Ataque a Titán: un cuento de herrero ( REMASTER )

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Capítulo 52: Lamento de la moda

Un día triste esperaba a los que aún dormían a la hora temprana. Gruesas nubes cubrían el cielo azul y el sol, sus rayos solo aparecían en pequeños bolsillos en todo el país. El trueno retumbó en la parte superior cuando grandes gotas de lluvia cayeron hacia el suelo. Muchos darían la bienvenida al agua refrescante, mientras que otros se quejarían del lodo que causaría la lluvia, así como de las inundaciones que crearían obstáculos durante todo el día. Como siempre, la reacción normal para los humanos.

La parte inmadura de Eren quería que el clima fuera una razón suficiente para suspender el entrenamiento que le esperaba, pero era una esperanza tonta. Muy pronto, tendría que salir y enfrentarse a la persona que le causó tanto sufrimiento. Realmente no quería tratar con ella mientras pudiera evitarlo. Una idea formulada en su cerebro para mantenerse distraído del inevitable encuentro. Bajó al comedor y recibió dos porciones de frijoles y sopa, colocándolos a todos en una bandeja. Equilibrando cuidadosamente la comida, la llevó a la enfermería donde sabía que cierta chica lo apreciaría.

Cuando se acercó a su puerta, escuchó ruidos gruñidos provenientes del otro lado. Sus cejas se alzaron cuando golpeó. "Mikasa, ¿estás bien?"

"Entra, Eren", respondió ella, haciendo esos mismos sonidos.

Eren lanzó un suspiro mientras empujaba hacia abajo sobre el mango con el codo, entrando en la habitación. Lo que vio casi lo hizo dejar caer toda la bandeja. "Seriamente?"

Mikasa estaba en el suelo vestida con su ropa de entrenamiento. Una parte superior blanca que dejó su sección media completamente expuesta y pantalones cortos morados que se ajustaban a la forma. Estaba realizando crujidos intensos con las manos detrás de la cabeza. Cada vez que realizaba una sentada, dejaba escapar un gruñido de los moretones en su caja torácica. Sus ojos se lanzaron brevemente a Eren mientras continuaba sus ejercicios. "Estoy bien. Las heridas son curativas."

Eren colocó la comida sobre la mesa y se acercó a ella con un brillo. "No te golpeaste la cabeza contra la puerta. Tus costillas fueron aplastadas por un Titán. Ya basta, Mikasa." La agarró del brazo, deteniendo sus movimientos.

Se congeló, mirando al Shifter. "Eren..."

"Te traje algo de comida. Necesitas comer ", le dijo.

Ella frunció los labios brevemente antes de ponerse de pie, quejándose de las heridas. "No tenías que hacer eso."

"Fue lo menos que pude hacer", respondió Eren. "Los porciones son un poco más pequeños. La comida se está volviendo más cara en estos días."

"Está bien." Mikasa tomó un poco de los frijoles. Su rostro comenzó a retorcerse por el horrible sabor, pero se obligó a tragarlo. Fue esto o morir de hambre.

"Mikasa, ¿no tienes algo más que ponerte que no sea ... eso?" Eren preguntó torpemente.

Ella le dio una mirada confusa. "Qué tiene de malo?"

"Es un poco ... um ..." De repente, enfrentar a Annie hoy ya no parecía una mala idea. "Expone un poco tu cuerpo", dijo cojo.

"Eren, este atuendo me permite maniobrar más que el uniforme del soldado", explicó Mikasa. "Me muestra cómo se ve mi cuerpo en caso de que haya problemas con él. Se supone que está más expuesto."

También muestra a todos los demás cómo se ve tu cuerpo. Eren sacudió la cabeza con molestia. "No importa. Olvida que dije algo."

"Eren, ¿qué pasa?" Mikasa preguntó, preocupado por su bienestar como siempre lo estaba.

Eren se mordió el labio, pero aún así se lo contó. "Hoy es el día en que se supone que debo entrenar con Annie."

Inmediatamente, sus ojos grises se oscurecieron considerablemente. "Voy contigo."