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Evie creía firmemente en las segundas oportunidades, solo y cuando las personas hayan aprendido de sus errores se puede perdonar, Audrey es un claro ejemplo de que la redención existe y viene de la mano con el arrepentimiento.

Habían pasado tres años desde que Mal había desidido abandonar Auradon en busca de su sanar por completo sus heridas y en ese tiempo Evie no había sabido absolutamente nada de su amiga, porque sí, para la nueva Reina de Auradon, Mal siempre fue y sería su mejor amiga, a pesar de sus errores, porque Evie sabía que el error había sido suyo también, por más que Ben se haya hecho responsable de todo, Evie sabia la verdad y la aceptaba.

El Reino siguió próspero y pacífico, Ben era un buen Rey, generoso, justo y cerebral, para ella por el contrario, fue mucho más difícil adaptarse a toda la situación, los habitantes de Auradon al principio la rechazaron y señalaron, obviamente todos querian a Mal como Reina, por lo que Evie había tenido que bajar la cabeza en muchas ocasiones debido a la vergüenza que sentía por todo lo que decían de ella a sus espaldas y en su cara también, todo dependía de que tan valiente fueran.

Nunca se lo comentó a Ben, pues no quería que se angustiara más de lo necesario, sin embargo, tanto Uma como Audrey no pensaron lo mismo y en cuanto se enteraron de lo que su amiga estaba pasando fueron directo a contárselo a Ben, al cuál obviamente no le hizo la menor gracia el hecho de saber las humillaciones que su en ese momento prometida estaba viviendo, por lo que se impuso sobre sus habitantes, dejando en claro que cualquier ataque hacía Evie sería tomado como un insulto a la corona y por lo tanto, se aplicaría un castigo justo.

Aunque bueno, con el tiempo, las buenas actitudes de Evie hacía su pueblo y luego de su boda con Ben, las personas la fueron aceptando, llegando a ser una Reina muy querida, admirada y respetada, cosa que la hacía sentir muy orgullosa de sí misma y de todo lo que había logrado.

Aunque claro, su felicidad no estaba completa, pues a pesar de hecho de que su vida estaba llendo espectacular, pues tenía unos amigos que la adoraban, un esposo que la amaba con todo su corazón y que se encargaba día y noche de hacerle saber lo malditamente felíz que era a su lado, Evie no se sentía completa, no se sentía plena, pues le faltaba su amiga del alma, su mitad.

Con un suspiro cansado, la Reina azúl pasó con suavidad una se sus manos por su abultado vientre de casi seis meses, pues sí, los monarcas del Reino estaba esperando a su primer bebé, el cuál obviamente sería Rey o Reina luego de ellos.

Ben estaba muy sobreprotector con su esposa y no era para menos, Evie había tenido una amenaza de aborto y el médico le había dicho que debía hacer reposo absoluto, más ahora que su embarazo ya casi llegaba a su final, obviamente Ben estaba paranoico y no dejaba que su esposa hiciera nada, cosa que ponía de los nervios a Evie, pero también le causaba mucha ternura.

Dos toques en la puerta de su recámara la hicieron salir de la maraña de pensamientos en la que estaba sumergida.

-Adelante -la voz de la Reina sonó suave y relajada, como era costumbre en ella.

La puerta frente a ella se abrió ligeramente, más nadie entró por ella, haciendo esto que cierta incertidumbre se apoderará de la chica, pues no sabía quién era, pero se estaba demorando demasiado en entrar, lo cual se le hacía muy raro, por lo que con lentitud se levantó de la gran cama real, dispuesta a ir a ver quién era su visitante.

Sin embargo, antes de llegar a ella la puerta se abrió en su totalidad, dejando ver una tan conocida cabellera rubia, haciendo que Evie soltará el aire que hasta el momento no sabía que estaba reteniendo.

El fuerte cuerpo del Rey se adentró en sus aposentos, estaba agitada y una suave sonrisa estaba plasmada en su rostro, sonrisa que se borró nada más ver a su esposa parada en medio de la habitación.

-Evie, ¿Por qué te levantas de la cama? -preguntó mientras se acercaba a ella con rapidez- Te pudo pasar algo -regañó con suavidad.

-Amor, estoy embarazada, no enferma -protestó.

Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios al ver la mirada de regaño que tenía su esposo.

-Yo solo quiero cuidarte

Dijo Ben mientras hacía un tierno puchero que Evie no dudó en besar, logrando que su esposo se relajara y siguiera el beso con mucha más pasión.

Evie suspiró en sus brazos, permitiéndose disfrutar de la calidez del hombre frente a ella.

-Sé que quieres cuidarme Ben y te lo agradezco, pero no tienes que ser tan dramático amor -rebatió con cariño.

-Está bien -dijo rendido- Prometo bajar la intensidad un poco

Evie sonrió ante esto y besó con suavidad la mejilla de su esposo, logrando que un suspiro de satisfacción saliera de sus labios, muchas veces a Evie le causaba mucha ternura las reacciones que Ben tenía hacia ella, era totalmente distinto que con sus súdbitos y eso me encantaba a la peli azúl.

-¿Por qué trardaste tanto en entrar? -preguntó Evie con suavidad, disfrutando de las caricias de Ben en su vientre.

-Ah, es cierto -sonrió en grande- Amor, te tengo una sorpresa

Evie alzó una ceja mientras observaba como su marido se alejaba de ella con lentitud, ocasionando que Ben sonriera aún más.

El rey de Auradon salió de la habitación, y cuando volvió a entrara no lo hizo solo, detrás de el estaba una nerviosa Mal.

Evie sintió como su respiración se aceleraba y sus ojos inevitablemente se inundaban en lágrimas, llevó una de sus manos a la boca, mientras que la otra estaba sobre su hinchado vientre.

-Mal -su voz sonó ahogada.

La emoción desbordaba por completo a la Reina, por lo que con paso lento se dirigió hacía su amiga, abrazándola sin permiso y con todas sus fuerzas.

Abrazo que Mal correspondió al instante.

-Te extrañé mucho amiga -confesó la temblorosa Reina.

-Yo también Evie

Y con solo esas palabras de Mal, Evie se volvió a sentir completa, permitiéndose ser feliz completamente, sin miedo, ni al vacío que su amiga dejó en su corazon al marcharse.

Ben miró con una sonrisa a ambas mujeres frente a él, estaba feliz, por fin observaba a su esposa sonreír completamente, con ese brillo en lo ojos que siempre la habían caracterizado.

Y Ben sabía que ya todo estaría bien, sus amigos estarían todos juntos nuevamente, completos, con su alocada pelimorada, la pandilla estaba completa y esperaba que no se volviera a separar.

Evie conectó miradas con su esposo, el cuál sonreía plenatmente en su dirección, afianzó más su agarré en el tembloroso cuerpo de su amiga, cerró los ojos y sonrió.

Su alma gemela estaba de vuelta y ahora sí que lo tenía todo para ser felíz.

No más lágrimas, no más miedo, no más mentiras.

Pues siempre habían sido ellas dos, desde el principio, solo Mal he Evie.

Dos mujeres que sabían perdonar y aceptar sus propios errores

Dos amigas del alma que nunca más se separarían.

👑 Fin 👑





After Kiss {Bevie}Where stories live. Discover now