-Lo han matado, Cole... - grito el omega, mirando a su esposo. – Ese hombre ha matado a nuestro hijo, y tú sigues diciendo eso. Por el amor de Dios, Cole. Nuestro hijo está muerto ¿Qué haremos ahora?

Cole no dijo nada, estaba en shock. Delante del cuerpo de Jaxon, el cual estaba cubierto por una manta blanca. Fuera se encontraba Hannah, esperando a poder entrar para despedirse de él. Otto mostraba su frustración gritando y llorando. Cole tan solo podía mirar aquel bulto.

-Nos pidió una cosa, solo una cosa y no me dejaste cumplirla. – golpeo el pecho de su esposo con rabia. – Estabas tan enfadado que te negaste a ayudarle, y ahora...

-Otto... - su voz sonaba forzada, Cole apenas podía hablar. - ¿Dónde está nuestro hijo? Dijiste que veníamos a verlo ¿Cuánto podremos abrazarlo?

Los ojos del omega se llenaron de lágrimas al ver el rostro de Cole, el alfa había estado en silencio todo aquel tiempo, sin responder, sin mostrar ningún tipo de emoción. Esperando a que su hijo apareciera en aquella habitación, no era capaz de procesar que aquel cuerpo era el de Jaxon.

-¿Por qué llorar? Lo veremos pronto ¿no? – sonrió con amargura. – Hemos venido a visitarlo, él vendrá pronto. Estoy seguro.

-Cole, él está aquí. – el alfa comenzó a reír desesperado. – Nuestro hijo está aquí, justo ahí...

-¿Qué estás diciendo, Otto? Nuestro pequeño nos espera en su casa, vamos a verlo, aquí hace demasiado frio.

El entierro fue unos días después, no podían sacar mucha más información del cuerpo de Jaxon. Sus asesinos habían confesado todo, estaban esperando su sentencia, la búsqueda de Nash había comenzado, se le acusaba de secuestro y asesinato.

Cole tuvo que ser hospitalizado, cuando pudo reaccionar finalmente a la muerte de su hijo, no sé hablo demasiado de lo que ocurrió con el padre de Jaxon. Tan solo se informó que se encontraba muy grave en el hospital, y aún no había despertado. Otto, fue quien dio toda la información sobre su hijo.

Jaxon comenzó a comportarse extraño poco después de conocer a Nevan y empezar a salir con él. Según las palabras del omega, su hijo era una persona cariñosa y amable, pero cambio por culpa de Nevan. Al principio le gustaba la idea de que su hijo saliera con alguien como él, y lo apoyo en su idea de vivir juntos, aunque le pareció precipitado al principio, ya que solo llevaban unos meses saliendo. Fue al mudarse que empezó a cambiar, a su correo le llegaban cartas de una persona anónima, que lo amenazaban con matarlo, en un principio las ignoro. No tardaron en llegarle correos, mensajes y llamadas con el mismo tono amenazador.

Nash se presentó ante él, como un compañero de universidad, ambos iban a la misma clase y pasaban la mayor parte de los días juntos. También conocía a Rose, pero no tanto como a Nash, eran buenos amigos. Aun cuando Jaxon se empezó a dar cuenta de sus rarezas, continuaron juntos. Nash lo obligaba a salir cuando salían, a Jaxon no le gustaba, pero el alfa se enfadaba mucho cuando lo hacía. Muchas veces lo llamaba cobardía, o le decía que no tenía coraje suficiente para hacerlo, algo que lo mosqueaba bastante. Jaxon era una persona competitiva y él lo sabía.

Empezó a tratar mal a Nevan por culpa de la bebida, casi nunca se acordaba de lo que pasaba. Nevan nunca se lo contaba, veía como el omega adelgazaba con rapidez, y se llenaba de moretones y heridas. Pudo ver sangre en algunas ocasiones, pero el omega se mantenía sumiso a él, no levantaba la voz y siempre le sonreía pidiéndole que no le dejara solo.

Jaxon no podía comprender lo que estaba pasando, no entendía porque se estaba comportando de aquella manera con él. Quería recordar lo que pasaba por las noches, querías saber cómo Nevan se había hecho aquellas heridas. Su mente siempre se mantenía en blanco. Llego el punto en el que Nevan comenzó a molestarlo, aun estando sobrio. Nash insistía en que aquel omega quería hacerle daño, quería destruirlo y hacerle daño a sus padres. Su deseo era tenerlo todo lo que él poseía.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now