VII

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Los documentos comenzaron a acumularse rápidamente sobre la pequeña mesa los cuales fueron revisados uno por uno con detalle sin embargo ninguna fecha coincidía o siquiera estaba cerca del año de adopción de Aya, habían llegado a un callejón sin salida, no había nada que les permitiera avanzar con su investigación.

- ¿son todos?- el mafioso dejó a un lado el último archivo dando un largo suspiro cansino mientras tallaba sus ojos con el pulgar y el índice.

- me temo que si - respondió la mujer - la documentación de los niños antes del conflicto cabeza de dragón fueron destruidos en el incendio -

- ya veo - se puso de pie encontrándose con los orbes ambar del detective- es hora de irnos, gracias por su ayuda Kazumi san-

- no hay de que Nakahara san, si encuentro algo más lo llamaré de inmediato-

- gracias por su ayuda - se inclinó el idealista en una reverencia tomando sus cosas para marcharse - ¿donde está Dazai? -

El papeleo nunca fue de interés para detective de cabellos castaños decidiendo en su lugar revisar el edificio en búsqueda de algo o alguien que le pudiera otorgar más información sobre la menor, pese a que cambiaron su ubicación las cosas continuaban en donde las vio la primera vez, recordaba el lugar por cada ocasión en que fue enviado por Mori en búsqueda de posibles usuarios de habilidad siendo Q uno de ellos.

- diez años, hace diez años la dejaron en ese lugar, en Suribachi... - se recargo en el marco de la puerta analizando la situación - ¿podria ser... de él? - tendría que buscarlo, necesitaba saber que había pasado con ese individuo que conoció a los doce años en esa fiesta clandestina y descartar la idea de que existe la posibilidad de que Aya sea su hija.

- Dazai es hora de irnos -

La voz del pelirrojo lo saco de sus pensamientos sonriendo ligeramente al notar que no había nadie cerca de ellos

- Chuuya - lo llamó en un tono divertido tomándolo por la muñeca y atraerlo a su cuerpo donde beso sus labios con dulzura

En primera instancia el de menor altura le correspondió pero al escuchar los pasos de los niños acercarse a toda velocidad lo empujó cubriendo su rostro con su diestra

-¿que crees que estas haciendo? -

- besarte no es obvio - bajo sus manos hasta sus anchas caderas inclinándose a su cuello para aspirar su exquisito aroma - me hubiera encantado que me permitieras acompañarte en tu celo -

- estas demente - desvío la mirada retrocediendo algunos pasos - te di una oportunidad pero no creas que me llevarás tan fácil a la cama -

- lo se Chuchu - depósito un último beso sobre su frente - es hora de irnos de lo contrario Kunikida se molestara -

- tu eres el que nos está retrasando - lo soltó dándole la espalda dirigiéndose a la salida donde el rubio los esperaba en el auto

- dense prisa llevamos tres minutos de retraso - llamó el detective mientras escribía en su libreta

Una vez ambos tomaron sus lugares volvieron a la agencia.

Nakahara regreso a la mafia, había sido más cansado su viaje al orfanato de lo que imagino, su cabeza dolía y la luz empeoraba su malestar, saco un par de pastillas del cajón de su escritorio y abriendo una botella de agua las metió en su boca, quería volver a su hogar y dormir el resto de la semana pero aún tenía demasiado trabajo que continuaba acumulándose con el pasar de los minutos.

Sin embargo pese a todo no podía sacar de su cabeza la idea de aquella recién nacida que abandonó a la corta edad de trece años, ¿que haría si se volvía realidad su mayor temor? si es que ella era su hija ¿encontrarian a su otro padre? no tenía ni la más mínima idea de que podría hacer una vez lo tuviera delante suyo, ¿como iban a reaccionar? era un mafioso que estaba aterrado por que pasó toda su vida creyendo que jamás volvería a saber de su pasado, que pensó que podía continuar como si nada sobre todo después de que Sheep se disolvió, cuanto deseaba que todo terminará lo más rápido posible.

Se recosto en el pequeño sofá cubriendo su rostro con el antebrazo - cinco minutos, solo necesito cinco minutos - se dijo así mismo cerrando sus ojos para poder descansar.

Sin darse cuenta del momento en que cayó profundamente dormido.

La fuerte melodía resonaba de forma persistente, se detenia durante un par de minutos y volvia a iniciar, ese insistente sonido fue el culpable de que el mafioso despertara.

- Nakahara - respondió aun adormilado sin revisar el nombre en la pantalla

- perdón por molestarlo tan tarde Nakahara san - respondió la voz femenina al otro lado de la línea

- Kazumi san ¿que ocurre? - se sentó estirando sus extremidades para terminar de despertar escuchando los huesos de su espalda tronar antes de dar un bajo quejido

- después de que se marcharon continúe revisando los documentos sobre Aya Koda- se detuvo releyendo la hoja que continuaba entre sus manos - la noche de septiembre en que fue abandonada la menor el encargado de jardinería observo a dos adolescentes correr por los alrededores, se hizo un reporte al respecto pero también se perdió, en ese entonces el señor Tsushima pasaba la mayor parte del tiempo quejándose por lo irresponsables que podían ser los jóvenes y...- el silencio del otro lado de la línea permanecía, no había una respuesta sobre su recién descubrimiento - ¿Nakahara san? ¿esta ahí? -

- si... si aquí estoy - sacudió ligeramente su cabeza acercándose al escritorio para buscar donde anotar

- él renunció hace ya varios años pero su información continúa en sus documentos de empleado, le envió sus datos de contacto para que pueda hablar con él-

- si, gracias Kazumi san - dejó la pluma a un lado sintiendo como un mensaje llegaba a su bandeja de entrada

- no hay de que Nakahara san, que pase buena noche -

La llamada finalizó, las dudas se acrecentaron pero solamente el encuentro con ese individuo le aclararia las cosas, bajo sus manos posandolas sobre su vientre plano, no podía escapar ahora que estaba más cerca de descubrir lo que ocurrió con su cachorro.

Mi mayor secreto ★Soukoku★ PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora