1

321 17 0
                                    

Al fin, al fin saldría de este infierno al que muchos llaman vida normal, pero para mí es un infierno absoluto, por fin me iré lejos de mi “hogar” por varios meses y vivir en un lugar lejos de aquí, menos mal. Y todo gracias a una lechuza con una carta expresamente para mí indicándome que he sido aceptada en nada más y nada menos que en Hogwarts. Así que preparo un baúl con todas mis cosas necesarias y mi ropa antes de salir rumbo a Londres para así ir al Callejón Diagon para comprar mis libros, sacar dinero de Gringotts y poder comprarme mis nuevos uniformes y también mi varita. Al final del día ya tengo todo listo y no me queda de otra que regresar a casa para estar un par de días antes de por fin irme a la estación de trenes rumbo a esta gran escuela. Llega el día tan deseado y ni ganas tengo de despedirme de madre, es más, ella ni siquiera ha querido acompañarme a la estación, tampoco es que me haya hecho la ilusión de que vendría conmigo, cruzo el muro mágico y aparezco por fin en el andén 9 ¾. Subo mis cosas en la zona de cargamento para ahora entrar en la zona de vagones en busca de alguno que esté vacío ya que no conozco a nadie de aquí y no suelo hacer muchos amigos que digamos, menos mal que me he traído un par de libros para entretenerme, pero cuando me dispongo a comenzar con mi lectura veo en la puerta del compartimento a un chico de cabello oscuro, delgaducho, piel blanca, ojos aguamarina cubiertos por unas gafas redondas, con ropa que le queda grande y se le ve tímido.

-Disculpa, ¿te importa si estoy contigo?- niego con la cabeza y se sienta frente a mí- ¿cómo te llamas?-

-Raven, Raven O’Connor- le digo con timidez- ¿y tú?- cuando va a hablar aparece otro muchacho pelirrojo, de piel blanca, ojos azules, cara redonda y con pecas y con una rata en el brazo por lo que puedo notar

-Perdonad, ¿les importa que esté aquí?, es que está todo ocupado- se encoge de hombros y el muchacho frente a mí asiente por los dos y entra sentándose un poco alejado de mí- por cierto soy Ron, Ron Weasley- nos mira a ambos

-Ella es Raven O’Connor y yo Harry, Harry Potter- ese nombre me suena de algo, pero parece que el pelirrojo sí lo conoce

-Qué pasada, y dime, ¿tienes la…?- se ve que no sabe cómo decirlo

-¿La qué?- pregunta confundido, se acerca un poco como si se tratara de un secreto

-La cicatriz- dice por lo bajo

-Ah, sí- le muestra la cicatriz con forma de un rayo que oculta su cabello en su frente

-Qué pasada- dice asombrado 

Yo me vuelvo a enfrascar en mi lectura mientras que ellos siguen hablando y Harry ha comprado muchos dulces del carrito que pasa por el pasillo y comparte con nosotros, yo de vez en cuando cojo alguna pero sigo sin participar en su conversación hasta que aparece una chica de cabello castaño, ojos marrones, también de piel blanca, vestida ya con el uniforme neutro de la escuela que tenemos todos los de primer año antes de ser seleccionados en cada casa. Por lo que escuché se llama Hermione Granger y se ve que sabe muchas cosas incluyendo de magia ya que ha arreglado las gafas de Harry como si nada, nos ha aconsejado cambiarnos puesto que ya falta poco por llegar, por lo que guardo mis cosas y tomo mi ropa y me cambio en el baño. Una vez hemos llegado al andén somos recibidos por el guardián de Hogwarts, por lo que escuché de Harry se llama Hagrid y fue él quien le llevó al Callejón Diagon a comprar sus cosas. Nos lleva a unas barcas que nos llevan por grupos a la escuela, llegamos al otro lado del embarcadero y esperamos a que nos indiquen cuando entrar en el gran comedor, mientras tanto me quedo al lado de Harry puesto que no conozco a nadie más, no presto atención a nada más hasta que llega la profesora de antes diciendo que ya está todo listo, entramos en el gran espacio rodeado de alumnos de diferentes casas que nos observan y yo me siento muy observada, nos paramos frente a la gran mesa de profesores y una butaca con el sombrero seleccionador. La profesora va llamando uno por uno a los alumnos y el sombrero dice en alto la casa otorgada.

