52. Permisos de salida

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<<Existimos gracias al sexo, por eso hay que honrarlo y disfrutarlo, no temerlo o prohibirlo.>>




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Esa misma noche, Severus volvió a reunirse con Filius delante de la chimenea de su oficina para contarle su reunión con Isabella y Thadeus.

— ¡Esa es una noticia realmente maravillosa, mi querido Severus! ¡La mejor que he escuchado en años! — celebró con euforia el profesor de Encantamientos

— Estoy de acuerdo con ambas afirmaciones — sonrió el ojinegro con una sonrisa satisfecha.

— ¡Por fin mis chicos tendrán la familia que se merecen! — siguió celebrando el medio gobblin sin poder ocultar su alegría.

— ¿Tus chicos? — cuestionó el pocionista, mirándolo confuso.

— Harry y tú — respondió rápidamente Filius, dándole una palmadita cariñosa en la rodilla.

— La última vez que lo comprobé tenía treinta años... — replicó Snape rodando los ojos.

— ¡Tonterías! Siempres serás mi polluelo por muchos años que cumplas — desestimó el jefe de Ravenclaw, haciendo un gesto con su mano.

— ¿Polluelo? ¿Soy un Slytherin, recuerdas? — insistió el profesor de Pociones empezando a pensar que al que fue su profesor favorito se le estaba yendo la cabeza.

— ¡Más tonterías! Sabes también como yo que por muy slytherin que sean tus máscaras, tu corazón y tu mente curiosa e inquisitiva  pertenecen a Ravenclaw — le sonrió con benevolencia el profesor de Encantamientos, logrando dejar sin palabras al más joven durante unos minutos.

— Ojalá hubiera hecho lo mismo que los chicos — admitió el slytherin con un suspiro cansado.

— ¿Cambiarte de casa? — preguntó el medio gobblin con una sonrisa cariñosa.

— Sé que suena absurdo pero... Sinceramente creo que habría sido feliz en Ravenclaw — confesó Severus con tristeza.

— Está bien, pequeño — lo consoló Filius, dándole un apretón cariñoso en su mano — Tu felicidad tardó mucho en llegar pero está aquí y no permitiré que nadie te la arrebate.

— Necesito tu permiso para sacar a los tres este fin de semana — cambió de tema el pocionista, intentando ocultar la emoción que le producían  las palabras del que se había convertido en su figura paterna — Iremos a la mansión Nott para contarles los nuevos arreglos a los chicos.

— Firmaré ese permiso, pero necesitas la firma del director también — informó el jefe de Ravenclaw, recuperando la alegría al ver que su chico estaba de nuevo animado y feliz — Te acompañaré a su oficina para que hables con él.

Tan solo unos minutos después ya se encontraban en la oficina del director pidiendole al mismo que firmara el permiso de salida.
Éste los miro con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, estudiando a ambos profesores, y adivinando en el proceso que esto se trataba de mucho más que un simple permiso de salida

— No quiero meterme dónde no me llaman, pero que necesito saber que los chicos están bien — habló Mitchell Buchannan tras pensar unos segundos — Me tomo muy en serio mis deberes como director, y el bienestar de los alumnos es mi prioridad principal.

Severus y Filius se miraron, preguntándose qué hacer el uno al otro mediante gestos, finalmente decidieron explicarle la situación al director.

— Como ya sabrá, la vida de Harry no ha sido un camino de rosas precisamente... — empezó la explicación el jefe de Ravenclaw, luciendo sombrío al recordar todo lo que había descubierto sobre la infancia de su polluelo menor.

¿Por qué no podemos ser amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora