16: Cereza.

287 40 36
                                    

Estoy oficialmente destruida

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Estoy oficialmente destruida.

He tenido más interacción social en la última hora de lo que he tenido durante toda la trayectoria de mi vida.

Sigo sin conocer al Flatters mayor, el conde no se ha dignado en aparecer y yo no podría estar más agradecida. No soy alguien que logra intimidarse con facilidad, pero no dejo de pensar en la extraña conversación que tuve con la condesa Zoe. Esa mujer si que sabe cómo hacer sentir a alguien pequeño e insignificante. No me imagino cómo será su marido.

—¿Estás bien?—Jamie me pregunta, coloca una mano sobre la mía. Nos encontramos en la mesa, todos van por el segundo plato, yo ni he terminado el primero de las náuseas que siento.—No has comido nada.

Hay suficiente ruido como para que nuestra interacción no llame la atención de nadie. Jack y Britain están a varios asientos lejos a petición mía, no es que me desagraden, simplemente no estoy para soportarles.

—No es nada, son solo nervios.—le aseguro.

Mi mirada inconcientemente va a encontrarse con la de Duane, quién me sonríe brevemente para después volver su atención a la persona que se encuentra a su lado. Está teniendo un ameno momento con Sheila, quien no deja de tocar su brazo cada que él dice algo, por más estúpido y poco importante que sea. Están justo delante de nosotros.  Apreto con fuerza mi tenedor y tomo algo de espaguetis, llevándolos a mi boca con enojo.

Estoy celosa.

Y se siente patético admitirlo.

—Iré al baño.—le aviso, sin poder soportar más este martirio llamado no ser atractiva. Me levanto.

Él intenta hacer lo mismo.

—Te acompaño...

—Jamie.—lo detengo.—Solo iré al baño.

Lo veo dudar unos segundos.

Cuando vuelve a sentarse, yo hago mi camino afuera del comedor. En cuanto cruzo las grandes puertas y éstas se cierran detrás de mí, soy capaz de respirar con más tranquilidad. Doy varios pasos por el lugar, sin saber realmente a dónde ir. Me doy vuelta y estoy por preguntarle a uno de los tantos guardias, pero sin querer choco con alguien.

Caigo en cuenta de que lleva un copa de champagne en una mano, la cual ahora está vacía y el líquido yace sobre su camisa blanca.

—Uh, lo siento tanto...—mis ojos van al hombre que tengo enfrente.

Su cabello rojo es lo primero que llama mi atención.

—No te preocupes,—me sonríe, sus ojos se achican.—está bien.

—No lo está, he arruinado su camisa.

—De verdad, no debes preocuparte.

—Pagaré por la tintorería, esa mancha no se va a ir.—insisto, extrañada al ver que el hombre no se ve enojado en lo absoluto.—Lo siento, señor...

El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]Where stories live. Discover now