Al infierno no entran los ángeles

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"La responsable de parte de tu sufrimiento, siempre fui yo, solo yo."
"Solamente yo."

—¡No vayas a volver tan tarde, querida! —exclamó la madre de Ino con voz elevada

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—¡No vayas a volver tan tarde, querida! —exclamó la madre de Ino con voz elevada.

—Por su puesto, mamá —respondió Ino de nueve años de edad, asintiendo antes de salir apresuradamente hacia el bosque de la aldea.

—¡Espera querida! —anunció la joven madre una última vez, sosteniendo en sus brazos una prenda para contrarrestar el frío, perteneciente al pequeño Naruto.

Pero su hija ya estaba demasiado lejos.

—Esta niña —murmuró la joven mujer de apellido Yamanaka, sonriendo con agrado mientras volvía a sus quehaceres, y guardaba la prenda dentro de un antiguo armario compacto.

No era un secreto para ella saber acerca de la reciente amistad que había surgido entre Ino y Naruto. Aunque ya conocía toda la historia de Naruto, y había escuchado mucho sobre él, estaba muy contenta de que una persona tan noble e inocente como él fuera amigo de su hija.

Siendo así, porque aquel día en el que la dejó jugando en el parque, no anticipó que los costales de abono fueran tan pesados, ni tampoco que necesitaría ayuda de unos cargadores de mercadería, a su vez que el tiempo se le escapaba de las manos. Una vez terminada la labor de llevar todo el abono necesario a su floristería, salió inmediatamente a buscar a Ino.

Pobre su hija, seguramente estaría sola, bajo la lluvia, llorando y esperándola muy asustada.

Pero su susto se convirtió en pánico cuando no la encontró allí. Corrió y buscó por todos lados, preguntó a todo el mundo por el paradero de Ino. Fueron minutos de pura angustia y desesperación. Hasta que una amable ninja de cabello morado le informó que la había visto junto a un niño rubio dirigiéndose hacia la zona este, curiosamente esa era la dirección donde se encontraba su hogar. Tan solo esperaba que ella estuviera allí.

Dicho esto, corrió a toda prisa, sin dejar que nada se interpusiera en su camino.

La lluvia ya había disminuido, cuando finalmente llegó. Allí estaba su pequeña Ino, parada frente a la puerta de su propia casa, con una mirada serena y vistiendo un abrigo de una curiosa tonalidad naranja que nunca había visto y del cual no recordaba habérselo comprado antes.

Hubo muchas súplicas y llamadas de atención contra Ino, a pesar de que no le gustaba hacerlo. Le mencionó y advirtió que no debería irse ni aceptar cosas de desconocidos.

Pero la niña rubia simplemente formó un mohín con sus labios, y le reclamó, diciéndole que Naruto era su amigo y no un simple desconocido, y así le contó todo lo sucedido.

Desde ese día, la señora Yamanaka le dio su aprobación total a esa amistad.
Y no solo eso, para su asombro, Ino se volvió más liberal e independiente en ciertos aspectos. Ya no quería que la acompañara o recogiera a los lugares que iba. Y también se volvió aún más expresiva de lo que era, diciendo todo lo que pensaba y protestando cuando algo no le parecía correcto. ¿Por qué sería? La Señora Yamanaka tenía sus teorías.

𝙸𝚏 𝚈𝚘𝚞 𝙺𝚗𝚎𝚠 (𝙽𝚊𝚛𝚞𝙸𝚗𝚘)Where stories live. Discover now