~ FIN DE LA PRIMERA PARTE ~

158 17 7
                                    

Stephen yacía sobre el frío suelo de montaña, devastado, desesperado... Intentaba incorporarse con mucha determinación, pero no se sentía capaz de mantener la cabeza en alto. 

Sus ojos castigados por las saladas lágrimas apenas lograban vislumbrar lo que tenía enfrente de sí.

A su alrededor entre millones de fragmentos de roca, sus compañeros hechiceros y mutantes se recuperaban, aturdidos y ofuscados tras semejante odisea. 

—¡¿Se encuentran todos bien?!— bramó Clea, aún aferrada al Libro de Vishanti, sin dejar de sacudirse el polvo de encima. 

Magullada por la caída y con manchas de sangre en el rostro y los brazos, ella se dispuso a buscar a Charles, quien afortunadamente había sobrevivido, no obstante lucía muy malherido.

Wanda Lensherr, que se había aferrado a su figura paterna, había terminado lastimada por la silla flotante tras la estruendosa conmoción. Con la poca habilidad mágica que se sintió capaz de conjurar, la hechicera trató de contener las heridas de ambos y curarlos lentamente. 

Sylvie levantó una mano casi por instinto y Loki advirtió esto muy rápido, para luego sujetarla y ayudarla a incorporarse. Habiendo conjurado una manta para envolver a su amada, el dios procuró acercarse al hechicero para comprobar si se hallaba bien.

—¿Stephen...? ¿Qué... fue todo eso...? — inquirió el asgardiano, rozando levemente la espalda del mago con la mano, buscando que aquel volteara a verlo. —¿Estás bien? Háblame, por favor...

Pero el desdichado Strange no se dignaba a levantarse. 

Con los puños colmados de ira golpeó el suelo, producto de la impotencia, mientras agachaba cada vez más la cabeza, hundido en un torrente de lágrimas. 

Loki se aproximó cada vez más para intentar abrazarlo y contenerlo, pues bien sabía lo que el hechicero estaba sintiendo en ese momento.

—Querido amigo... Lo sé...— musitó, envolviéndolo en sus anchos brazos en lo que el pobre mago se desmoronaba de dolor —Creéme... que sé bien lo que sientes...

Stephen levantó levemente su mirada bañada en tristeza, encontrando frente a él dos piernas envueltas en botas moradas, maltratadas y ajadas debido a la violenta odisea.

—Ella hizo lo correcto, Stephen— musitó Clea, hallándose un poco más calmada, y buscando que aquel la mirase—. Su sacrificio fue por un bien mayor.... 

El hombre notó como las lastimosas manos de la hechicera aún sostenían el libro de Vishanti.

—¿Sacrificio? No me hables de sacrificios, Clea...

—Esto tenía que pasar, Stephen, por favor... comprende...

—¡Tenías ese maldito libro contigo! ¡Con él, entre todos pudimos haber detenido a ese hijo de perra! ¡El sacrificio de Wanda no era necesario en lo absoluto! ¡Tú lo sabías bien, Clea, y la mandaste a morir! 

—Fue su decisión, Stephen, yo ni siquiera sabía que...

—Strange, por favor....— murmuró Loki, abrazándolo por la espalda para brindarle contención.— No hay razón para que te pongas así. Por favor, ¡cálmate! ... Te prometo que juntos saldremos de ésta y...

—¡¡Basta!!— ladró, volteándose para enfrentarlo. 

El mago notó entonces la presencia de Sylvie, quien lo miraba con inquietud, aún languideciendo por el dolor físico. 

 —Les diré solo una cosa, Loki. Márchense. Váyanse de aquí, los dos. 

—Stephen, yo...

—¡VÁYANSE! ¡Conseguiste lo que querías, Loki! ¿O acaso no has cruzado centenares de universos solo por ella? 

—... ¿Esto es verdad?— preguntó Sylvie, incrédula, con los ojos azules muy cristalizados clavados en los de su amor.

El dios asintió lentamente, sintiéndose en parte incómodo por la reacción de quien creía su amigo, pero a la vez muy  conmovido.

—Yo creí que también seguías a Aquel que Permanece...

Loki se aproximó a su amada para estrecharla tiernamente en sus brazos.

—No en lo absoluto, Sylvie... Yo te buscaba a ti. Mi glorioso propósito, siempre has sido tú...

Stephen abandonó por un corto momento su oscuro semblante al contemplarlos, con el corazón hecho pedazos pensando que a él jamás le tocaría vivir algo así. No obstante, no pudo evitar sentirse feliz por el destino de ambos. Cerró los ojos y suspiró lentamente.

—Ambos son libres de vivir su amor. Mi consejo es que huyan, inicien una vida desde cero en donde deseen, y aprovechen ese amor que se tienen mientras les dure. Antes de que sea... demasiado tarde.

—Ay, Stephen...— sollozó el pobre Loki al escuchar sus palabras. Sensibilizado, besó a Sylvie en la frente antes de soltarla por un momento, para volver a abrazar al hechicero. Aquel rompió nuevamente en llanto al sentir ese contacto físico —Me parte el corazón verte así, amigo... Si hay algo que pudiera hacer para ayudarte, sólo dilo, por favor. No soporto verte así.

Alzando apenas su cabeza notó a la contraparte de Wanda, quien cruzó su triste mirada con la de él.

—No hay nada que hacer —concluyó Strange.
 
—Te quedarás con nosotros— Sentenció la Otra Wanda, intentando animarlo —. No puedes regresar a tu universo en ese estado. Clea, Charles y yo te ayudaremos a recuperarte...

La hechicera y el Profesor asintieron mientras aquella hablaba.

—Hazlo, Stephen — dijo Loki, volviendo a acercarse a sus ojos —Hazlo y... prometo seguir tu consejo.

Sylvie sintió sus ojos llenarse de lágrimas al verlos en aquel momento tan conmovedor. Ambos hombres se fundieron en un fuerte abrazo, dentro del cual Stephen no cesó de llorar.

El dios lo miró con ojos tristes pero esperanzados a la vez, antes de marcharse con su amada hacia cierto destino que solo ambos conocieran.

—Siempre estaré contigo—le musitó al oído, antes de separarse de sus brazos. —Tú cambiaste mi vida, Stephen,  como no te imaginas. Siempre serás para mí el mejor de mis amigos, y no tienes idea de cuánto te debo... Ahora, levántate, Doctor Strange. Levántate cómo siempre lo has hecho... Y nos veremos muy pronto, amigo.

SABBRA CADABRA - (ScarletStrange)Where stories live. Discover now