-Raven O’Connor Snape- de repente se hace el silencio absoluto y yo muy tímida avanzo y me siento en la butaca con la mente en blanco  la espera del veredicto del sombrero

-Ya sé dónde ponerte, Gryffindor- dice en alto y los de esa casa lo celebran, me acerco rápido a la gran mesa junto a los únicos que he conocido en el trayecto pero igualmente me quedo callada, termina la selección del resto, el director Dumbledore da unas palabras antes de aparecer frente a nosotros todo tipo de manjares muy apetitosos, de los cuales sólo cojo un poco y cuando termino de comer espero a que sea momento de que nos lleven a nuestras salas comunes, cuando lo hacen yo memorizo todo el recorrido para no perderme y nos dicen la contraseña “Caput draconis”  para poder acceder a la sala, el prefecto nos dice dónde se encuentran nuestros cuartos y me ha tocado con Hermione y dos chicas más

-Tú eres la chica que estaba con Harry y Ron en el tren, ¿verdad?- me pregunta y yo asiente- te vi muy metida en tu libro, pero si no me escuchaste soy…-

-Hermione Granger, lo escuché, puedes llamarme Raven si quieres- digo con un hilo de voz y asiente, termino de acomodar mis cosas y me cambio a mi pijama al igual que ella

-Buenas noches Raven- yo no digo nada y cierro los ojos, como siempre me despierto antes de lo normal por culpa de las malditas pesadillas, por lo que enciendo una pequeña lámpara de luz suave para prepararme ya con el uniforme con mi respectivo escudo, tomo mi maleta con is materiales necesarios gracias a que ya nos han dado nuestro horario y bajo a la sala común para ponerme en el sofá y dibujar en mi cuaderno inseparable hasta que es hora de ir a desayunar, voy al gran comedor y desayuno un poco antes de levantarme e ir rumbo a mi primera clase con la profesora de Transformaciones, la profesora McGonagall, parece que soy la primera en llegar y ya está la docente en el aula

-Buenos días profesora- saludo con educación y timidez

-Buenos días señorita O’Connor- sonríe levemente antes de que empiecen a llegar el resto, la clase pasa bastante rápido ya que es bastante interesante, seguimos con el resto de clases, la clase de pociones no sé porqué pero me llama la atención bastante, en el horario no sale el nombre o apellido del docente, pero no le tomo mucha importancia, van llegando el resto de compañeros de casa y los de Slytherin que escucho que susurran cosas sobre mí, trato de no prestarles atención y sigo con mi cuaderno de dibujos hasta que llega el profesor que me suena de haberlo visto antes de entrar a la escuela, pero no sé de dónde o cuando, la clase pasa muy amena, el profesor se le conoce como profesor Snape, como mi segundo apellido, es algo curioso pero trato de no pensar en ello porque no quiero meterme en problemas y ser castigada no sólo en la escuela, salimos de la clase y sigo con mi jornada de hoy hasta que terminamos por fin, antes de bajar a comer me cambio de ropa a un pantalón ancho negro, una camiseta igual bajo una sudadera con capucha del mismo color, con mi maleta de clases y almuerzo un poco antes de salir e ir a la biblioteca para hacer las tareas que han marcado hoy, cuando termino salgo del edificio y voy hacia uno de los patios internos con un árbol y me siento en la falda de este a dibujar o leer un poco, en este caso es lo primero hasta que de repente me arrebatan mi cuaderno y veo al chico rubio casi platinado de Slytherin Draco Malfoy que no ha dejado de molestar a Harry en casi todo el día

-¿Pero mira a quién tenemos aquí?- dice junto a su grupo de serpientes

Hermana de ¿Severus Snape?Where stories live. Discover now