𝗯𝘂𝘁𝘁𝗲𝗿𝗳𝗹𝘆 ; lo'ak, neteyam.

xiv. miedo en tus ojos.

act two. chapter fourteen
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❪ miedo en tus ojos ❫

LAHELA YA NO SABÍA QUE MÁS HACER CON LA PRESIÓN QUE sentía en su pecho. Lo'ak era un necio y no le hizo caso, los metería en problemas a todos si algo llegase a pasar, que esperaba que no fuera así. Se sentía la responsable de todos allí. Estaba abrazando a Tuk lo más que podía, preparada para salir corriendo por si algún inconveniente se presentaba, trataba de convencerse de que no pasaría nada y estarían a salvo, pero su intuición era más fuerte que nunca y sentía miedo, claro que estaba asustaba. Observó como Lo'ak y Spider intercambiaban palabras entre sí.

— Esto se siente extraño... —murmuró Lahela mirando a su mejor amiga.

— Siento lo mismo, deberíamos irnos —le respondió Kiri.

Vieron como Lo'ak y Spider regresaban hacia donde estaban ellas y se arrodillaron a su costado. Lo'ak se apretó el collar para escuchar a su familia que tenía en el cuello.

— Demonio Canino, aquí Ojo de Águila, cambio.

Las orejas de Lahela se movieron y miró en dirección a Lo'ak quien le miró de reojo.

— Adelante, Ojo de Águila —habló Jake del otro lado de la línea.

— Hay gente sospechosa, uhm... parecen avatares, pero están camuflados y portan armas. Son... son seis, cambio.

— ¿Tu posición?, cambio.

Lo'ak titubeó y miró a Lahela, ella le asintió indicándole que siguiera.

— Uhm, en la vieja choza...

Hubo un silencio que hizo a Lahela pensar que habría regaño asegurado.

— ¿Tú y quién?

— Pues yo, Spider, Kiri... Lahela y Tuk —Lo'ak hizo una mueca y escuchó el suspiró pesado de Jake.

Lahela se presionó debajo de la oreja para escuchar la conversación y apretó a Tuk hacia su cuerpo.

— Hijo, escúchame con mucha atención. Apártense ahora, en completo silencio, lárguense de ahí. Corran, ¿copiado?

Todos comenzaron a levantarse lo más sigilosos posibles.

— Si, señor. Eso haremos —Lo'ak tomó la mano de Lahela.

— Te lo dije, Lo'ak —susurró la castaña.

— Ya, vamos.

Comenzaron a correr viendo a los lados, trataban de estar lo más callados que podían. Lahela estaba mirando hacia atrás repetidas veces, verificando que ninguno se hubiera quedado atrás. Tuk se adelantó y comenzó a correr delante de ellos.

— Te vas a meter en muchos problemas —le reprochó Kiri a su hermano y este chistó.

— Kiri, basta. Oigan, muévanse.

— Rápido, casi es hora del eclipse —dijo la niña mirándolos, hasta que soltó un gritó.

Pues un solado la había tomado en sus brazos asustándola. Lahela se asustó y trató de ir hacia ella pero estaban rodeados.