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— A VER SI ENTENDÍ BIEN... — habló Negan sentado en frente de Carol con Loki a su lado. — ¿Ustedes vienen de otro mundo y están en busca de sus amigos y una mierda así?
La rubia asintió con una sonrisa, pero esta se desvaneció al escuchar la risa burlona del hombre.
— ¡Ustedes si que están locos! — reía. — invítenme de lo que se fumaron.
— No hemos fumado, hombre. — dijo Loki y la risa del hombre desapareció, este solo los miraba como si intentara leerlos, pero fue en vano. Desde que los encontró supo que había algo raro con ellos, en especial por los trajes que llevaban, nadie se viste de esa manera en un apocalipsis. Tal vez lo que decían era cierto.
— Demuéstrenlo. — soltó el hombre.
Carol y Loki voltearon a verse, ambos estaban confundidos por la orden del hombre. Loki le asintió a su compañera, dándole a entender que empiece ella primero.
La mujer hizo un puño con su mano derecha y de esta salió una energía amarilla que chocó contra la puerta haciéndole un agujero enorme. Negan río con asombro al ver eso. — ¡Dios mío! Eso fue asombroso, rubia.
A Carol le sorprendió el apodo, pero mentiría si dijera que no le gustaba la manera en la que él lo había dicho.
— Tendré que ver que hago con esa puerta... — dijo viéndola a los ojos con esa típica sonrisa de el, causando que por alguna razón, sus manos temblaran. La mujer pensó que era porque recientemente había usado sus poderes, pero había algo más.
— ¿Ahora nos crees? — habló Loki interrumpiendo la escena.
— Tal vez... — puso su bate en la mesa y Carol lo miró fijamente, los alambres de este tenían pequeñas manchas de sangre causando que la mujer tocara el hombro del Loki y disimuladamente apuntó hacia el arma que yacía en la mesa. Esta acción no pasó desapercibida. — ¿Te gusta?
La pregunta del hombre la confundió, ella y Loki estaban alerta ante cualquier cosa. Se imaginaban todas las cosas por las que puede estar lleno de sangre, pero luego Carol recordó que probablemente era la sangre del caminante que el hombre había asesinado anteriormente, aunque Negan lo había limpiado después de eso. Entonces... ¿A quien le pertenecía esa sangre en realidad?
— Les mostraré algo... — el hombre se levantó de su silla y caminó hacia la rubia estirando su mano. — ¿Vienes...?
Ella tomó su mano y se levantó, en cuanto lo hizo soltó la mano del hombre. Odiando como extrañaba el calor que esta desprendía. Negan los guió a una especia de patio detrás del santuario. Venían tres hombres con el.
