VII

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Gustavo;

Habían pasado al fin las 4 horas faltantes y ya la estaba esperando en la parada de la tráfic. Esta recién llegaba y no la veía por ningún lado. Había llevado una campera impermeable que encontré entre los cajones de la casa, se veía que iba a llover. Lo único que hice cuando estaba ahí fue hacer un café con leche para cada uno y preparar un par de colchones para hacer una maratón de películas de Harry Potter, ella tenía todos sus libros entonces supuse que le gustaba.

—¡Gus!—Oí su voz mientras tocaba mi hombro y me dí la vuelta.

Ella tenía un maletín de guitarra con un plastico protegiendola y los ojos bastante rojos como si hubiera llorado durante horas, parecía un mapache.

—¿Qué pasó nena?

—¡Gané!

—¿Y por qué llorás?

—¡No sé!

Sentí como una gota de lluvia caía sobre mi pelo. La cubrí con la campera y salimos corriendo hasta la casa mientras tratábamos de no mojarnos. Al llegar a casa pude verla olfatear algo, el olor a café era casi imposible de distinguir cuando se mezclaba con el olor a pochoclos.

—¿Qué olés?

—Café. . . Y pururú, dulce

—¿Que?

—Pochoclos, como le digas.

—A la mierda que buen olfato.

—Obvio.

Se acercó a los colchones se sentó y con el café en la mano me miró.

—¿Qué planeas?

—Hay una maratón de Harry Potter hoy. . .

Ella prendió la tele a la milésima de segundo que yo dije "Harry".

—¿Venís?

—Es en 20 minutos.

Ella subió las escaleras corriendo y volvió con la bufanda larguísima de Harry y un par de lentes sin vidrio.

Ella se cubrió con la mitad de la bufanda y me miró.—Tené, ponete esta parte. —No sé si lo dijo enserio o en chiste, me quedé mirándola en busca de respuestas. —¿Te la vas a poner o no?

—Bueno. . .

Ella aprovechó para mostrarme la guitarra que anteriormente yo había firmado, se me vinieron todos los recuerdos de ese concierto del '97 en el que le firmé la guitarra a ese tal Chris, mis ojos se empezaron a humedecer.

—¿Estas bien, Gus?

—Si, sólo. . . Me trae recuerdos.—Miré la guitarra con nostalgia.

Emma me abrazó por el cuello y empezó a hacerme caricias en el pelo enredando sus dedos en mis rulos. Yo sólo me limité  a abrazarla y nos acostamos en los colchones para dormir. A los minutos sentí como Emma empezaba a golpearme el hombro.

—¡CORNUDO DE MIERDA ME ESTAS ASFIXIANDO!—Dijo mientras seguía golpeando mi hombro.

Procedí a apretarla aún más de lo que ya lo hacia. Sentí fue como ella mordia mi brazo.

—¡LA CONCHA DE TU HERMANA!

Ella río por lo bajo y subió el volumen de la tele, la película estaba por empezar. Ella se agarró de la manta y se enterró en su almohada para el resto de la noche de pelis.

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Emma;

Me desperté tipo una de la tarde por un olor fuerte a medialunas con jamón y queso. Me paré muy rápido y fui a buscar las medialunas.

Gustavo estaba a punto de clavarle un mordisco a una de las dos medialunas. Cuando me vio me miró con cara de ojete.

—No. Son mías. Hacete las tuyas. —Dijo Gustavo.

—La plata de la que salieron esos alimentos es mía, esa comida es mía, dame una.

Rodeo los ojos y me pasó una de estas. Fui saltando hasta el colchón y me la comí en menos de 2 minutos.

La maratón estaba dividida en dos partes, así que está noche, venía la segunda parte.

Logré recordar lo más importante del día.

—¡¿QUE HORA ES?!

—Ehh. . . Las. . . 1:30. —Dijo mientras miraba el reloj de la pared.

—¡LA PUTA MADRE! ¡TENGO UNI!

—Hoy no.

—¿Que? ¿por?

—Porque ya empezaron las clases. No te van a dejar entrar. Metele q se te murió la tía, no sé. Hacete la rata.

—UNA BANDA WACHO. —Empezé a reír como loca.

Ví como Gustavo se ponía nervioso.

—¿Tomaste la pastilla al final?—Dijo Gustavo.

—¿Es posible que un fantasma, no se que chota sos, enbaraze a una piba?

—Eeh, no, de por sí no pueden tener hijos los espíritus.

—Tampoco habían pastillas en tu pantalón. . .

—Ah. . . Si, la costumbre.

—Ajá. —Me dí la vuelta y volví a reír.

—Bue, ¿cómo amaneciste?

—Bien.

—Yo también por sí te importa.

—Mmm. . . No.

—Chupala.

—Shh.

Me fui a mi pieza para agarrar mi guitarra, cuando ví algo que nunca antes había visto.

La firma de Gustavo se empezaba a mover formando una frase.

—Emma, ese no soy yo.

—¿Eh?

—¡El que está en tu casa no soy Yo!

Sentí como la puerta se habría a mis espaldas y la firma se volvía a transformar.

—¿Nena?

Cristales De Amor Amarillo - Gustavo Cerati Y Tú Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin