Joe se acercaba a ellos en silencio, sabía que no le veían, ambos estaban de espalda a él. No le gustaba ver a su pequeño dulce desanimado, así que le iba a dar una pequeña sorpresa. Noah se sobresaltó al notar que alguien lo abrazaba por la espalda.

-No eres el reemplazo de nadie. – le susurró al oído. – Pequeño dulce, cuantas veces tengo que decirte que te amo, para que dejes de pensar así. – lo regaño pellizcando su mejilla.

-Estamos teniendo una conversación de omega a omega. – inflo su mejilla fingiendo enfado. – Creo que aún no has terminado tu competición de comida, recuerda que no estás en casa de Jay, compórtate. – sonrió con picardía. – O llamare a mi hermano.

Nevan aguanto la risa al ver como Joe mimaba a Noah, para que dejará de regañarlo, el omega fingió querer tirarlo al río para asustarlo. El doctor lo abrazó con fuerza para que no sé hiciera daño.

-Mi amor, si estás cansado, por favor siéntate y descansa. – le recordó. – Si te encuentras mal llámame, vendré en un segundo, recuerda que tienes que descansar.

-No me digas las mismas palabras que Jay. – entrecerró los ojos. – Hace dos años que me opere, ya estoy bien, no necesito descansar todo el tiempo.

-Te estás convirtiendo en un gruñón, como el pequeño tesoro. – sonrió. – Sky te enseña demasiado, Noah, por favor, no fuerces tu cuerpo si no te sientes bien.

Joe se despidió con un pequeño beso en su frente. Noah hizo el amago de querer golpearlo antes de que se fuera. Nevan les tenía un poco de envidia a esa relación, Celia ya le había explicado que Joe era muy apegado a su omega, no le importaba que hubieran personas delante. Si pudiera, halagaría a su esposo incluso delante del rey.

-Lo siento. – se disculpó Noah, un poco avergonzado. – Joe no suele ser así, solo a veces. – sonrió. – A veces pienso que está en celo, aunque no sé si es posible siendo un beta.

Nevan comenzó a reírse, al escuchar a Noah. El omega le contaba sin tapujos como era su doctor cuando estaban a solas.

-La primera vez que lo vi, vomite en sus terribles zapatos de corazones patatas. – se burló. – Él dice que lo enamoré ese día, ya que le parecí el paciente más tierno que había tenido nunca.

-¿Eras su paciente? – asintió sin miedo. - ¿Eras el paciente del doctor Corbin?

-Lo conocí como doctor Ross. – Nevan cada vez estaba más confuso. – El me ayudo cuando me quede embarazado de mis mellizos. – su sonrisa se ensombreció. – Perdí a uno de ellos, pero con su ayuda conseguí que mi estrellita creciera sano, junto a mi hijo mayor, fue duro.

El omega acarició su vientre con nostalgia, aún le costaba hablar de la pérdida de su bebé, incluso con Joe o su hermano, era algo que por alguna razón, aún no podía verbalizar bien. Tardó en conocer la verdad, y no lo hizo de la mejor manera. No quería que Nevan se sintiera mal por él, así que cambio de tema.

-Joe habla de ti muchas veces. – le confesó, observado de reojo al beta, sabía que estaba atento a él. – La primera vez que te vio, pensó que eras yo, dice que estabas muy confundido y herido.

-Lo siento. – Noah negó con la cabeza. – No quería molestarlo.

-Mi esposo es muy cabezota, ahí donde ves a un beta serio y paciente, no lo es para nada. – cruzó sus brazos concentrado. – Muchas veces es impulsivo y testarudo, aunque no puedo quejarme de él. Joe es buen medico lo sé de primera mano, no solo quiere tratar las heridas físicas de sus pacientes.

-¿A qué te refieres? – el omega sonrió con cariño.

-Si llamas la atención suficiente sobre él, conseguirás entrar en su escudo. – le explico con tranquilidad. – Le da igual cuan complicado sea el caso, él ayudará a la persona hasta que sepa que es feliz.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now