Peeta Mellark-Los Juegos Del Hambre

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advertencias: sexo vaginal, leve asfixia.



El dulce aroma a harina y canela llenó tu nariz. Peeta estaba a tu lado envuelto en un delantal, sus manos preparando ingredientes de memoria. Finalmente tuviste este tiempo para estar a solas con él. Las cosas habían estado tensas entre ustedes dos desde su regreso de la arena y esto era justo lo que necesitabas. Te sientas en la encimera de madera a su lado mientras él trabaja en un pan.

- Está bien, ahora que hemos hecho la masa, necesitas amasarla- palmeó tu cintura instándote a saltar.

Te paraste entre sus cálidos brazos mirando sus manos cuidadosamente. Masajeó la masa, haciéndola rodar bajo sus fuertes manos. Sentiste un calor que crecía en tu estómago, sus manos firmes contra la masa palpable y su torso sosteniendo tu espalda. Te recostaste en su calor mirándolo.

- La masa querida, mira hacia la masa- sonrió al notar la forma en que lo mirabas.

Te obligaste a mirar hacia abajo una vez más. No podías evitar que tus pensamientos divagaran mirando sus grandes manos. Imaginándolos alrededor de tu cuello, su toque reconfortante en todo tu cuerpo, sus hábiles dedos trabajando en ti. Después de lo que parecieron años, había moldeado la masa en una hoja.

- Está bien, ahora lo ponemos en el horno, solo sube el fuego-

Giraste el dial hasta el final.

- Perfecto- su alabanza hizo que tus mejillas ardieran.

Te quedaste atrás admirando su trabajo manual mientras colocaba la hogaza en el horno ardiente, cerrando la puerta de metal detrás de él. Se volvió hacia el mostrador palmeando la madera frente a él con expectación. Saltaste sentándote y mirando sus grandes ojos color avellana. Colocó sus musculosos brazos a cada lado de tus caderas.

- No eres muy discreta, dulce niña- susurró, pasándote el pelo detrás de las orejas.

- ¿Qué quieres decir?- preguntaste, tu voz se quebró cuando sentiste su mano extendida en tu espalda baja.

- ¿En qué estabas pensando T/N?- te sonrió con picardía.

- En pan…- respondiste temblorosamente, sus manos descansando en tus caderas.

- Ah, ah, no seas atrevida conmigo, cariño, dime en qué estabas pensando- dijo en voz baja, manteniendo el contacto visual.

- Tus... manos- finalmente dijiste mirando tu regazo.

Él inclinó tu barbilla hacia arriba, mirándote a los ojos.

- Mhm y ¿qué estaban haciendo mis manos?- empujó más.

- Tocándome…- gimoteaste, sus manos descendiendo para correr a lo largo de la cintura de tu falda.

- ¿Como esto?- Peeta susurró, antes de tomar tu rostro y besarte suavemente.

Él te atrajo más hacia él profundizando el beso, empujando su lengua dentro de tu boca. Envolvió sus manos en tu cabello tirando suavemente haciéndote gemir.

- Quería que tuviéramos una cita agradable después de tanto tiempo separados, pero tu obsesión con mis manos me está volviendo loco T/N- Peeta finalmente jadeó a través del beso.

Te inclinaste hacia atrás capturando la figura del puntero en tu boca.

- Peeta- gemiste contra su mano, chupando su dedo.

- Joder- gimió, su fachada dominante se desvaneció con el baile de tu lengua en sus dedos.

- Peeta, por favor, fóllame- susurraste, besando su mano.

Se desató el delantal y alcanzó la hebilla del cinturón. Lo detuviste, empujando sus manos fuera del camino y deshaciéndolo por él. Le bajaste los pantalones y los bóxers, su dura polla golpeó contra su tonificado torso. Recogió tu falda sosteniéndola firmemente en tu cintura. Enganchó sus dedos en tus bragas burlonamente, los arrastró lentamente por tus muslos.

- Peeta, por favor, te necesito- gemiste rogándole que se moviera más rápido.

Te quitó la ropa interior por completo antes de levantarte las piernas para que tus pies estuvieran sobre el mostrador, abriéndose para él.

- ¿Mis manos realmente te hicieron este cariño mojado?- dijo con aire de suficiencia.

Gimoteaste corcoveando hacia él. Él te sonrió y pasó su mano por tus pliegues empapados.

- Peeta- lloriqueaste.

- ¿Qué pasa, dulce niña? ¿Pensé que te gustaban estas manos?- él se burla de ti, rodeando tu clítoris.

- ¡Peeta! Por favor, deja de burlarte, fóllame por favor- suplicaste descaradamente por su polla.

Se puso de pie, presionando un beso en tus labios antes de dirigir su atención a tu cuello succionando y mordisqueando la piel expuesta. Justo cuando estabas a punto de abrir la boca y suplicarle una vez más, sientes que comienza a empujarte. Su polla gruesa te penetra centímetro a centímetro. Envuelves tus brazos alrededor de él con fuerza ajustándote a su tamaño.

- Solo respira, cariño- susurra- Dime cuándo puedo moverme- presiona un suave beso en tu sien.

Respiras por unos momentos antes de asentir contra su pecho haciéndole una señal. A veces, la forma en que Peeta pasa de ser dulce y apasionado a confiado y dominante te sorprende. Hace un segundo te estaba besando suavemente comprobando que estabas bien y al siguiente te tenía inmovilizado contra el mostrador, su mano firmemente alrededor de tu cuello. Gimes en voz alta cuando él aprieta tu garganta con fuerza mientras embiste tu coño mojado.

- Esto es lo que querías, ¿no es así? Querías que mis manos se envolvieran alrededor de tu garganta-

- Sí- jadeas a través de sus golpes ásperos.

- Esa es mi chica, me llevas tan bien, ¿no?-

Te taladra, la panadería se llena con el sonido del encuentro de tu piel. Mueve la mano alrededor de tu cuello sobre el mostrador al lado de tu cabeza para apoyarse con la otra y mete los dedos en tu boca vacía. Sin pausa, metes su cálida mano en tu boca, succionando y lamiendo las yemas de sus dedos. Él agarra tu mandíbula con fuerza mientras tu saliva cae hacia tu barbilla y  su muñeca. Gemiste alrededor de sus dedos sintiendo que la tensión se acumulaba en tu centro.

- Estás cerca, ¿no? Córrete para mí, por favor T/N, córrete sobre mí-

Te quejas ante sus palabras empujando contra su pene. Con sus palabras estalla el calor en tu interior inundándote de euforia. Tu coño se aprieta alrededor de su gruesa polla, Peeta gime y se desploma sobre ti mientras continúa follando salvajemente tu agujero palpitante, llenándote con su cálido semen. Frena sus embestidas mientras tú lo abrazas y acaricias su cabello rubio.

One shot- Smut ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora