Catorce

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—Chenle-yah, me estás poniendo los pelos de punta —dijo Jeno, viendo cómo su amigo caminaba de un lado al otro mordiéndose las uñas.

Jaemin, quien estaba sentado en la misma banca que su mayor, juntando sus espaldas, rió—. Jeno tiene razón. Lele, a Renjun le gustará, relájate.

Chenle soltó un ruidito de frustración y se detuvo. Era su aniversario con el de cabellos rojos, el primero en el que lo celebrarían como tal. Chenle, con ayuda de sus otros dos amigos, había organizado una sencilla pero linda tarde de picnic en el parque cerca de la casa del mayor. Se suponía que lo estaban esperando, pero ya habían pasado unos 30 minutos desde que lo había llamado y el chico no se aparecía por ningún lado.

—¿Y si no viene?

Jaemin, se levantó de la banca, haciendo que Jeno casi se cayera hacia atrás, y se acercó al menor, para poner sus manos en cada uno de sus hombros.

—Sabemos que Renjun te ama lo suficiente como para no dejarte plantado. Cálmate, seguro está por llegar.

La sonrisa del de cabellos marrones ayudó a Chenle a despreocuparse un poco. Luego, los tres se sentaron en la banca a esperar a que el susodicho llegara, que gracias a los santos, pasó luego de otros diez minutos.

El pelirrojo llegó corriendo con la respiración agitada, una caja de comida en la mano y una cara de preocupación y pena extrema.

—¡Chenle!

A sus ojos fueron invisibles los otros dos chicos y dejó la caja en el banco para tomar la cara de Chenle entre sus manos.

—Discúlpame, de verdad, discúlpame. Papá no me dejaba salir y tuve que salir por la ventana de mi habitación.

La voz de Renjun era de terror por haber dejado esperando a su novio. Sus ojos estaban aguados, casi a punto de llorar.

Chenle estaba en shock, al igual que Jeno y Jaemin. Él no estaba molesto o algo, de verdad se sintió mal por el mayor en ese momento.

Puso sus manos encima de las del pelirrojo y las acarició.

—Está bien, Renjun, lo bueno es que pudiste llegar.

Jaemin veía todo con ojos de amor, pero entonces Jeno le jaloneó del brazo para que se fueran de ahí porque, por obvias razones, estaban de más.

Ambos tuvieron una mini discusión de miradas y entonces Jaemin desistió de su idea de quedarse viendo una de las muy pocas veces en las que sus amigos eran románticos.

No podían culparlo, él vivía del romance.

Aunque ni Chenle ni Renjun se dieron cuenta cuando se fueron. Menos mal.

Cuando ambos ya estuvieron felices, sentados en la manta que Jisung le había regalado al menor, comiendo unas fresas que obviamente no les había dado Jaemin y hablando sobre su día, fue que Chenle de permitió sacar una pequeña cajita que estaba en su bolsillo.

Renjun lo miró con una ceja alzada y el de cabellos rubios se sonrojó hasta el cuello.

—Es un regalo de aniversario.

Renjun abrió la boca sorprendido porque no sabía que tenían que darse regalos, si no hubiese comprado uno.

—Yo no te traje nada...

Cuando Chenle vio que la cara de Renjun amenazaba con ponerse triste otra vez entró en pánico y se acercó para entrelazar sus manos.

—¡Está bien! Después podrás darme algo si eso te hace sentir mejor.

Renjun asintió no muy convencido y tomó la caja que le tendió el menor, abriéndola segundos después bajo su mirada atenta.

Eran anillos.

—¿Anillos?

—¡De promesa! —dijo emocionado Chenle.

Renjun miró los anillos con una leve sonrisa enternecida.

—¿No debería dartelos yo?

Chenle rodó los ojos y puso sus manos en sus propias rodillas.

—No seas tonto. Yo te doy los de promesa y tú los de compromiso.

El corazón de Renjun paró por un segundo.

—¿D-de compromiso? ¿Quieres casarte? ¿Conmigo?

Chenle ladeó la cabeza—. ¿Por qué luces tan sorprendido? Eres mi novio prácticamente desde que nací, si no llegamos al matrimonio seremos el hazme reír de la ciudad, del país, del mundo y del universo.

Renjun rió y atrajo a Chenle hacia él para darle un abrazo que los dejó a ambos tirados en el césped.

—Entonces yo te daré los anillos de compromiso, y te pediré ser mi esposo de la manera más cursi que vomitarás arcoiris por una semana.

Chenle hizo una queja de disgusto y empujó al mayor lejos de él entre risas.

Estaba seguro de que Renjun cumpliría su promesa.



–Moon

R U D E | RenleWhere stories live. Discover now