XVII

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Una vez más no hubo respuesta, cada una de las veces la llamada terminaba en el buzón de voz y de repente simplemente dejó de sonar, lo imagino, el pelirrojo no iba a conservar el único número al que podía contactarse, Chuuya lo quería completamente fuera de su vida.

Pero no se rendiría tan fácilmente.

Tres días espero pacientemente y con la frágil esperanza de que respondiera a sus llamadas o mensajes, si no lo hacía era necesario planear un encuentro para que ambos pudieran tener una larga conversación en donde puedan intentar solucionar sus diferencias.

Cuando llegó a su domicio el hombre de la recepción le permitió entrar sin cuestionar su repentina visita, algo que le pareció extraño pues esperaba que el omega le solicitará prohibirle la entrada, pensó que tendría que utilizar la fuerza o las habilidades que adquirió en su adolescencia cuando se colaba a la habitación de Nakahara.

Mientras el ascensor subía a su destino y conforme cambiaban los números en la pequeña pantalla de la parte superior su preocupación aumento haciendo su corazón latir de forma que parecía que en cualquier momento saldría de su caja torácica, cuando finalmente llegó se dio cuenta que no podía dar un paso, ¿deberia aceptar lo ocurrido y alejarse del mafioso como le dijeron sus compañeros? ya le había causado suficiente daño emocional pero él también estaba sufriendo, por una parte le parecía injusto que fuese él quien lo buscara para disculparse por algo que había sucedido hace más de diez años pero al mismo tiempo sentía la necesidad de ir tras su pareja, rogar por su perdon y marcarlo para evitar que cualquiera intente alejarlo de su lado, sin él su vida no tenía sentido.

Lleno sus pulmones de aire y lo contuvo un par de segundos antes de dejarlo salir en una pesada exhalación iniciando su andar a la puerta del departamento.

Tenía que ser paciente, no entrar por la fuerza, tenía que ser el mafioso el que le permitiera entrar en su zona segura, no debía invadirla, así que suavemente llamo a la puerta.

Dos golpes y espero.

No hubo respuesta.

Lo intentó por segunda vez pero nada, el silencio en el interior permanecía.

-¿Chuuya? soy yo por favor dejame entrar -

No podía evitar preguntarse si estaba bien, esperaba que por tener una niña bajo su cuidado evitara beber hasta perder el conocimiento como en el pasado pero ¿y si la envió con Kouyou? si estaba solo no había nada que lo detuviera

-¿Chuuya? abreme ¿estas bien? -

Podía estar lastimado, haber tomado pastillas con el vino y desmayarse, podría tener una congestión alcohólica y necesitaba ser llevado al hospital de urgencias, tantas cosas inundaban su mente que terminó forzando la entrada para terminar por descubrir que el apartamento estaba vacío.

Se había ido.

Por supuesto, Chuuya tenía que escapar a donde no pudiera encontrarlo, como no se le ocurrió.

Se adentró a la habitación que pertenecía al omega, el aroma a su alrededor era amargo volviendo el ambiente pesado que lo hacia sentir mareado, la escena era un terrible desastre, ropa y mantas en el suelo, los cajones vacíos y lo que quedaba de un nido desecho, vendas y una de sus camisas de rayas rasgadas y además de fotos echas trizas donde apenas se podía distinguir sus rostros en su tiempo en la mafia.

- ¿que hice?- un nudo se formó en su garganta a la vez que su pecho se oprimia- lo siento Chuuya - el débil vínculo que poseía con su pareja le permitió por primera vez hacer suyos esos sentimientos que estaban matando lentamente a su más grande amor.

Paso ambas manos por su rostro eliminando cualquier rastro de lágrimas que amenazaban por escapar cuando noto esa hoja en particular, sus ojos se abrieron por completo cuando descubrió la nota que le dejó ese día de hace once años, cuando lo abandono en ese cuarto de hotel.

- después de tanto tiempo la guardaste para no dejar de odiar al estupido alfa que arruinó tu vida ¿verdad Chuuya? -

Ahora entendía que no importaba cuanto lo intentara, jamás sería perdonado, ese era el castigo por su error.

Sin soltar el papel gastado y arrugado abandono el apartamento, no tenía caso continuar ahí si el pelirrojo no iba a regresar.


Sus dedos pasaban rápidamente sobre el teclado, las palabras eran plasmadas y luego desaparecían al no poder expresar lo que el ejecutivo buscaba.

- aghhh ¿porque es tan difícil? - estaba cansado, no había dormido en días por culpa de Dazai, le era imposible dejar de pensar en él sobre todo después de que comenzó a tener esas pesadillas, los recuerdos que se aseguró de ocultar en lo más profundo de su mente sobre la noche en Suribachi

Entre sus manos sostuvo la fina copa de cristal llevándola a la altura de sus labios y degustar aquel vino costoso que uno de sus subordinados le regaló, el rumor de su separación con el alfa se había esparcido con el viento y no faltaba el valiente que creía tener una oportunidad de estar al lado de un omega de su nivel, así que no podía desperdiciar el sabor de esa dulce bebida alcohólica.

Por los ligeros toques a la madera de la puerta dejó su copa, otorgando el permiso de entrar a su inesperada visita

- disculpe por molestarlo Chuuya san- el joven pelirrojo con chaqueta verde se acercó para informar que había cumplido con su trabajo - hemos vuelto con Aya chan, se encuentra ahora en su habitación -

- gracias Tachihara, ¿como le fue? ¿la llevaron a comer? -

- ella prefirió comprar algo y traerlo, me pidió que le dijera que esta vez quiere comer con usted Chuuya san-

- humm- dirigió una rápida mirada a su computadora para guardar el correo sin enviar - no puedo continuar negándome ¿no lo crees? -

- Aya chan estará feliz de pasar tiempo con usted -

- si, tal vez tengas razón -

¿Cuanto había pasado ya? ¿una semana? siete días sin ver a su hija usando como excusa el trabajo, siete días en que solamente enviaba a sus subordinados a vigilarla y les daba el dinero suficiente para que le compraran todo lo que quisiera, creía que así podía demostrarle su amor, que podía compensarla por todo lo que pasó pero se equivocaba porque la fémina únicamente buscaba sanar las heridas a lado de su madre, quería sentir que su sueño de tener a su familia aun podía cumplirse aun cuando Nakahara se alejara cada vez más, temia que tarde o temprano la abandonará como su padre.

Mi mayor secreto ★Soukoku★ PausadaWhere stories live. Discover now