Hermandad de los cascos

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El silencio envolvía la biblioteca como un manto sagrado. A medida que cruzaba el umbral, el suave murmullo de las hojas de los libros cobraba vida. La luz tenue de las lámparas de lectura iluminaba los estantes repletas de conocimiento acumulado a lo largo de los siglos. El aroma a papel envejecido y tinta impregnaba el aire.

En el tranquilo rincón de la biblioteca, donde los rayos de luz se filtraban suavemente a través de las ventanas, un pony unicornio de pelaje morado claro y un cuerno resplandeciente caminaba con pasos ligeros y gráciles. Su crin, una cascada de colores que parecían capturar la esencia de lo podría ser un parentesco a un cielo nocturno, ondeaba con cada movimiento, y sus ojos centelleaban con una curiosidad incontenible, sentada en una silla de madera al frente de ella mesa de madera. pulida, completamente inmersa en su tarea. Su cuerno brillante arrojaba destellos tenues sobre el pergamino extendido frente a ella, iluminando las delicadas letras y símbolos que estaba trazando con precisión.

El pergamino (en el que hacía sus anotaciones e investigaciones) contenía un compendio de conocimientos mágicos y antiguas leyendas, y Twilight estaba completamente absorta en su estudio. Cada palabra que escribía era cuidadosamente seleccionada, a medida que avanzaba resultó que necesitaba algunos libros para su investigación, por lo que envió a su asistente número uno, Spike a cumplir dicha tarea.

Spike, con su pequeña estatura de dragón, se encontraba frente a un enorme estante en la biblioteca, con la mirada fija en un libro que se encontraba en el estante superior. La escalera de madera se extendía hacia arriba, pero estaba un poco inestable en sus patas traseras. Con determinación, subió con cuidado los primeros peldaños, pero cuando alcanzó la mitad de la escalera, comenzó a tambalearse peligrosamente de un lado a otro.

El pequeño dragón intentó mantener su equilibrio sus pequeñas garras agarrando a la escalera mientras se aferraba a ella con miedo a caer pero aún con tarea en mente, una de sus garras temblorosas apenas pudo alcanzar el libro deseado. Justo cuando parecía que estaba a punto de caer, un fuerte zumbido resonó en la biblioteca. Chimuelo, el imponente dragón amigo de Spike, habiendo notado la escena voló con rapidez hacia él, extendiendo sus garras y agarrando la escalera para estabilizarla, el mayor se encontraba sobre sus patas traseras mientras sus dos garras delanteras sostenían la escalera en la que se encontraba. 

Con un suspiro de alivio, Spike se agarró al estante y finalmente logró alcanzar el libro que buscaba. Mientras lo sostenía con una sonrisa de triunfo, miró a su amigo Chimuelo con gratitud. Chimuelo le desarrolló una mirada afectuosa, sus ojos reflejando la confianza que tenía en su pequeño amigo. Spike se deslizo por la escalera cayendo encima de la cabeza del furia nocturna.

Con suave bufido sacudió la cabeza para deshacerse de la cría de dragón de la cabeza, Spike rodó hasta estar sentado en la espalda del dragón.

 ¿No te lastimaste, verdad? .-La voz amable del furia nocturna llegó a oídos de Spike, soltando la escalera en donde estaban apoyadas sus garras y bajando cuidadosamente  a sus cuatro extremidades con el peso del dragón pequeño en su espalda.

Ya se había hecho un hábito que Spike se subiera en él, y Chimuelo no tenía problema alguno en eso, de cierta manera lo disfrutaba, porque sabía que de esa forma lo podía vigilar y cuidar y sobre todo, jugar y volar.

Spike respondió- Nop, estoy sano y salvo, gracias Chimuelo.- Sonríe mostrando sus pequeños colmillos, sus pequeñas garras apoyadas en el cuerpo escamoso en donde se encontraba, hundiéndose ligeramente para no caerse en cuanto el mayor se moviera, pero sus garras no provocaban ningún daño.

 No hay problema .-Responde el contrario con un leve asentamiento de cabeza, aquellos ojos verde opaco mirando los verdes mas vivos de aquel dragón morado, con tranquilidad y comprensión, sus garras empezaron a moverse por el suelo, haciendo leve sonidos de pisadas por la madera bajo sus patas, lo que infería que estaba caminando por la biblioteca.

La Historia del Furia NocturnaWhere stories live. Discover now