El secreto de Raquel

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El siguiente día llego, quisiera decir que no me encontraba ansioso por aquel encuentro, en el primer lapso de clases estuve ausente en pensamientos, mi cuerpo estaba ahí, pero mi ser se encontraba cazando todo aquello imaginable, que no percate la angustia de Estrella por querer platicar con nosotros al salir de la universidad, ni las bromas pesadas entre Rosalin y Martín.

Llegamos al Café Gallery, ya se encontraba Fátima en el lugar esperándonos para recibirnos con afectuosidad y algunos malestares en su vientre, entramos y nos sentamos en nuestra mesa habitual cerca del estrado, Estrella fue por algunos tragos, ella ya venía copeando en el camino hasta llegar a la mesa.

—¿Ocurre algo? —pregunto Fátima.

—Sí, has estado extraña en la universidad—añadió Martín.

—Lo que les tengo que contar es un poco delicado, que no sé por dónde empezar— respondió.

—Qué tal si empiezas por el comienzo—respondió Rosalin.

—Antes de hablar con ustedes hablé con mis padres para corroborar todo lo que ayer me contó Raquel.

Sabía que su comportamiento era por la charla que tuvieron, pero no que fuera algo grave para llegar al punto de querer emborracharse en unos segundos.

—Resulta que es mi hermana, por parte de su padre—dijo— mientras tomaba otro sorbo grande aquella copa de vino.

—Ve un poco más lento, al paso que vas no podrás ni caminar, tranquila—respondí— quitándole aquella copa de la mano.

Todos nos quedamos sorprendidos por dicha confesión, ahora podía entender el cierto repudio que sentía Raquel hacia Estrella e inclusive los comentarios de aquella ocasión con lo ocurrido con Luz.

—¿Estás segura? — pregunté—tomando un sorbo de aquella copa.

—Sí, tampoco lo creía, pero el día de ayer me dediqué armar una investigación, la madre de Raquel me dio unos resultados de ADN que poseía de hace años, al parecer siempre lo supieron todo ellos, inclusive mi padre, no sé si seguirle diciendo así.

—Claro que sí, padre es aquel que cría y no el que engendra—respondió Fátima— tomando una de sus manos.

—Quiere decir, ¿Qué Nahel era también tu medio hermano?—añadió—Rosalin.

—Ya hablaste con el señor Ar...—Respondió Martín.

—No y, no pienso hacerlo, no tengo nada que reprocharle ni mucho menos que pedir— respondió Estrella— antes que dijera Martín su apellido.

—Es tu decisión, sabes que te apoyamos—respondí.—Y ¿cómo te encuentras con tus padres?—pregunto Fátima—si necesitas algún lugar para quedarte sabes que está nuestra casa.

—Y la mía—añadió Martín.

—Todo bien chicos, descuiden, ayer hablé con ellos, no lo niego, llego el momento en que me sentí traicionada, pero todo lo que han hecho por mí, me ha dejado claro que me aman y que todo lo ocultaron por mi bien, para que siempre me sintiera parte de una familia unida y funciono, los amo infinitamente, fueron mi mayor soporte cuando decidí salir del closet, en levantar este negocio, en la relación con Luz y mucho más con su perdida.

—Tienes toda la razón, sabes que también estaremos nosotros aquí, para cuando quieras enfrentar a los Arafat—respondí.

—Saben, extrañamente a veces sentía que me hacía falta algo en mi vida, nunca pensé que fuera la ausencia de unos hermanos, pero ahora que todo está claro, tengo un poco de paz dentro de mí, al saber que no estaba mal con aquel sentir.

Cicatrices en mí. (book 2)Where stories live. Discover now