, incluso si estaba descansando.

A Bella todo este ajetreo le parecía ridículo. La primera noche que coincidieron en una cena y fueron presentados, le pareció que la vizcondesa era apenas una mujer educada. Su padre no se cansaba de elogiar su sabiduría pero lo cierto es que la dama apenas sabía de geografía.

"La vizcondesa es una mujer tan refinada" decía Tanya porque la había visto agradeciendo una atención que le brindaron. Y su hija, Lady Victoria apenas hablaba. Su padre decía que era una damita reservada, cuando lo cierto es que arrugaba la nariz por todo.

La organización del recital había avanzado mucho, Tanya y la señora Chelsea se encargaban de todo y no permitieron a Bella participar.

—El director del conservatorio está entusiasmado con la idea del concierto pero no va a rebajarnos el costo— se quejó la hermana mayor. —Va a costarnos una fortuna dar ese recital, bendita la idea de Bella que nos llevará a la ruina.

—Deberíamos cobrar las entradas y dar unos cuantas invitaciones a las personas que consideremos importante— dijo Bella sin preocuparse por las apreciaciones de su hermana.

— ¿Cobrar las entradas? ¿Has enloquecido Bella?— Tanya se ofendió hasta la raíz de sus cabellos.

—No podemos hacer eso, no veríamos como comerciantes— el señor Swan parecía ofendido también.

—Eso es cierto Isabella, el cobrar las entrada sería algo despreciable— añadió la señora Chelsea.

—No si los fondos son destinados a alguna obra benéfica. Estimo que alcanzaría para cubrir el costo de la orquesta que por fuerza debería cobrar menos. Además sería algo loable y nadie querría perderse un concierto a favor de los huérfanos— sonrió la astuta jovencita.

— ¡Maravilloso! Tanya anota eso. Cuanto antes debemos visitar al gobernador para plantearle nuestro problema. Es una salida magnífica ¿Cómo no se te ocurrió a ti la idea?— como siempre el señor Swan ignoró a Bella en beneficio de su primogénita. Pero la segunda hija estaba acostumbrada a no ser tomada en cuenta así que no le afectó. Mientras sus seres queridos sean felices, ella estaba en paz.

—Padre me han informado que nuestro arrendatario de Forks, el Almirante Whitlock, está en la ciudad— Tanya cambió el tema de la conversación.

— ¿Crees que tengan intensiones de visitarnos? No podemos recibir a cualquiera ahora que la vizcondesa está en la ciudad— Bella estaba resignada a vivir en ese ambiente tan superfluo. Ya nada le sorprendía de su padre y hermana. Si bien algunas cosas jamás dejarían de fastidiarle.

—No creo que debamos recibirlos, ellos son de menos categoría socialmente. El almirante debe participar de otro círculo, marinos como él. Ni siquiera deberíamos invitarlos al recital— la joven de ojos chocolate dejó su comida, enfadada por el comentario de su padre.

—Le doy la razón Tanya, ahora más que nunca deben cuidar su prestigio— añadió al señora Chelsea. ¿Quién era esa mujer para juzgar así a los Whitlock?

Bella ya estaba harta, no veía la hora en que Esme hablara con su padre para poner en su lugar a esta mujer que estaba empezando a exasperarla.

—Estoy segura que han venido a Port Ángeles a los baños termales, dicen el almirante no es muy joven que digamos y con la vida que llevó, debe tener gota o alguna enfermedad reumática— los comentarios de Tanya nunca habían sido acertados. Menos amables.

No digas adiós -Terminado-حيث تعيش القصص. اكتشف الآن