Capítulo 4: Desearía no poder sentir nada

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{14 años antes}

Oscuridad.

Todo lo que veía era... Oscuridad.

Gritos y puertas metálicas abriéndose.

Eso era todo lo que oía.

Sangre y tierra mojada.

Era todo lo que podía oler.

Frío, temor e impotencia.

Eso era todo lo que podía sentir.

–¡Andando!—la obligaron a ponerse de pie y la tiraron del camión, su pequeño y delgado cuerpo impactó contra el asfalto y jadeó de dolor.

El mismo tipo la agarró ahora de su largo cabello castaño y la arrastró hacia dentro para posteriormente tirarla a alguna parte, su cuerpo cayó sobre suelo metálico, estaba frío y ella tenía muy poca ropa, temblaba tratando de ponerse de pie.

–Ponte cómoda pequeña perra—un ruido le hizo saber que había sido encerrada, entonces se quedó allí acostada, con las manos atadas y los ojos vendados, y no pudo hacer más que entregarse al sueño provocado por la droga que le habían inyectado.

🥀

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que la tiraron a la celda, ahora había despertado abruptamente por el impacto de un puñetazo en el rostro.

Pestañeó varias veces adaptándose a la luz, ya no tenía la venda en los ojos ni las manos atadas.

–Síguela, no intentes nada o te meto una bala en el cerebro ¿Entendiste niñita?—la pequeña asintió y miró a la mujer que iba al frente mientras la seguía por los largos pasillos.

La chica era joven, tenía el cabello castaño claro bastante largo y le adornaba un bonito flequillo. Vestía un ridículo traje de sirvienta. Si la niña caminaba un poco lento el guardia la empujaba sin importarle si caía o se hacía daño.

Al llegar a una puerta blanca la joven se volteó en dirección a la niña y el guardia.

–Para darle un baño necesitaré jabón y de paso unas toallas. ¿Podrías traérmelas?—el enorme guardia asintió con mala cara y se alejó por el pasillo mientras la joven metía a la niña al cuarto de baño y luego de quitarle la poca ropa que vestía la metió en la tina con agua tibia.

–Siento mucho que te esté pasando esto, no te reveles, no los ataques, no trates de huir, sé inteligente y obediente si quieres sobrevivir—le acarició con cariño el cabello—Yo estuve en tu lugar, creeme debes hacerme caso, tú serás especial pequeña, te ayudaré y entrenaré para que te vengues de esos cerdos y te vayas de aquí, tú aún estás a tiempo. ¿Quieres eso?

La niña asintió mirándole el silencio como si la estuviera estudiando.

–Mi nombre es Alycia. ¿Cómo te llamas tú?—pero la niña no habló solo alzó su mano dejando que viera una pulsera de metal con su nombre grabado en esta—Evelyn... es un lindo nombre.

El guardia volvió a entrar dejando las cosas que Alycia había pedido en una mesita, pero no volvió a salir, se quedó parada a un lado de la bañera con cara seria y postura firme.

Entonces Evelyn lo entendió, privacidad era algo que no volvería a tener.

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