09. "Damian: Conozcamos al Dueño del Circo"

123 123 0
                                    

La impresión que este hallazgo me produce es demasiado fuerte; tanto así que mi mente se sume en un estado de parálisis total, varada sin capacidad de respuesta.

Por un instante, siento que deambulo fuera de mi cuerpo, suspendida en el tiempo y el espacio, cual espíritu mundano vagando por los confines de un mundo al que no pertenece.

Tal vez porque esta realidad es tan absurda que apenas puedo concebirla como lo que es: cierta.

—¿Qué rayos haces aquí? ¿Tú eres…?

Ni siquiera puedo completar mi pregunta, estoy patidifusa. Y otra vez mis neuronas se han visto superadas por el exuberante cúmulo de revelaciones que ha traído para mí esta adorable madrugada.

—¿Por qué? Michael es tu hermano —me las arreglo para pronunciar en medio de mi catatónica estupefacción.

—Justamente por eso.

Él aumenta la brecha que nos distancia dando un nuevo paso en reversa, como si recordarle su parentesco le incomodara. Pero eso es lo que menos importa ahora mismo, esta situación es simplemente demasiado. 

Hago un esfuerzo por sobrellevar mi desconcierto y asimilar este amargo descubrimiento lo más rápido posible.

—N-no entiendo. Nos conocemos desde chiquitos, fuimos inseparables por un tiempo. De Blair puedo llegar a comprenderlo, tal parece que empujamos a la chica que le gustaba hacia el barranco del suicidio sin darnos cuenta, pero… ¿tú?

¿Por qué rayos Damian Addams armaría todo este ridículo show en nuestra contra?

—¿Hace cuánto no nos vemos, Lila?

Comúnmente odio que me respondan una interrogante con otra, mas, me siento tan sobrepasada por las dimensiones de esta locura que me limito a contestar obedientemente.

—No estoy segura, ¿cuatro años quizá? —Hago una mueca junto a un rápido cálculo mental.

—Casi —Él acepta mi minúsculo desacierto y especifica—: Tres años, diez meses y dieciocho días.

¿Es normal que su rara exactitud me dé repelús? Sí, ¿verdad? A él es a quien le patina el queso, yo solo quería morir en paz. “Las cosas que hay que soportar cuando tu suicidio se queda en un mero intento.”

—Ganaste una beca y estudias en un riguroso instituto frecuentado por niñatos ricos. Es natural que ya no tengamos tanto contacto como durante el primer año. Además, a pesar de la separación, continuo al pendiente de tu vida: tu hermano me contó que tus notas son excelentes y que quieres estudiar alguna Ingeniería cuando vayas a la universidad. ¿Sigues prefiriendo el MIT?

Por un idílico momento, me pierdo en memorias de tiempos mejores, o no tan caóticos, y anhelo profundamente ser portadora de un pasado menos doloroso, quizá uno en el que pudiera refugiarme durante fatídicas circunstancias como estas. Tal vez, uno que desembocara en un presente menos traumático. Eso sería más que suficiente para mí.

Sin embargo, rápidamente me obligo a abandonar mis sueños sin sentido y a no olvidar, que permanezco atada como ganado, precisamente por el chiquillo que solía ser mi mejor amigo hace no tanto.

—Eres extraordinariamente inteligente, siempre lo has sido. ¿Por qué urdirías este plan malévolo en contra de siete chicos estúpidos?

Y por supuesto que me incluyo como miembro honorario del comité de estúpidos. Es decir, ¡somos estúpidos! Es un hecho innegable. ¡Pero esa no es excusa para querer asesinarnos!

—Veo que tu adorado Mike desempeñó un excelente trabajo dándote noticias mías. Solo se le escapó un pequeño detalle. De lo que no te puso al tanto, es que fui expulsado. Por su culpa —el rencor en su voz es tan palpable que me crispa los nervios. No quisiera ser la receptora de tanto resentimiento.

Welcome to HellKde žijí příběhy. Začni objevovat