-Tenemos que contaros algo. – en aquel momento, el sillón del salón se sintió frio, al igual que las palabras de su madre. – Es importante.

Tuvo un mal presentimiento, su madre nunca se ponía tan seria, incluso cuando los regañaba por haber portarse mal. Al contrario ella era una mujer bastante alegre, era la primera vez que la veía tan triste. Su padre se apoyó en su mujer para darle apoyo, los dos estaban muy tristes.

Antes de que dijeran ni una sola palabra, Oliver ya había empezado a llorar, mirando la foto que tenían con Scott, de aquel verano, donde aprendieron a dar un gran salto mortal. Estaban sosteniendo las medallas de macarrones que les había entregado Lily. Ambos sonreían como si aquel día fuera el más feliz del mundo, su hermana se encontraba detrás de ellos, con una sonrisa idéntica a la suya. De pequeños, tan solo podían diferenciarlos, porque Lily llevaba el cabello más largo que él.

No logro entender las palabras de sus padres, hasta que vio a Lily llorar. Tras escuchar el nombre de Scott, su mundo en aquel momento cayó en redondo, Oliver pensó que era algún tipo de broma, tan solo tenía ocho años. Sus padres deberían estar bromeando, Scott, su Scotty no podía estar enfermó, habían estado jugando todos los días, y siempre se mostraba sano.

-Van a operarlo. – no entendía aquellas palabras, su madre hablaba de manera extraña. – Scott está en el hospital en estos momentos.

La última que escucho la palabra hospital, fue hacía un par dar de años. Era una imagen muy borrosa, solo había ido una vez, ya que su abuela estaba muy enferma. No la volvió a ver más, tan solo le dijeron que ahora estaba en un lugar donde ya no sentía dolor.

-Scotty también se irá. – bramó desolado, apartaba a su padre para que no le siguiera abrazando, él era ya un niño mayor. - ¿Cómo la abuelita?

-No digas tonterías... - le grito Lily, en aquel momento Oliver sentía que su hermana no era importante. – Scott no va irse ¿verdad?

-Vuestro amigo está muy enfermó. – no quería seguir escuchando. – Sus papás han hablado con nosotros para que os lo dijéramos, Scott lleva mucho tiempo en el hospital.

No podía creérselo, debían estar mintiendo. Debía ser alguna broma de sus padres, Scott no estaba enfermó. Él había estado a su lado todo el tiempo, y nunca lo había visto enfermó, era el más rápido de los nadando, además podía saltar muy alto. Estaba seguro de que podía saltar más alto que su padre.

-¡Estáis mintiendo! – les grito furioso, antes de salir a buscarlo.

Oliver se sentó enfrente de la puerta de Scott para esperarlo, no quería seguir escuchando las tonterías que le estaban contando sus padres. Ellos siempre les mentían para que no hicieran travesuras. Era lo mismo de siempre, su madre le decía que vendría el hombre del saco si no se dormían temprano, él ya no se lo creía, lo había estado esperando algunas noches. Lily le tenía un miedo terrible al ratoncito Pérez y se negaba a que le cayeran los dientes, no quería que él se lo llevara, hasta que descubrió que le traían regalos por el diente. Pero su hermana era muy pequeña, él era más listo, sabían que sus padres siempre mentían para que se portaran bien.

-Scott no está en casa. – le dijo su madre a su a su espalda, no iba a escuchar más mentiras. – Él no está aquí.

-Siempre decís mentiras. – le recrimino ofendido. – Solo las personas muy mayores como mi abuelita van al hospital, Scotty no puede estar allí.

Sintió como lo abrazaba por la espalda, sin decir ni una palabra. Se quedó allí hasta la hora de cenar, su padre lo llamó para que volviera a casa, él se negaba. Tal vez, Scott saldría cuando estuvieran cenando, no quería que eso pase. Pataleo y bramó cuando su padre lo cargo en brazos, montó un gran escándalo cuando vio que cerraban la puerta con llave, y la escondían, para que no pudiera salir.

Hasta el final del caminoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