Capítulo 14: Russian roulette

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-Y los Chessler ya cruzaron la frontera y entregaron el cargamento a la Yakuza, Hinata vendrá la semana próxima y solicita reunirse con usted-. El mayor de los Alden asintió suspirando ante la información dada por su secretario.

El de cabello negro se levantó de su asiento, se colocó el saco y ordenó algunos papeles.

-Agenda una reunión con Hinata e informale que la estaré esperando. ¿Sabes donde está mi hermana?-. El contrario negó.

-No hemos tenido noticias de la señorita Tracy.

-Eso es todo por hoy, mantenme informado-. Tomó las llaves del auto y salió del estacionamiento avanzando hasta este, al subirse conectó su teléfono al manos libres y comenzó a marcarle a su hermana, lo cual lo enviaba directo al buzón de voz.

Estacionó frente a su casa y se adentró en esta, arrojó su saco al sillón ya desesperado al ver que su hermana no atendía el teléfono.

Se apoyó en la mesita mientras pasaba sus manos por su cabello negro, exasperado por la situación. Al abrir sus ojos observó la pequeña libreta de notas que siempre dejaba allí, de esta sobresalía un pequeño pedazo de papel, seña de que la hoja anterior había sido arrancada, y no por él.

Tomó un lápiz y comenzó a rayar de forma suave y continua la hoja siguiente. Que hubiera sido arrancada una hoja significaba que algo importante había allí, y de seguro su hermana estaban detrás.

A la hora de escribir, la presión hace que en la siguiente hoja quede escrito de forma no visible la de la primera hoja, por lo que al rayar ligeramente con un lápiz la siguiente hoja permanecía en blanco la palabra, mostrando lo que había escrito.

Dashi observó el papel notando una dirección, la casa de Kateline Rivas.

¿Qué coño quería su hermana con esa mujer?

Salió de la mansión Alden casi corriendo y condujo hacia la dirección de la rubia, con la esperanza de encontrar a su hermana allí, sana y salva.

Estacionó nuevamente su auto frente la casa de la rubia, la angustia se apoderaba de él con cada segundo que pasaba, su corazón se desesperaba y su mente se nublaba.

La puerta del lugar abierta le dio una mala sensación, se adentró en la casa llamando el nombre de su hermana, mas no obtuvo respuesta.

El lugar estaba hecho un desastre, parecía que hubiese habido una pelea. Se inclinó hacia el suelo, tomando entre sus manos el colgante de su hermana.

Afligido, observó a su alrededor, no había rostro de su hermana, ni de Kateline. Tomó su teléfono con manos temblorosas y volvió a marcarle a Tracy, esta vez el teléfono fue apagado, volviendo su impotencia cada vez mayor.

《🎭》

Tracy veía como su teléfono no paraba de sonar en manos de aquel chico de cabello negro con betas blancas, debía ser su hermano, imaginaba que en este punto ya se estaría volviendo loco al no hallar respuestas de ella.

El chico apagó su teléfono y lo tiró a una mesa metálica mientras miraba a las chicas, se notaba que él era el que daba las órdenes.

-Debes imaginar por qué estás aquí. -Entrelazó sus manos por detrás de su espalda, inclinó su cuerpo ligeramente hacia adelante, ladeó su cabeza y sonrió en grande mirando a Kate.

-No tengo ni idea -comentó la rubia sonriendo-. Ilumíname, guapo. -Le guiñó un ojo haciendo que el chico rubio frente a ella gruñera mirándola mal, mientras que el de cabellos negros solo rio asintiendo y se incorporó acomodando su traje.

HollanWhere stories live. Discover now