22. Datos importantes

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<<Ojalá la gente no diera todo por sentado y fuera un poquito más agradecida...>>


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Los tres pequeños cuervos se adaptaron rápidamente a su nueva casa, y Harry no había tenido ni un solo ataque de pánico desde que había sido reseleccionado.
Sin apenas darse cuenta, los días habían ido pasando hasta llegar a los últimos días de octubre.
La mayoría de los estudiantes esperaban con impaciencia el banquete de Halloween, una gran ocasión para poder llenar sus barrigas de dulces.

Dos noches antes del esperado banquete, Theo y Blaise esperaban sentados en sus camas a que Harry saliera del baño para hablarle de una festividad que el ojiverde no conocía, Samhaim, y lo que éste significaba para los magos.
También querían hablarle de un tema mucho más delicado, ya que suponían que su amigo no sabía que esa era la noche en la que sus padres fueron asesinados.

Harry se sorprendió cuando salió del baño recién duchado y listo para irse a dormir, sus amigos parecían estar esperándolo para hablar con él y ambos lucían muy nerviosos.

— ¿Pasa algo? — preguntó el ojiverde,
preocupándose al ver las caras de sus amigos.

— Siéntate, tenemos que hablar — fue la respuesta de un Theo con rostro serio.

— ¿He hecho algo para molestaros? Lo siento, yo... — empezó a disculparse el pequeño Potter

— No has hecho nada malo, pequeño — lo tranquilizó el ojigrís haciéndole un gesto para que se sentase en el espacio vacío entre Blaise y él.

— Theo dice la verdad. Solo queremos darte una clase de cultura mágica — añadió el moreno intentando sonar despreocupado.

— ¿Solo eso? — dudó Harry, intuyendo que había algo más.

— Bueno, también queremos contarte algo que quizás no sepas... — respondió el italiano con una timidez muy poco habitual en él.

— ¿Y eso es lo qué os tiene tan nerviosos? — adivinó el ojiverde sin saber sí debería estar preocupado o no.

— Se trata de un tema delicado... — confesó Theo con un suspiro cansado. Estaba preocupado por la reacción de su amigo.

— Está bien... ¿Por dónde queréis empezar? — preguntó el azabache resignándose a lo inevitable, que para él era recibir horribles noticias.

— ¿Has escuchado hablar de Samhaim? — cuestionó el heredero Nott, empezando por la parte fácil de la conversación.

— Hum... No... — negó Harry después de repasar en su mente todo lo que había leído los tres últimos meses.

— Es una de las festividades mágicas más importantes, se celebra la noche del 31 de octubre... — empezó a contar el ojigrís, sin poder evitar sonreír al ver los ojos de su amigo brillando con curiosidad.

— ¿Como Halloween? — preguntó el ojiverde, interrumpiendo la explicación.

— Halloween es una festividad muggle — reveló Blaise haciendo una mueca de desagrado. Odiaba esa celebración muggle y lo que significaba.

— Eso tiene sentido... No entendía porque celebrábamos la quema de brujas — asintió el heredero Potter con gesto pensativo.

— Yo tampoco entiendo eso — se encogió de hombros el moreno poniendo un puchero.

— Una de las muchas idioteces de Dumbledore... — resopló Theo haciendo reír a los otros dos.

— En Samhaim es cuando el velo entre la vida y la muerte es más fino, cuando más cerca estás de la gente que perdiste — explicó el heredero Zabini usando un tono solemne.

— ¡Oh! Eso es... — murmuró el azabache sin saber muy bien que decir. Él nunca había sentido cerca a sus padres la noche de Halloween, o Samhain. ¿Significaba eso que sus padres no lo habían querido? ¿O acaso lo culpaban de sus muertes?

— Hay muchos rituales y ceremonias que se pueden hacer esa noche, pero todas coinciden en una cosa — continuó el heredero Nott pasando un brazo por los hombros del más pequeño para darle seguridad.

— ¿Y qué sería eso? — preguntó Harry recuperando el interés. Quizás era por eso por lo que no había podido sentir a sus padres, él nunca había hecho un ritual.

— Te conectas con tus antepasados y tu magia se recarga — respondió Theo de manera sencilla.

— Eso suena genial. ¿Podemos hacerlo? — pidió con ojos brillantes el heredero Potter deseando poder sentir a sus antepasados mágicos.

— Claro que podemos, pequeño — asintió con una enorme sonrisa el ojiazul.

— No soy pequeño — protestó el ojiverde poniendo un puchero.

— Sí lo eres... — replicó Blaise revolviendo su cabello.

— Y adorable... — añadió Theo pellizcando su mejilla.

— ¡Sois imposibles! ¿Y qué era lo otro que me querías contar? — cambió de tema el azabache empujando a sus amigos lejos de él.

— B-bueno... — tartamudeó el moreno perdiendo de inmediato su buen humor.

— Verás... La noche en que tus padres... fueron atacados... — intentó explicar el ojiazul pero las palabras se le atascaban en la garganta.

— ¿Qué pasa con eso? — preguntó Harry al ver que ninguno de sus amigos era capaz de continuar.

— Fue en Samhain, o Halloween — respondió Blaise de un tirón tras tomar aire.

— Tenías razón, no lo sabía... — susurró con voz rota el pequeño Potter.

— ¿Estás bien? — se interesó Theo mirándolo con preocupación.

— Sí, no es más que un dato... No cambia nada... — respondió el ojiverde fingiendo una indiferencia que no sentía.

— Harry... — insistió el heredero Nott notando de inmediato que su amigo no estaba siendo sincero.

— Estoy bien, de verdad. Vamos a dormir o mañana no podremos levantarnos — aseguró el azabache con terquedad, levantándose de la cama de Blaise para meterse en la suya.

— Buenas noches, pequeño — se despidió Theo, acercándose a él y besando su mejilla.

— Buenas noches, Harry — murmuró en su cuello Blaise mientras también se acercaba y le daba un abrazo suave.

— Buenas noches — murmuró el heredero Potter tratando de sonreír a sus amigos para no preocuparlos.

Harry cerró los ojos e intentó dormir, pero su mente tenía demasiado en lo que pensar y se negaba a desconectarse.

El profesor Snape le había dicho que sus padres vivían en el mundo muggle cuando fueron atacados.
Sus padres, un mago y una bruja, habían sido asesinados en la noche de Halloween en el mundo muggle.
Definitivamente odiaba Halloween y todo lo que significaba.



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Gracias por leer...

¿Por qué no podemos ser amigos?Where stories live. Discover now