- ¡Ay, hyung! Tápate, ¿quieres? - Exclamó Jungkook tapándose los ojos ante mi desnudo trasero.

- Claro, claro, no actúes como si te gustara lo que ves, mocoso - Me di una nalgadita haciéndonos reír - Y fuera de mi habitación, me daré una ducha.

- Gracias hyung, te amo, eres el mejor - Chilló y se levantó como un rayo.

- Lo sé, lo sé, me debes unas cuantas - Grité, pero fue en vano, Kook ya se había ido.

Era una soleada mañana de sábado, el frío de Diciembre se hacía sentir, pero la cálida luz del sol le hacía frente resguardándome de la gelidez en lo que caminé las 7 cuadras hasta la casa de Nam.

Le había escrito al terminar mi rutina de skincare para ver si tenía ganas de tomar un café, y me dijo que sí, pero que como Jin y Luci tenían su club de tejido él debía quedarse en casa chequeando que el pavo no se quemara. Énfasis en chequeando, porque según la foto del post it que había adjuntado a la charla a modo de evidencia, solo debía prender el horno a 180 C y chequearlo, pero tenía terminante prohibido tocar el ave, porque nadie quería que se repitiera el incidente de 2012.

Me pregunté a qué se referiría Jin con eso, riendo porque sé de sobra que mi hermano es un desastre en la cocina.

Por problemas de organización terminamos celebrando thanksgiving por separado, pero Jin y Luz propusieron Friendsgiving para el fin de semana siguiente, lo cual nos trae al presente y a mi dedo presionando el botón del timbre del chalet con vista directa al bosque que es el hogar de Joon, Jin y Julie.

Nam me recibió con su sonrisa de hoyuelos, pantalones de chándal gris y remera blanca, ligeramente despeinado. Era evidente que acababa de salir de la cama.

- ¿No tenías que prender el horno a las 10 en punto? - Pregunté, quitándome el calzado en la entrada - ¿Y no se suponía que hoy todos nos vestiríamos, y cito, "con colores otoñales? - Dije haciendo comillas con mis dedos y señalando mi outfit perfectamente elegido para la ocasión y la consigna.

- Amigo, hay pocos sábados donde puedo quedarme en la cama haciendo nada. Julie se fue con Jin y Luz al club de tejido, ¿Tu crees que 45 minutos hagan la diferencia en un pavo de ese tamaño? - Preguntó como si nada, señalando hacia la cocina con su pulgar.

- Lo que creo es que van a matarnos si ese pavo no está listo para la hora de la cena - Respondí entre risas.

Nos dirigimos a la cocina, finalmente prendiendo el horno, para luego ponernos a hacer el café y charlar un largo rato.

Me encanta venir a la casa de Nam. Es sumamente cálida, un auténtico hogar de familia. A Jin le gusta crear pequeñas galerías fotográficas en cada rincón, y ni hablar del altar de logros de Julie junto a la chimenea, que es como una exposición de museo que se cambia mes a mes para mostrar lo que ha aprendido su hijita, sus dibujos, y tonterías tiernas, sus nuevos sueños y las palabras de niña grande que están a cargo de su tía. Mi Luz.

La cocina no se queda atrás, junto a la puerta que da al jardín hay una tabla amurada a la pared, hermosamente pintada con flores de cerezo, que relata todo el crecimiento de Julie, año tras año, desde que pudo pararse por sí sola para que la midieran.

En la heladera tienen el calendario de actividades de toda la familia, y el organizador semanal de tareas de los 3, que no solo incluye las típicas cuestiones organizativas del hogar como lavado de platos, sacado de basura y compras, sino también cosas como "elegir película para el día de películas", "probar nueva receta" y "fiesta de té de princesas".

Y el rincón de berrinches, un espacio que intentó ser zen para cuando Julie recibía un castigo, como toda niña pequeña no quiere hacer caso en ocasiones, pero que honestamente parecía más un depósito de juguetes que un área para pensar.

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⏰ Last updated: May 01, 2023 ⏰

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