III: Stop thinking

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Ahora no sabía si es que Akutagawa seguía despreciándolo o sentía algo más por él... Sí, tal vez lo había besado esa noche a finales de febrero, ¿y eso qué? No había significado algo...

"No creo que Akutagawa te haya besado solo porque sí. No lo conozco tanto, pero todos sabemos que ni siquiera le gusta la gente, y estoy seguro de que tú, al menos le gustas un poco."

Eso le había dicho Dazai, pero entonces...

"¿Y eso qué? Incluso si es así, yo no podría... Lo perjudicaría."

¿Y eso qué? Se repitió a sí mismo. De todas formas, Akutagawa no regresó por él esa noche, y entendía el porqué.

Él solo era... ¿qué? ¿El chico de primer año al cual "ayudaba" de vez en cuando con sus ensayos? ¿El chico con un oído absoluto que podía precisar cuándo una nota era discordante con el resto y que sabía dónde conseguir lo que la banda necesitaba? Sí, solo era eso, nada más. Y lo entendía, pero de todas formas dolió ver a Akutagawa seguir a su entonces novia y dejarlo atrás.

Fue cruel. Muy, muy cruel. Le rompió el corazón como no imaginó que alguna vez sucedería. Solo había experimentado ese dolor mientras leía alguna novela trágica. Fue como si le hubieran puesto sobre las manos todo lo que siempre quiso, y al segundo siguiente, se lo hubieran arrebatado y destruido. Pero se lo merecía, pensó. Fue codicioso, deseo algo que no podía ser "suyo".

―Atsushi, siéntate ―pidió Fukuzawa al notar que el chico no se movía de frente a la puerta.

Recuperando sus sentidos como si estos hubieran sido encendidos por un choque eléctrico, Atsushi empujó al fondo de su cabeza sus pensamientos sobre Akutagawa y se sentó, con la cabeza y mirada baja, intentando quitarse del recuerdo la mirada impasible que hace semanas no apreciaba tan de cerca.

―¿Pelearon otra vez? ―preguntó Fukuzawa.

Aturdido y sorprendido por la pregunta, Atsushi levantó la mirada.

―¿Eh? ¿Quiénes?

―Tú y Akutagawa ―precisó el maestro―. Creí que eso se había detenido tiempo atrás.

―No ―respondió, y como un recordatorio tardío, agregó rápidamente enredándose con sus propias palabras―: Q-quiero decir... Ni siquiera hablamos, así que, nosotros no...

Atsushi calló y volvió a bajar la cabeza, tal vez buscando un lugar dónde esconderse de la atención inamovible de su maestro. El semblante estoico de Fukuzawa le decía explícitamente que sabía que algo ocurrió entre ellos, pero no iba a preguntar si es que su alumno no quería hablar.

Había notado cierta tensión entre ellos en solo ese breve contacto que presenció, pero no sabía dónde o cómo clasificarlo, así que decidió no entrometerse. Ah, niños, pensó. El periodo entre los dieciocho y treinta años era tan complicado que ya ni quería escuchar más problemas amorosos de sus alumnos, tenía suficiente con su propia vida.

―Entiendo, ya no hablan―repitió el maestro, distraídamente mirando los papeles en su escritorio; ignorando el suspiro que soltó el albino y luego como se atragantó con su propia saliva cuando sus palabras prosiguieron―. De todas formas, fue extraño cuando el semestre comenzó y dejaste de pedirme que le exigiera a Akutagawa ayudarte con tus ensayos.

Ah, qué vergüenza sentía de su yo del año pasado, pensó Atsushi.

¿Por qué en su cabeza de alumno de primer año universitario, pensó que esa era una buena idea para estar más cerca del chico que le gustaba? Claro, esas "tutorías" con el pelinegro realmente le ayudaron a mejorar su redacción, mucho más de lo que imaginó, pero ni siquiera les sirvieron para acercarse o llevarse mejor. Al contrario, discutían tanto sobre la gramática y la literatura que más de una vez los echaron de la biblioteca.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now