Cristales De Amor Amarillo - Gustavo Cerati Y Tú

II

Emma:

Era noticia nacional, mi madre murió al estrellarse en el auto estando ebria. Sinceramente ya me lo esperaba, y no me puse mal por eso, si no que me puse a pensar en ¿¡como mierda voy a sobrevivir!? ¡Ni siquiera tengo casa! Dios esto es horrible.

Al rato llegaron Luis y su padre a darme un regalo para hacerme sentir mejor, era una caja, dijeron que me haría compañía, solo nesesitaba el nombre de algún fallecido, colocarlo adentro de la llave y con eso mi soledad se acabaría, oí a mi padre hablarme sobre una leyenda similar, pero nunca creí esto. . .

Saqué la caja y pensé bien en que nombre iba a poner, sabia que esto no iba a funcionar, Galo vino a acompañarme en esto, le dejé bien en claro que mi madre no sería la que se encuentre escrita en ese papel. En su lugar, se nos ocurrió poner el nombre de Gustavo Adrian Cerati.

—Bueno, toca ponerla, ¿qué esperas?

—No lo sé, tengo miedo. . .

—¡No jodas! ¡Es solo una caja!

—Ajá, se supone que yo la tengo que poner. . .

—¿Y?

—Ahí va. . .

Coloqué la llave y la giré, solo había una nota con instrucciones y un collar con una pluma de cuervo colgada. Quedamos muy indignados, solo leímos las instrucciones y las seguimos, tenía que colocarme el collar y dormir con el, pero también tenia que estar sola, así que Galo se fue, y me dijo que cualquier cosa lo llamara. . .

Seguí las instrucciones al pie de la letra y al momento de acostarme sentí la mayor pesadez que he experimentado nunca. Dormí como nunca y a la mañana siguiente tan pronto desperté me fige en el collar, la pluma ya no estaba.

Busqué por toda la cama, arriba, abajo, la destendí, me fijé abajo de la almohada y nada. Extrañada, bajé para prepararme algo, pero a solo unos pasos de la escalera logré oír pasos y cosas moviéndose, agarré una navaja y con cuidado me fui acercando a la cocina de donde provenían los ruidos. Y con navaja en mano apunté hacia el. . .

Traía puesto una camisa blanca olgasda con una capa negra de cuero. Ese amado castaño de piel clara, con ojos azules penetrantes, tenía alas, alas negras iguales a las de un cuervo, se cayó al piso del susto que le dí, y al yo verlo así, caí al piso perdiendo el conocimiento.

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Desperté con el ventilador pegándome en la cara, en medio de mi sillón con las noticias prendidas pero en mute, solo se escuchaba "Bajan" pero en la versión de amor amarillo, y ahí estaba el. . . Estaba tan hermoso como siempre, y ese plumaje contrastaba espléndido con sus ojos claros.

—¿Despertaste? ¿Estas bien piba? Me diste un buen susto. . .

De mi boca no salían más que tartamudeos y palabras inentendibles por los humanos ¡Era El!

—¿Gustavo?

—Eh. . . Si.

—Dios, ¿esto es un sueño?—Dije intentando levantarme.

—Ey. No te pares. Tenes que guardar reposo. . .

—¿Qué haces aquí?