Capitulo 10 - Entiéndeme

382 30 5
                                    

— ¡Abre la puta puerta! ¡Maldito hijo de puta!
Lucas pateaba con fuerza la puerta de la habitación cada día desde el incidente pero Peter no había vuelto a bajar al sótano desde entonces.
Su comida comenzaba a acabarse, ya solo quedaban un par de sopas instantáneas que tanto odiaba y un par de galletas saladas. Al ver que eso era lo único que tenía para comer prefería irse a dormir sin comer nada.

Al cabo de 4 días, Peter espero a que fuera lo suficientemente temprano para evitar encontrarse con Lucas despierto y así evitar los gritos e insultos. A pesar de ser de sueño ligero solía despertar alrededor de las 10 de la mañana, lo que le daba tiempo suficiente para preparar todo antes de que despertara.

Abrió lo más silencioso que pudo la puerta cambiando la comida que le quedaba al menor dándose cuenta que no había comido en esos días.
Se aseguró que siguiera durmiendo y subió de vuelta a la cocina.

Le preparó el sándwich de pavo y aguacate que había notado que siempre que lo preparaba lo comía hasta acabarlo, agregó más frutas y una jale de frambuesa y granada, unos refrescos que había comprado que sabía que le gustaban, siempre lo miraba camino a su trabajo o a los dormitorios bebiendo uno de ellos. Quitó las sopas que no comía y agregó unos panecillos, decidió que cada mañana le dejaría queso o el jamón de pavo para que lo comiera de merienda.

Bajó de vuelta dejándole la comida y el sándwich en la mesa junto a la cama, lo miró por un momento dormir profundamente, la falta de comida, deshidratación y el cansancio lo tenían completamente agotado y de podía ver por lo desgastada que estaba su imagen.

Se sentó junto a él corriendo unos mechones que ocultaban su rostro, notó los cortes en su labio y mejillas junto al leve moretón debajo de su ojo izquierdo por la pelea que tuvieron hace unos días, corrió el cuello de la camisa viendo como sus manos estaban marcadas en cuello de Lucas.
— Lo lamento tanto, nunca quise dañarte de esta manera, Lucas. — Le decía acariciando su cabello con cariño.

Lucas se veía tan agotado, sus ojeras eran profundas y oscuras, piel seca y opaca junto con todos los moretones y raspones por la pelea que habían tenido y sin mencionar la pérdida de peso que cada vez era más notoria por la falta de comida.

— Debo cuidarte mejor, mira cómo estás...
Se quedó unos minutos mirándolo dormir mientras acariciaba su cabello, la paz y tranquilidad que se veía en su rostro al dormir era la misma que quería ver siempre en él.

Lucas abrió lentamente sus ojos al sentir como tocaban su cabello, como era de sueño ligero,  provocaba que se despertaba con facilidad ante el mínimo ruido o movimiento sin importar que tan agotado estuviera.

Al verlo junto a él se levantó echándose hacia atrás llegando al otro extremo de la cama.
— ¿Estás mejor?— Le preguntó con una voz calmada.
— ¡Vete a la mierda! — Le gritó enojado.
— Veo que aún no te calmas...— Le dijo indiferente y continuó, — Te traje comida, revise la canasta esta mañana, no has comido nada.
— ¡Sácame de aquí, déjame ir de una puta vez!
— Buena ya, es suficiente. ¿Cuál es la necesidad de tener que maldecir todo el tiempo?
— ¡¿Cuál es la tuya al tenerme aquí secuestrador?!
— Solo come, es demasiado temprano para pelear.
— No quiero nada de ti.
— Hace solo unos días parecías un mocoso llorando  por todo, todo el tiempo y ahora tenemos esto. — Le dijo riéndose de la actitud desafiante de Lucas.
— ¡No te burles de mi! — Le dijo molesto
— No lo hago. — Se acercó a su rostro continuando, —Lucas, yo en verdad te amo, te amo demasiado.

Lucas se echó para atrás mirándolo sorprendió sin saber que decir.
— Desde que te conocí solo he querido tenerte junto a mi, cuidarte y protegerte de todos y todo.
— Estas loco...
— Me aseguraré que nadie pueda herirte nunca y si para hacer eso tengo que mantenerte aquí atado, eso estoy dispuesto a hacerlo.
— ¿Acaso te has escuchado hablar? ¿Cómo puedes pensar que eso está bien?
— ¿Pero por qué no? Solo así me aseguraré que estás bien, solo así serás mío y no permitiré que nada malo te pase.

EnjauladoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora