—Yo... no lo sé. Mamá, me siento mal conmigo mismo.—confesó.—Creí que había hecho un gran trabajo ayer, al final, me asustó decepcionarlos, a todos.

—Mi niño... Eres el mayor, pero sigues siendo un bebé.—aseguró la mayor.—Quiero que hagas lo que tú creas correcto. Pero déjame decirte, no decepcionaste a nadie.

—Pero... Felix...

—No, cariño, a él tampoco lo decepcionaste. Solamente no supo controlar su enojo, él no suele tener esa emoción presente, nada más.—explicó.—Por eso me gustaría que conversaran y pueda explicarlo él mismo, ¿bien? ¿puedes hacer eso, Hyunnie?

—Está bien. Ahora volveré a la casa.

—Me alegra. Espero que me cuentes que tal salió por mensajes. Cuidate, cielo, y saludos a tus hermanos.

Y dando por finalizada la llamada Hyunjin suspiró fuertemente, le quedaba una conversación con cierto chico y no podía seguirla aplastando.

Y dando por finalizada la llamada Hyunjin suspiró fuertemente, le quedaba una conversación con cierto chico y no podía seguirla aplastando

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando Hyunjin volvió a la casa, Felix se encontraba limpiando el comedor donde los menores y él habían almorzado.

Felix no esperó ver al mayor, ¿no había dicho que saldría por todo el día?

—Buenas tardes...—saludó incómodo Felix al ver entrar al mayor, no sabia si le contestaría el saludo.

—Hola, Felix.— saludó de vuelta, igual de incómodo.—¿Mis hermanos?

—Están en la habitación durmiendo. Riki en su cuna, Yiyi en su cama...—explicó.

—Bien...

—Bien...

Una sola palabra: ¡incómodo!

Ambos chicos no sabían cómo iniciar la plática que tenían pendiente.

—¿Almorzaste?—cuestionó Felix luego de unos minutos.

—Ehm, no.

—Siéntate, te serviré del almuerzo que comimos con tus hermanos.

Y sin poder responder, Felix se dirigió a la cocina rápidamente para recalentar parte del almuerzo sobrante, Hyunjin terminó aceptando a sí mismo la petición de Felix, dejando sus compras en su habitación, pero, se sorprendió al ver esta completamente ordenada. Al parecer Felix no resistió más el gran desorden que tenía en la habitación y decidió ordenar.

Se lavó fugazmente las manos y volvió al comedor al ver un puesto servido con un exquisito arroz y verduras salteadas.

—¡Que rico huele!—sonrió. En el fondo, inconscientemente, un plato de comida podía cambiar su estado de ánimo completamente, obvio, para bien.

—Aquí quedó ensalada de tomate, por si gustas.—mencionó Felix quedándose de pie a un lado del plato servido con un tono amable.

—Muchas gracias, se ve delicioso.

Cuidador ᴴᵞᵘⁿˡᶦˣWhere stories live. Discover now