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Mezclé con cuidado la pintura con un poco de agua, llevé el pincel con cuidado al lienzo y comencé a trazar suaves pinceladas sobre el lienzo, no había nada que disfrutara más que ello

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Mezclé con cuidado la pintura con un poco de agua, llevé el pincel con cuidado al lienzo y comencé a trazar suaves pinceladas sobre el lienzo, no había nada que disfrutara más que ello. Amaba pintar cielos, y paisajes, mostrar tranquilidad y belleza a través de mis pinceladas

La obra me había llevado un par de semanas, tenía algo de pintura en mi ropa y en mis manos, pero valía la pena, aquel lienzo lucía deslumbrante. La admiré con mucha dedicación, pensando si debería cambiar algo, o llegar a perfeccionar algo de lo que se encontraba en el cuadro.

De repente, estruendosos golpes en la puerta hicieron que me sobresaltara.

¿Quién podría ser?

Esperaba que no sean los ladrones de aquella vez. Los malhechores se aprovecharon de mi ingenuidad y casi roban el dinero que había conseguido en una semana. De solo recordarlo se me revolvía el estómago por la vergüenza.

Abrí la puerta con el ceño fruncido, molesto por la interrupción.

Mi expresión cambió al ver a dos guardias del castillo frente a mí. Muy pocas veces la gente del palacio solía salir para comunicar algo al pueblo. Me pregunté cuál podría ser la razón de su presencia. Contaba con que no fuera nada grave.

—Buenos días —saludé.

—Al pintor Jeon Jungkook, se le invita cordialmente a presentarse ante su majestad, en la sala del trono, en el palacio real mañana por la mañana. Se le pide que llegue temprano para tener suficiente tiempo para prepararse para la audiencia. Además, se espera que presente su mejor obra de arte —leyó el guardia de un pergamino, lo dobló y se lo entregó al otro hombre—. El rey quiere verlo, Jeon. Espero que pueda impresionarlo.

No pude articular ninguna palabra, ninguna parte de mi cuerpo parecía responder gracias a la impresión que me había traído tal sorpresa, aquellas palabras me cayeron como un balde de agua fría.

Millones de imágenes de como me vería siendo el pintor del rey, sería respetado por todos, mi trabajo al fin tendría el reconocimiento merecía. No es que fuera alguien soberbio, ni padecía de mala ambición, mi sueño desde crío fue ser un pintor, ser alguien quien traiga orgullo a mi apellido, a mi madre y a todos quienes creyeron en mí en un inicio. Negué rápidamente y salí de mi trance.

—Entendido, muchas gracias, iré mañana.

Ambos asintieron y yo cerré la puerta mientras mantenía una sonrisa de oreja a oreja.

Quizás no podré ser el mejor, pero amo pintar, me apasiona, nací para esto. Y no perdería nada en intentarlo.

Lo haré por ti, mamá.

Sin más ni más, agarré mi pintura más reciente, aun manteniendo aquella sonrisa, cerré el taller, y corrí hacia mi hogar. Toqué la puerta sin paciencia, al abrirse noté del otro lado a aquella anciana.

» Forbidden Canvas | jjkWhere stories live. Discover now