Capítulo V: Así que te gusta escucharme

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La noche ya cayó, las luces de la gran metrópoli es quien ilumina está noche al igual que la preciosa luna llena, son quienes reinan en el oscuro cielo. Me aviento al colchón, enciendo la televisión para ver algo entretenido, casi siempre es comedia lo que veo, también opto por cambiarme de outfit, me pongo algo más cómodo para dejar atrás mi conjunto deportivo y es que en la tarde Álvaro y yo nos fuimos a correr y jugar un mini partido.

Adoro esta pijama que está súper fresca, es de color azul con algunos dibujos de patitas de gato. La tele muestra un monólogo de Franco Escamilla, me encanta decir que es mi tío porque ambos tenemos el mismo apellido pero la verdad es que no nos conocemos. Me tumbo en la cama para ahora si estar completamente centrada al monólogo de mi tío.

—Fulano de tal, directivo de Pemex —mis carcajadas ya comienzan a salir de mi garganta.

Es tan satisfactorio ver y escuchar a Franco, el monólogo que dio para Comedy Central me da mil años de vida, Que Silvestre Eres es mi favorito. Mientras más avanza el video, mis risas explotan en mi cuarto oscuro, lamentablemente mi panzita ruge por algo de comer, le pongo pausa y camino hacia la cocina para buscar mi agua además de unos snacks.

Busco bajo la encimera si hay algunas almendras con arándanos o alguna fritura picosa, la luz comienza a parpadear, el cielo desprende un trueno con dos rayos que me hacen brincar por el susto y entonces, la luz se va. Maldigo por lo bajo para correr como guepardo e ir por mi teléfono, una vez estoy de regreso, me fijo en la caja de luz y busco como poder arreglarlo. Algunas cosas caen al suelo, hay una caja abierta que posiblemente tenga herramientas que robé accidentalmente de la casa de papá y otras que Álvaro ha dejado aquí.

Abro la caja encontrándome con un muñeco, libros de la prepa, las herramientas que busco también están aquí.

—Tú —miro al muñeco empolvado— pensé que ya no estabas conmigo, con eso que mi abuela Feli tiró casi todo lo relacionado con él.

Termino de arreglar la caja de la luz, busco mis snacks y mi bebida, vuelvo a mi cuarto pero también vuelve conmigo Panchito, quien por cierto, es acomodado en mi estantería. Mis párpados comienzan a quedarse pegados, haciéndome quedar dormida en medio del Show "Payaso".

El brazo de alguien me sostiene de la cintura, su tacto me quema, tengo una mala sensación al no ver el rostro de quien me está sosteniendo. Mis ojos reparan a través del ventanal a el cielo oscuro, la luna menguante es quien se apodera hoy del cielo, estoy dentro de un consultorio, uno muy grande y frio, por cierto.

—Solo dame una oportunidad —su voz, esa voz tan familiar— quien mejor que tú para creerme, me conoces bien así como yo te conozco a ti.

Quiero mirar su rostro, quiero volver a encontrarme esos ojos marrón que tanto deseo volver a ver. Para mi sorpresa, el brazo que me sostiene no es de él, me doy cuanta cuando veo como una castaña comienza a besar al chico de ojos café, algo se rompe en mi, dejo de forcejear y el masculino me atrapa en sus brazos.

—Sabes que él no es para ti, cariño —sigo mirando los besos que se dan— ese idiota no te merece, eres mucho para él.

Camino, mis pasos van hacia la salida de este especie de consultorio, llego a un jardín que ahora está seco. Me siento, hace frío pero mi mente no se preocupa por eso, la presión en mi pecho me hace jadear y liberar un grito

Despierto. Álvaro está algo espantado, mis mejillas se sientes húmedas, hace mucho no lloraba con un sueño, trato de levantarme para arreglarme e irme a trabajar pero el ojiverde me detiene.

—No te apures, hoy no hay trabajo, tus padres quieren que te ayude a preparar tu mudanza —Álvaro sonríe, me dice que irá por algo de desayunar y que me tome el tiempo suficiente para arreglarme y despejarme del abrumador sueño.

