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-Te vas a enterar, mocosa- de repente veo que alza una gran montaña de nieve sobre mí, intento huir pero lo deja caer todo sobre mí cubriéndome entera de nieve y soy liberada del hechizo y trato de salir de la montaña mientras que escucho cómo se ríe, se acerca una vez he podido sacar la cabeza- deja que te ayude- me quita toda la nieve posible 

-Eso no vale, yo sólo te lancé una bola y tú una montaña- hago un puchero cruzada de brazos- pero al menos te has divertido- 

-Está bien, lo admito- sonríe de lado y veo la hora en mi reloj

-Creo que será mejor volver, falta poco para el almuerzo- asiente y volvemos juntos al castillo, entramos y vamos al gran comedor donde ya hay algunos sentados, incluyendo el director, me acerco a él y tras asegurarme de que nadie mira le doy un abrazo  que me corresponde- gracias-

-No hay de qué- sonríe antes de observarnos- veo que te has divertido con la nieve, estás empapada- comenta con diversión

-Bueno, es que no miré por dónde iba y me cayó bastante nieve encima- miro discretamente a mi hermano que hace como si nada fuera con él y se sienta en el mismo lugar donde desayunó esta mañana y yo hago igual, esperamos a que llegue el resto y almorzamos tranquilamente, después me retiro a mi cuarto para vestirme con ropa más cómoda puesto que la que usé esta mañana está casi toda empapada y no es muy recomendable que esté mucho tiempo con ella puesta, así que me cambio y vuelvo a bajar con mi nuevo cuaderno y me quedo en la sala común escribiendo todas las recetas de pociones que he estudiado y me sé de memoria al igual que dibujar el color en que debería de estar, los ingredientes que debe de tener, algunos hechizos junto con alguna representación de su efecto en los otros o por sí solo, al igual que también apunto hechizos útiles de mi nuevo libro de hechizos que me ha regalado mi jefa de casa

Termino de hacer mi cometido y me he dado cuenta de que a medida que uso una página entera otra aparece al final completamente en blanco, es genial. Cuando se aproxima la hora de la cena bajo con mi cuaderno metido en el cabestrillo que tengo para descansar el brazo un poco junto con un lápiz para borradores en el bolsillo. Entro en el gran comedor y sigue estando el sitio al lado de Severus, supongo que es porque todos le tienen miedo. Me acerco a él y le sonrío discretamente y Dumbledore me mira curioso.

-Raven, ¿qué es eso?- mira curioso lo que tengo en lo que sostiene mi brazo

-Es un regalo que me han hecho, es un cuaderno en blanco y ya lo he estrenado- lo saco y se lo muestro, seguro que él sabe que fue Severus quien me lo regaló

-¿Me permites verlo?- asiento y se lo entrego, justo y de casualidad está pasando la profesora McGonagall y se para a mirar curiosa, los dos miran las coloridas páginas llenas de curiosidades y de dibujos- has hecho bien al hacer tu propio glosario de pociones y conjuros, es una buena manera de saber qué hacer en determinadas ocasiones, dibujas bastante bien- me lo devuelve y no puedo evitar sonrojarme

-Gracias señor- entran mis dos amigos y me dirigen una mirada que me dice que tenemos que hablar y asiento sin que se den cuenta el resto, cenamos también tranquilos y cuando nos vamos a ir a la cama yo me quedo atrás para despedirme de mi hermano y espero a que estemos solos

-Vamos, te acompaño a la entrada de tu sala común- asiento con una sonrisa y vamos rumbo a mi sala común y nos detenemos justo en la entrada antes de decir la contraseña- buenas noches Raven-

-Buenas noches, hermano- digo antes de darle un pequeño abrazo y entrar en la sala común, hago lo de siempre antes de acostarme a dormir, pero soy despertada al escuchar ruido en la puerta de mi cuarto, así que perezosamente me levanto y encuentro a Harry y a Ron en pijama y con la capa de invisibilidad que le han regalado al de gafas de manera anónima -¿qué pasa?, ¿qué horas son estas para estar despiertos?- digo antes de que se me escape un bostezo 

Hermana de ¿Severus Snape?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora