04 • (L) The Biggest Mistake

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Todavía sobre las fotos, habían centenas de viajes que la magnate ya había hecho por el mundo, entre ellos estaba el mayor deseo de Camila: París, capital de Francia. Una pose seria, en una gabardina negra y bufanda gris, en la que sostenía una taza de Starbucks, aportándole un encanto que solo los grandes empresarios como Lauren poseían. Un tono prepotente que poco a poco hacía que Camila se preguntara por qué le estaba gustando eso.

Siguió desplazándose por las publicaciones, para encontrar, en una de las fotos más antiguas de Lauren, mucha ostentación, bebidas y mujeres. Karla se fijó que había una rubia tan guapa en el regazo de Michelle como la que en el club estaba ligando a su esposo. Las odiaba. Y por alguna razón en particular, la foto la clavó allí, porque estaba acostumbrada a ver fotos de Lauren sola, en lugares lujosos y sin sonrisas en la cara. Lo cual no encajaba ni un poco con esta foto de ahora, ya que estaba rodeada de unas ocho o nueve mujeres, sonriendo tan alegremente que dejaba explícito lo que estaba sintiendo y lo que estaba a punto de hacer esa noche.

Una vez más distraída, Karla sacudió la cabeza y parpadeó dos veces. Se acordó de respirar hondo y decirse a sí misma que solo era una foto y que, por mucho que supiera que todas aquellas chicas habían sido devoradas por Lauren, no era asunto suyo y, afortunadamente, nunca lo sería.

Por fin, al final del acoso, la mujer consiguió encontrar el número de Lauren en su Biografía. No era el de su móvil, parecía más bien el de su agencia, pero como Camila estaba aburrida y tenía cierta curiosidad por volver a hablar con la magnate, no le importaría quedarse en la linea si fuera necesario.

Se cruzó las piernas, sintiendo también una ligera palpitación en su intimidad al hacerlo. Su corazón comenzó a latir con más fuerza en su pecho cuando conectó la llamada. Su mente no paraba ni un segundo de reproducir la forma en que había sido sujetada por una mujer. Que había sido anhelada y marcada. El aroma de Lauren seguía allí, su tacto hambriento también.

:. ¿Hola? — la voz ronca estremeció cada pelito del cuerpo de Camila, que clasificó el hecho como: excitación exclusiva de la embriaguez.

:. Ho-Hola, Lauren. — susurró, debido a que no quería despertar a las otras mujeres de la casa. — Soy yo, C-Camila.

:. ¿Camila? — sonó sorprendida. — ¿Cómo conseguiste este número?

El número estaba lejos de ser el privado de Lauren. Resultó que el móvil de la empresa, para contrataciones y llamadas, se quedaba con Ariana. Y aquella noche en el club, casualmente, Ariana se lo había entregado a su superior, pues la misma estaba por cerrar un contrato y esperaba una llamada importante.

:. Es que estaba echando un vistazo a mis redes sociales...

:. ¿Y casualmente caíste en mi Instagram? — se rió nasalmente, sentándose en el sofá.

:. Sí... Así es... — Mordisqueó, tensa, su labio inferior.

:. ¿Y a qué debo el honor de tu llamada a estas horas, Camila? — Karla odiaba la forma en que arrastraba las palabras, ya que siempre parecía estar sonriendo o burlándose de sus frases.

Y eso la ponía aún más nerviosa y tensa.

:. Bueno... — tragó saliva, sintiendo que se le formaba un nudo en la garganta. — No te agradecí debidamente la compañía...

:. Ah, claro... — No hacía falta verla para saber que ahora mismo se humedeció el labio inferior. — El placer ha sido mio, Camila. No dudes en buscarme cuando quieras volver a pasar una noche tan divertida como esa. — Otra corriente eléctrica recorrió el cuerpo de la cubana, provocándole, por milésima vez en la madrugada, un escalofrío por la ronca voz de Lauren. — Quiero decir... No probaste la verdadera diversión...

La Amante de mi Esposo (ℭ𝔞𝔪𝔯𝔢𝔫) - TraducciónWhere stories live. Discover now