Ojeo mi celular, 9:27 de la mañana. Hay mensajes de Mamá, de Sebas y de Wewen, abro el de mi amiga.

Pensé que te irías hasta finales del mes, Di. TwT

Por cierto, le comenté a Álvaro sobre Nati y creo que él llevará el caso si es que tu mamá lo deja.

TwT, WeWen me voy!!!, 

Álvaro no me ha comentado nada, cuando regrese le digo.

Uyyy, durmieron juntos?

CHISMEEEE!!!!

¡NO!, Álvaro vino a ayudarme con la mudanza y seguro iremos con Gaby también.

Ajá, Gaby vino hoy por sus papeles y de seguro ya ha de estar en el D.F con su esposo

Vas a tener al Doctor más guapo del Olympus a tu lado, acaso no vez como se porta contigo?

Gabs se fue?, no sabes dónde vive?

Álvaro se comporta como un amigo y ya, entre tú y mi madre me van a sacar de mis casillas.

—Ya volví Diana —el tiempo se consumió tan deprisa— te traje un zumo —ríe— digo, un jugo de naranja.

—Siéntete cómodo en hablar como quieras —le palmeo el hombro— es un placer escucharte con las palabras que comúnmente usarías.

—Así que te gusta escucharme? —él enarca una ceja y sonríe— a veces uso algunas palabras natales, de vez en cuando uso modismos mexicanos porque estos años me han echo un verdadero regio chilango.

—Me echarás la culpa por que te enseñé cómo hablámos los chilangos? —él asiente— tú quisiste aprender más del D.F y ahora soy yo quién quisiera hablar y aprender de españa.

—Claro, te puedo enseñar a dominar el hermoso acento —ambos nos soltamos a reír.

[...]

Terminamos de subir las cosas al coche de Álvaro, dejaría mi casa en Monterrey pues gracias a mi esfuerzo la tenía y tal vez la pondría en renta, lo cuál era la mejor opción para así recibir algo de dinero extra. El español enciende el motor, nos iríamos a CDMX en su auto para que así tuviéramos una mejor movilización o por si se ofrecía algo allá, el viaje sería de casi 11 horas por lo que ambos nos turnaríamos para manejar, Álvaro manejaría primero.

—¿Quieres conectar tu blue? —le contesto que sí, coloco una playlist aleatoría y lo primero que suena es Tu Falta De Querer de mi poderosísima Mon Laferte.

Los árboles pasan rápido, la canción permanece de una manera lenta que me hace querer dormir y sé que no estaría bien dejar a Álvaro solo en esto, así que pienso en algo para hacerle plática.

—¿Qué tal la operación de Nati? —el hombre que está a mi lado sonríe, sé que le encantó conocer a Nati así como a mi me encantó tratarla y estar ahí con ella.

—Nati es una niña muy linda y valiente, su Madre tuvo que salir a firmar otras responsivas y aquella chiquilla quería llorar, sus ojitos la delataban pero no lo hizo, siguió tranquila hasta que la metimos al quirófano —mi corazón se regocija al escuchar como Nati estuvo tranquila— le explicamos lo que haríamos y después se durmió.

—Esa niña es un verdadero sol —el español asiente— y si tú llevas su caso con el cáncer, por favor si es que ella llegara a necesitar quimios —me duele decirlo, las quimios son dolorosas y mi Nati con su cáncer desarrollado estará frágil y yo no podré estar ahí con ella— llévale helado de chocochips, es su favorito

—Verás que se pondrá bien, Wewen y yo te mantendremos al tanto de la niña —el coloca su mano sobre la mía mientras sigue conduciendo— eres su mejor amiga, Nati nos lo confesó cuando Sebas le administraba las primeras dosis para su lucha contra el cáncer.

—Esa niña es tan linda y la tienen que salvar —las pequeña y cristalinas lágrimas ruedan por mis mejillas, el ojiverde me regala un pañuela.

—Así será, linda.

ENCHANTED | Alejandro Zendejas | FanFictionWhere stories live. Discover now