Resumen: Sin poder dormir, tú y Caspian encuentran otra forma de encontrar la paz a altas horas de la noche.
El suave golpe en la puerta de tu habitación te sorprendió. A pesar de que habías estado despierto durante horas, el fuego en la esquina estaba casi extinguido, te sentías en paz, escondido bajo tus suaves sábanas mientras tus ojos perezosamente trazaban los pliegues del dosel sobre ti.
De vez en cuando, tus dedos se movían de un lado a otro sobre las sábanas que cubrían tus muslos, la presión burlona te ponía la piel de gallina en todo el cuerpo.
Tu cuerpo pareció confundir tu toque con el de otra persona, y suspiraste mientras deslizabas tu mano debajo de las sábanas y pasabas tus uñas sobre la piel expuesta por tu camisón del almuerzo. Trazaste los hoyuelos de tu muslo interior, pero el golpe en la puerta hizo que tu mano saliera disparada de debajo de las sábanas.
Tirando de tu gruesa túnica para combatir el frío, te dirigiste a la puerta de tu habitación. Tan silenciosamente como pudiste, deslizaste el pestillo hacia atrás y abriste la puerta un poco.
Una figura alta envuelta en la oscuridad del pasillo estaba al otro lado.
- ¿Caspian?- susurraste, frunciendo el ceño a tu amigo con confusión- ¿Qué estás haciendo aquí?-
Vuestro rey también estaba vestido con su ropa de dormir, su túnica puesta también al azar.
- No podía dormir- explicó en voz baja, su voz áspera- ¿Puedo pasar?-
Dudaste, el bajo pulso en tu núcleo te hizo luchar entre terminar lo que empezaste o dejar que alguien más lo hiciera por ti.
Abriste la puerta lo suficiente para que él se deslizara, cerrándola rápidamente detrás de él antes de que alguien pudiera encontrarte. Si alguien viera al rey entrando a escondidas en sus aposentos, habría preguntas y escrutinio incómodos.
Caspian suspiró profundamente, pasándose una mano por su rostro cansado. Su cabello largo hasta la barbilla estaba pensativo, como si hubiera estado pasando sus manos por él una y otra vez, y ligeras sombras colgaban debajo de sus ojos.
- ¿Qué te mantiene despierto?- preguntaste a un volumen normal mientras se sentaba en el borde de su cama.
- Ser rey- dijo arrastrando las palabras, riéndose sin alegría.
Le ofreciste una sonrisa comprensiva. Dirigió la mirada hacia donde estabas sentado, observando las sábanas arrugadas y agachó la cabeza avergonzado.
- Lo siento si te desperté, no quise decir-
- Está bien- interrumpiste, encogiéndote de hombros- No estaba durmiendo-
- Entonces, ¿qué te mantiene despierta, mi señora? Caspian preguntó con una sonrisa burlona, robando tus palabras mientras se acercaba a donde estabas sentado.
Te reíste mientras metías las piernas debajo de ti, arrastrándote hacia atrás para sentarte contra la cabecera. Esperabas ser sutil al juntar tus muslos, que Caspian no pudiera notarlo debajo de tu camisón.
- No estoy muy segura. Parece que no puedo encontrar la paz esta noche- te encogiste de hombros.
- Sé cómo te sientes- compadeció tu rey, el colchón se hundió mientras se sentaba en el borde de la cama a tus pies- Daría cualquier cosa por calmar mis pensamientos por un momento-
- Supongo que no hay mucho para distraer a uno en medio de la noche, ¿verdad?- preguntaste, retorciendo la falda de tu camisón entre tus dedos.
Caspian rió suavemente, captando tu atención.
